Internacional
Las mentiras del laboratorio de Wuhan del que pudo escapar el coronavirus
Las autoridades chinas eliminan unas fotos en las que se ve cómo científicos manipulan murciélagos sin las medidas de protección necesaria
El laboratorio ubicado en el corazón de la pandemia mundial de coronavirus mintió acerca de las supuestas estrictas medidas de seguridad que tomaron al recoger las muestras de murciélagos, según revela el diario “The Sun”.
El rotativo británico alude a una serie de fotografías que evidencias la que califican como “escandalosa” falta de seguridad y que han sido eliminadas. Dichas instantáneas fueron publicadas en la página web del Instituto de Virología de Wuhan pero curiosamente han sido eliminadas en los últimos días.
El origen del coronavirus la provocado una crisis diplomática entre China, EE UU, Reino Unido e incluso Australia, al que China ha amenazado con romper relaciones diplomáticas si seguía investigándoles. Pues bien, una de las vías de investigación de EE UU y Reino Unido son las imágenes eliminadas, que están siendo “examinadas con gran interés”.
Las autoridades estadounidenses defienden que el Covid-19 fue “desarrollado en el laboratorio de Wuhan ya que China esperaba demostrar que es más grande que Estados Unidos para combatir enfermedades mortales”.
De hecho, un vídeo se convirtió en viral y mostraba cómo un científico ataviado con un traje de aislamiento entraba en varias cuevas en busca de muestras de sangre de los murciélagos.
Sin embargo, ahora “The Sun” ha publicado una serie de fotografías en las que se puede ver cómo algunos de los científicos no llevan la protección adecuada. Según el diario sensacionalista, un trabajador admitió haber sido rociado con sangre u orina de murciélago y acompañan la declaración con imágenes que muestran al personal recolectando muestras sin máscaras faciales ni trajes protectores. Algunos de los científicos fueron inmortalizados recogiendo muestras de hisopos fecales sin guantes de protección.
Estas imágenes contradicen la versión oficial que sostiene que se realizaron muestreos de murciélagos en diez ocasiones entre 2011 y 2015 en varias zonas de una sola cueva en Kunming, provincia de Yunnan, en su hábitat natural.
Según un informe sobre estas pruebas publicado en 2017, “todos los miembros de los equipos de campo usaron equipo de protección personal apropiado, incluyendo máscaras N95, guantes resistentes a rasgaduras, ropa de abrigo desechable y gafas de seguridad. Los murciélagos fueron atrapados y se recogieron muestras de hisopos fecales como se describió anteriormente”.
Los servicios de inteligencia de EE UU y Gran Bretaña sospechan que científicos del Instituto de Virología de Wuhan diseminaron accidentalmente la enfermedad mortal durante las pruebas de riesgo de coronavirus en murciélagos.
Matthew Henderson, director del Centro de Estudios de Asia de la Sociedad Henry Jackson, y ex diplomático británico en China, declaró a “The Sun” que “China aún no ha explicado claramente cómo comenzó el brote y si esa explicación estamos obligados a sacar nuestras propias conclusiones”. “Existe una amplia evidencia de el enfoque proporcionado por los científicos chinos sobre la bioseguridad es "tan arrogante que que no sorprende que los gobiernos occidentales estén considerando seriamente si Covid-19 podría haber escapado de uno de los centros de investigación”.
A principios de este mes, unas fotos del mismo laboratorio de Wuhan mostraron un sello roto en una cámara que contenía 1.500 cepas de virus, incluido el coronavirus del murciélago vinculado a la devastadora pandemia. Las imágenes fueron publicadas por el diario estatal “China Daily” antes de que también fueran borradas. Una imagen del refrigerador reveló un sello flojo y débil en la puerta, mientras un trabajador de laboratorio sacaba una caja fría que contenía muestras mortales mientras usaba guantes y una máscara.
Varios expertos afirmaron que el virus mortal no se fabricó como una arma biológica, sino para demostrar que China estaba a la par, o es superior a, los EE UU, En su capacidad para combatir infecciones. De hecho, defienden que “el paciente cero” es un trabajador de laboratorio en el laboratorio de Wuhan que propagó el virus.
Culpar al mercado de carne de Wuhan, donde no se venden murciélagos, supuestamente fue un esfuerzo para desviar la culpa del gobierno chino cuando los esfuerzos de contención del laboratorio fallaron. Funcionarios estadounidenses advirtieron hace dos años que los fallos de seguridad durante el estudio de los murciélagos podrían conducir a un brote de coronavirus.
esta advertencia se produjo después de que se interceptaran unas comunicaciones sobre unas visitas en 2018 al laboratorio de Wuhan, en las que se revelaba el temor a que las medidas de seguridad eran inadecuadas. Un funcionario estadounidense recordó que “la comunicación fue una advertencia. Le rogaban a la gente que prestara atención a lo que estaba sucediendo”.
El laboratorio se convirtió en el primero de China en alcanzar el nivel más alto de seguridad internacional en bioinvestigación en el año 2015. Pero las llamadas interceptadas indicaban que EE UU debía dar más apoyo al laboratorio de Wuhan porque su investigación sobre los murciélagos era tan importante como peligrosa.
En 2017, el instituto publicó una investigación que demuestra que los murciélagos de una cueva en la provincia de Yunnan eran muy probablemente de la misma población que generó el virus del SARS de 2003.
Los funcionarios del laboratorio de Wuhan han salido al paso de las acusaciones y han dicho en avrias ocasiones que el coronavirus no provenía de sus instalaciones y que todo esto se trata de “teorías de conspiración sin fundamento”.
El presidente de China, Xi Jinping, advirtió sobre el virus el 20 de enero, pero las primeras informaciones sobre la existencia de una enfermedad respiratoria peligrosa se produjeron a finales de diciembre pero fueron acalladas por las autoridades, que silenciaron a los médicos denunciantes. Mientras tanto, el país se preparó para la celebración del Año Nuevo Lunar y se produjeron miles de desplazamientos.
El 11 de marzo, el virus fue declarado una pandemia mundial por la Organización Mundial de la Salud y en la actualidad ha infectado a más de tres millones de personas.
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