Argentina
Españoles atrapados en un limbo llamado Argentina
Cuarentenas, estigma y la angustia de los españoles en Buenos Aires, que no saben cuándo podrán salir o ver a los suyos
El sol cae fuerte en el barrio porteño de Recoleta, donde los edificios afrancesados recuerdan al estilo neoclásico del Madrid de Carlos III. Allí Antonio Ibars de Valencia y su colega y Sergio García de Paterna, compatriota, ultiman una cerveza en la Biela, uno de los bares más clásicos de la capital, donde Gardel u otros próceres, tomaban café y fernet- bebida italiana-, hasta altas horas.
Más de sesenta países, entre ellos Argentina, ha impuesto duras restricciones de viaje a los españoles debido a la pandemia por coronavirus. En Argentina ya hay 34 casos confirmados. El Covid-19 ha acabado con la vida de dos personas.
Los españoles por ahora, se lo toman con filosofía, algunos entraron antes de las cánones establecidos por la cuarentena, pero andan en guardia. “No me dejaron acceder en un boliche, una discoteca tras enseñar mi pasaporte”, asegura Antonio. “Encima ya las están cerrando, así que se acabó mi ‘erasmus latino’”.
Sergio va más allá y cuenta cómo uno de los taxistas le invitó a bajarse tras notar su acento. Ellos vienen a estudiar pero sus clases al provenir de España, a la espera de la magnitud de las nuevas normas, han quedado suspendidas.
Al lado bailan tango, la típica pareja que gana “a la gorra” con un “paso” maltrecho, de baja alcurnia, más para turistas que para profanos en el arte. Los escolta un árbol milenario, tentáculos de madera que se “funden” en el cielo albiceleste. Sosteniéndolo un coloso, una estatua que recuerda a los dioses griegos, esculpida en hierro.
Allí encontramos a Osoraña de Alicante, de nuevo la costa brava gana la mano, en lo que aventura y “conquista” se refiere.
Problemas con el acento
“Tuve una mala experiencia con una abuela que cuando notó mi acento en el colectivo- bus-, se cambio de asiento”.
A pocos metros Laura y María miran al cementerio legendario de recoleta, donde Evita yace, descuartizada tras mil profanaciones. Su tumba continua siendo la más visitada. Negro tizón de mármol y letras esculpidas en blanco. Sin embargo, el yacimiento aguarda cerrado por la pandemia. Otra decepción para los turistas y alternos que visitan “la ciudad de la furia”. El santuario permanece en cuarentena.
Por su parte, Laura López, de Barcelona afirma” yo llegué y tuve que hacer dos días de cuarentena, pero mis vecinos en el ascensor me miraban mal”.
A su lado María Valdés se siente ansiosa, sus familia de nueve miembros no podrá viajar “yo tampoco sé cuándo conseguiré salir, es angustioso”, afirma.
"Mi gente ha suspendido los vuelos. Al final nunca pensamos que ocurriera”, reconoce la española.
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