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Minorías con todo el poder

Irlanda del Norte, País Vasco, Escocia, Véneto, Cataluña, Córcega... componen comunidades en las que el independentismo de diferente grado gobierna, aunque su representación en los parlamentos nacionales es mínima

Minorías con todo el poder
Minorías con todo el poderAntonio Cruz

Hace una semana, tras las elecciones autonómicas en el País Vasco y Galicia, pudimos comprobar cómo dos comunidades de las llamadas «históricas» –hoy no toca destripar su significado– optaban por partidos diametralmente opuestos. Los primeros, dándole la hegemonía absoluta –el 67% de la representación parlamentaria– a partidos independentistas (PNV y EH Bildu), aunque de diferente modulación. Los segundos, al PP, defensor de la unidad territorial desde un galleguismo poco ideologizado, que obtuvo el 48% de los votos; por contra, los independentistas del BNG consiguieron justo la mitad, el 24%.

Los resultados en las elecciones vascas confirmaban que por más autonomía que se tenga, casi un estado dentro de otro estado, el independentismo no es que crezca, sino que asfixia a otras opciones constitucionalistas. Cataluña es la otra comunidad que dispone de un estatuto incomparable en el marco europeo, aunque nunca superando la mitad de la población (47%). En ambos casos, su representación en el Congreso es mínima: 11 diputados independentistas vascos y 23 de formaciones catalanas (más los de Podemos que en ambos casos se consideran «soberanistas»).

Sin embargo, los casos más abrumadoramente mayoritarios son las provincias y regiones autónomas como Irlanda del Norte (98%), Valle de Aosta (81%), Tirol del Sur (72%), incluso Córcega (67%). Hay que decir que ninguno de estos territorios disponen de competencias tan amplias como las que se otorgan en España, ni por supuesto televisión propia o policía. El caso más equilibrado es el de Escocia, con un 48% del voto nacionalista para el SNP, que, a la vez, dispone de 47 diputados de los 59 que le corresponden a esta región constituyente del Reino Unido. El caso del Véneto italiano tiene la peculiaridad de que la fuerza que impulsa el secesionismo –o los privilegios– es la Liga Norte (58%), que, a su vez, es el partido que gobierna en Roma. En este sentido, Flandes es paradigmático de lo que supone dividir una comunidad en dos partes: dispone de la mayoría (43%) en el parlamento regional y, por otra parte, es la mayoría que gobierna en Bruselas.