Coronavirus

Tomás Pueyo, el profeta del coronavirus: “España no está lista para pasar a la siguiente etapa”

Este ingeniero español que previó el desastre de la pandemia habla con LA RAZÓN de lo que nuestro país hizo mal ante la crisis, pero también de lo que puede hacer mejor

Tomás Pueyo vive en San Francisco desde hace años con su mujer y sus tres hijos
Tomás Pueyo vive en San Francisco desde hace años con su mujer y sus tres hijosTomás Pueyo

La vida tranquila del ingeniero industrial Tomás Pueyo Brochard se vio interrumpida por la llegada de la pandemia del Covid-19. De momento, no más viajes en tren desde San Francisco a Redwood City, en el corazón de Silicon Valley, donde es vicepresidente de crecimiento en la ciudad californiana de Course Hero, una plataforma de enseñanza online con 500 millones de visitas anuales. Ahora distribuye las 20 horas que pasa despierto entre cuidar de sus tres hijos menores, pasar tiempo con su mujer y ayudar a todo el mundo, literalmente, a vencer al coronavirus.

Ya ha dejado claro en sus artículos publicados en “Medium” que la gestión de España durante la crisis no es ejemplo de nada, más que de buena voluntad. Según él, “es clave entender la estrategia de los gobiernos. La mayoría sólo comparte medidas, que al final son tácticas. Pero, ¿qué intentan conseguir?”. Pueyo resume en tres las líneas de acción tomadas por distintos países, sus consecuencias y sus protagonistas:

  • Inmunidad de grupo: ir a por que toda la población se contagie. Pocos países intentan esto. Tal vez Suecia.
  • Aplanar la curva: el objetivo es simplemente reducir el número de casos de tal forma que el sistema de salud no esté sobrepasado.
  • Martillo y Danza: el martillo son las medidas duras tomadas ahora para controlar la epidemia y prepararnos a la danza, que intenta ajustar las medidas a lo largo del tiempo para que no haya brotes, pero que a la vez la economía se vea poco maltratada. Ahí, el objetivo epidémico es minimizar completamente el número de casos, mientras se optimiza la economía.

“Imagino que la opción del Gobierno español es la tercera, con lo que quieren evitar brotes. La siguiente pregunta es: ¿estamos equipados para evitarlos a día de hoy? La respuesta es no. Pero podemos estarlo”, explica con sencillez, pero también nos da las pistas para que no nos pille desprevenidos una más que probable segunda ola de contagios, dicen los expertos que para el invierno. Por un lado, “hay una serie de medidas que son muy baratas y necesarias para danzar: testeo masivo, rastreo de contactos, aislamientos, cuarentenas, máscaras, higiene pública, distanciamiento físico y educación pública”. Entre ellas algunas fáciles de implantar, pero con algún que otro coste económico. En el otro lado de la actuación, “hay otras que son un poco más caras, pero probablemente necesarias: cuarentenas de viajeros (y hasta prohibición), y límite de aglomeraciones sociales”.

Pueyo siempre ha sido muy duro con la tardanza de España en tomar las medidas del "martillo"
Pueyo siempre ha sido muy duro con la tardanza de España en tomar las medidas del "martillo"EfeEfe

La perspectiva, poco clara, no es nada buena para nuestro país, porque en opinión de Tomás, “no veo en ninguna de ellas que España esté donde tiene que estar a día de hoy. Pero es muy posible que lo estemos en los próximos meses”. Como siempre nos recomienda que en la fase de “baile” intentemos ceñirnos a las reglas y hacerlo bien, mirando lo que han hecho en algunos países asiáticos, en el caso de un rebrote: “Ahí no cierran el país, no aplican un martillo masivo. Lo que cierran son todos los lugares afectados, ya sea a nivel de escuelas y negocios, o a nivel de zonas o ciudades. Como un pequeño martillo, que es lo que pasó en la ciudad coreana de Daegu”. Para ser más conciso, asegura que la protección ante los errores futuros es triple: “No tiene por qué haber rebrotes si las cosas se hacen bien. Si lo hay, y se hacen bien las cosas, se pueden limitar los cierres al nivel local; pero si no se hace bien, es posible que tengamos que volver a aplicar un martillo, aunque no creo que lo hagamos en España de nuevo a nivel nacional. Estaremos preparados”.

Tampoco descarta que ante un segundo brote y que este llegue a nuestras costas, “haya suficientes infectados en España como para que una buena parte de la población sea inmune. Eso haría un nuevo brote mucho más difícil. No se sabe aún qué porcentaje de los españoles están infectados, aunque se cree que es razonablemente alto”.

Niños y ancianos

Le hemos descrito a Tomás las medidas que han entrado en vigor esta semana en España y que contemplan la salida de los niños bajo observación y control, y opina que “una cosa es que puedan salir a la calle, otra distinta que puedan ir a la escuela, y ya otra muy distinta que puedan tener cumpleaños o actividades muy sociales fuera de la escuela”. Considera Pueyo que el índice de peligrosidad de contagio es muy distinta porque cree que “Salir a la calle parece bastante seguro. Hay poquísimas infecciones en la calle, especialmente si se tiene cuidado con no estar cerca de otra gente, de no tocar nada, y de desinfectarse y lavarse las manos constantemente. Es razonable hacerlo ya”. Sí que está seguro de que “la escuela es otro tema” y como demuestra un estudio que acaba de prepublicar con unos compañeros, “el rastreo de contactos cuesta 4.000 veces menos por muerte evitada que el cierre de escuelas. Para la gripe en los EE UU, es la diferencia entre unos 2.000 dólares por muerte evitada a través del rastreo de contactos, a 10 millones a través del cierre de escuelas”.

El punto de vista de cerrar las escuelas puede llegar a ser polémico porque resulta caro por “la educación perdida” y “por el trabajo de los padres”, y, además, “probablemente no sea de las medidas que más reducen las epidemias”. Para el español, si no existen muchos contagios, contando ya con una fase de desescalada, en ellos “suele juntarse siempre la misma gente: los mismos niños, profesores y padres”, así que, una vez controlada la epidemia, “podremos volver a abrir escuelas, siempre teniendo mucho cuidado con las medidas de higiene, distanciamiento físico, estando pendiente de quién tiene síntomas, y poniendo a las clases o escuelas en cuarentena en cuanto se identifiquen casos”. Nada que ver con otros actos “como macroconciertos, feria de negocios o fiestas, donde se interactúa con grupos sociales que no suelen verse mucho”

La estrategia vuelve a tomar protagonismo cuando hablamos con Tomás de las personas mayores y su papel en la pandemia. “Si seguimos una estrategia de martillo y danza, todo el mundo podrá salir a la calle, pero lógicamente, los que tienen que tener más cuidado son las personas mayores y las que tienen otras enfermedades. Pero esto ya se hace a día de hoy: hay gente inmunodeprimida, que no están confinados en casa, pero tienen muchísimo cuidado para no ser infectados, porque corren muchísimo más peligro que una persona normal”. Ahora, al hablar de confinamiento de este sector de la población, Pueyo cree que esta medida “sólo tiene lógica si la epidemia está descontrolada fuera. Pero si un país, como Suecia, va a por inmunidad de grupo, sí tiene más sentido: la probabilidad de pillar la enfermedad es muchísimo más alta si todo el mundo está infectado, con lo cual tiene sentido estar confinado”., dice recordando siempre que es en Suecia donde un tercio de los muertos son de residencias de ancianos.

El primer ministro sueco, Stefan Lofven
El primer ministro sueco, Stefan LofvenLa RazónAgencias

Pronóstico por países: Brasil, EE UU, Países Bajos, Suecia y España

“Todo está por escribir. Brasil está en medio de lo peor ahora mismo. Estados Unidos no ha tomado medidas a nivel federal, así que cada estado ha decidido qué quería hacer. España tomó las medidas correctas aunque un poco tarde, y aún no está lista para pasar a la siguiente etapa. Suecia está haciendo un experimento y nadie sabe cómo va a acabar. Y los Países Bajos están entre medias. Pero a partir de ahora puede pasar cualquier cosa. Cada país puede cambiar sus medidas, y eso es lo que dictará lo que pasará”.

Sacrificio de la privacidad

Siempre que Tomás Pueyo pone ejemplos de países asiáticos para ilustrar cómo deben ser las fases de martillo y danza, resalta la labor de seguimiento de los contactos que se hace allí y de los que pecamos en Europa en general y en España en particular por miedo a tener que elegir entre salud y seguridad, intimidad, privacidad... Pero su punto de vista optimista nos advierte de que “Estamos a tiempo. Se puede hacer mucho con privacidad total, y aún más con algunas medidas inteligentes que no sacrifiquen demasiada privacidad”. Se refiere a las medidas que debemos tomar si queremos tener un control total de los contagios, y por ende, de las muertes por coronavirus: “Primero, hay que contratar al equipo de investigadores, que deberían de ser miles. Hay que entrenarlos y darles tecnología para poder tomar notas, enviar informes, llamar a los contactos, etc. Esto es lo primero y lo más básico. Esta gente llama a los infectados y toma notas de todas las actividades que han hecho en las últimas dos semanas, para saber todos los posibles contactos que hayan tenido, para testearlos, aislarlos si están enfermos, y ponerlos en cuarentena”.

Quizá su consideración general nos parezca más propia de un estado más cerrado y totalitario como el de China, pero Pueyo cree firmemente que durante esta pandemia “los derechos de privacidad de los enfermos son distintos a los de otras personas, porque su peligro es mayor” y acude al concepto de la Enfermedad de Declaración Obligatoria, para que pueda ser comunicado a las autoridades, “porque a partir de ese momento el infectado es un riesgo de salud pública”. Cuando llega el tema de la privacidad se hace la pregunta de qué tipo de información debería ser accesible a los investigadores: “En Taiwán por ejemplo, incluye el dossier médico y los viajes de la persona. En un país como Singapur, los investigadores también pueden ver cámaras de seguridad. En Corea del Sur, pueden ver también gastos de tarjeta de crédito y movimientos del móvil en las dos últimas semanas. Esa información sólo la tiene el ministerio de salud, y se borra a las tres semanas”. Ya solo los ejemplos hace que descartemos que esas decisiones sean tomadas en España.

Según Pueyo, en una pandemia los derechos de privacidad del infectado deben ser menores que los de la población en general
Según Pueyo, en una pandemia los derechos de privacidad del infectado deben ser menores que los de la población en generalEfeEfe
- Los derechos de privacidad del infectado deben ser menores que los de la población general.
-Cuanto menos se dependa de lo que digan los infectados en una entrevista, y se dependa más de los datos reales, mejor será el rastreo de contactos.
-Cuantos más datos, mejor.
-Esa información debe ser extremadamente limitada: sólo una poca, que dura poco tiempo, y que pocas personas pueden acceder. Al final, el problema de la privacidad no es que alguien tenga tus datos, sino que el gobierno entero tenga un acceso ilimitado a ellos sin transparencia y para siempre. Eso es lo que hay que evitar.

Después viene el rastreo de los contactos, al que hay que aplicarles el mismo razonamiento, “aunque no estén infectados”, porque, " Si un infectado ha pasado una hora comiendo en un restaurante, quieres saber todas las personas que pasaron esa hora al mismo tiempo. Puede ser muy valiosa esa información, a través por ejemplo, de datos de operadoras móviles, pero solamente limitando a quién estaba en ese momento en ese lugar, para poder contactarlos, testearlos, y hacerles un seguimiento, sin tener que mirar los detalles de sus movimientos. Si se nos ocurre poner el grito en el cielo, el español nos advierte de que “ya existen en el mercado datos de la movilidad de la gente”, no lo dudes, “esa información está ya ahí y se puede comprar”.

No nos equivoquemos, dice Tomás, “al final, esto no es un balance entre salud y privacidad. Es un balance entre salud, economía, libertad, y un mínimo de privacidad. Si tienes que decidir entre ver el móvil de unas cuantas personas para que decenas de millones de personas puedan vivir y trabajar sanas y libres, vale la pena”.

En comparación no es que España lo haya hecho bien, es que EE UU lo ha hecho fatal
En comparación no es que España lo haya hecho bien, es que EE UU lo ha hecho fatalEfeEfe

Estados Unidos VS España

Para finalizar le preguntamos al profeta del coronavirus si existe algún paralelismo entre EE UU y su gobierno federal, y España con las Comunidades Autónomas en la gestión de la crisis:

"Si portáramos lo que ha pasado en los EEUU a España, esto es lo que hubiera pasado:

  • El gobierno central hubiera negado que pasaba nada
  • No hubiera tomado ninguna medida
  • Las Comunidades Autónomas, sin experiencia epidemiológica, tendrían que haber decidido qué hacer
  • Se hubieran puesto a competir para comprar máscaras y ventiladores, y todo lo demás que hubieran podido comprar en el mercado negro, compitiendo las unas con las otras y subiendo el precio
  • Habría comunidades donde la respuesta hubiera sido razonable, y otras catastrófica, aún peor de lo que se ha visto
  • Las comunidades de un partido político harían una cosa, y las de otro, otra cosa

Dentro de lo que cabe, en España la reacción política ha sido mejor que en los EEUU. No porque destaque positivamente la española, sino porque la americana ha sido catastrófica".