Nicolás Maduro

¿Qué puede hacer Trump por Venezuela?

El presidente de EE UU está volcado en conseguir la reelección. Venezuela será importante en la medida en que la crisis y Maduro abonen en esa prioridad

Juan Guaido in Washington
Trump durante su encuentro con Juan GuaidóLeo Alvarez/Prensa Guaidó/dpaLeo Alvarez/Prensa Guaidó/dpa

Después de las dudas acerca de un eventual encuentro entre el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, y el presidente norteamericano, Donald Trump, finalmente se dio la reunión entre ambos mandatarios y con la reserva esperada. Solo queda esperar las consecuencias de esta conversación en el marco del regreso de Guaidó al país.

La relación de Trump con el caso venezolano resulta inestable e intrigante. Ha sido difícil determinar el nivel de compromiso del magnate con la causa de la libertad en Venezuela. No podría dudarse de su deseo en ver a ese país liberado. Sin embargo, los problemas han sido dos: los tiempos y sus prioridades. La disyuntiva reposa en la tolerancia hacia el problema y en la disposición a esperar una solución pacífica. El encuentro entre ambos mandatarios, claro que sí, arroja señales positivas. Sin embargo, el 2019 demostró que la actitud fue ajena a la premura y distante del clamor de los venezolanos.

A lo largo de 2019, Trump acuñó una frase: «Todas las opciones están sobre la mesa». Las palabras parecían avizorar una intervención militar en el país. Esto no solamente no ocurrió sino que la administración Trump desde mediados de año parece haber elegido posponer el tema venezolano. Europa comenzó a jugar un rol más importante y los venezolanos terminaron recibiendo el 2020 con Maduro atornillado en el palacio presidencial.

Con este nuevo impulso, la gran expectativa radica en las consecuencias de ese encuentro, en los días y semanas posteriores. La inmensa mayoría de los venezolanos esperan hechos concretos de la gira de Guaidó y, sobre todo, del encuentro con Trump. El nuevo momentum deberá servir para que las expectativas sean manejadas con dosis de realidad. Ante la imposibilidad de pedir paciencia a los venezolanos, eso sería casi insultante, queda administrar de manera correcta los mensajes y las nuevas acciones de calle para conseguir la salida del dictador.

Adicionalmente, sería importante no centrar los mensajes en la presión diplomática y en las sanciones. O, peor aún, en la advertencia y recordatorio del peligro que supone el chavismo para la región y para la seguridad de EE UU. Esto último carece de novedad y opaca lo importante: las soluciones. Como ya se ha demostrado, el régimen ha encontrado vías alternas de oxígeno económico con el propósito de disminuir la caldera de presión ante la crisis social y económica.

Ya absuelto del «impeachment» y a las puertas de la campaña presidencial, veremos si Trump dedica mayor tiempo al tema venezolano. Su prioridad es la reelección y Venezuela será importante en la medida en que la crisis y Maduro abonen en esa prioridad. Para ello, será crucial una mayor cohesión de las fuerzas democráticas venezolanas con la Casa Blanca; seguir insistiendo y marcando una ruta estratégica que finalmente consiga poner a los venezolanos a las puertas de la libertad.