Brexit

La UE, preparada para un no acuerdo con Londres: éstas son las “directrices de contingencia”

Bruselas busca garantizar “la conectividad aérea y por carretera” durante un periodo de seis meses de forma recíproca con Londres

Camiones en el puerto de Dover esperan para embarcar, en enero, tras consumarse la salida de Reino Unido de la UE
Camiones en el puerto de Dover esperan para embarcar, en enero, tras consumarse la salida de Reino Unido de la UEMatt DunhamAP

Unas horas después de que la cena entre el primer ministro británico, Boris Johnson y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acabara en tono fúnebre, el Ejecutivo comunitario decidió este jueves publicar sus planes de contingencia para amortiguar el golpe ante un posible Brexit caótico el próximo 1 de enero de 2021.

Las dos delegaciones se han dado de plazo hasta este domingo para seguir estirando el chicle de las negociaciones, pero la Comisión Europea ha decidido no esperar más para publicar estos planes. Desde hace semanas las capitales europeas venían reclamando este paso. Aunque el propósito de no tirar la toalla hasta este domingo permanece invariable, también puede ocurrir un Brexit por defecto de forma si lafumata blanca llega demasiado tarde para completar el proceso de ratificación. De ahí la necesidad de no dejar ningún cabo suelto. “

“Nada nos garantiza que si se llega a un acuerdo pueda entrar en vigor a tiempo. Nuestra responsabilidad es estar preparado para todas las eventualidades, incluyendo no tener un acuerdo en vigor con Reino Unido el 1 de enero”, aseguró la presidenta de la Comisión.

Las propuestas del Ejecutivo comunitario no evitarán que vuelven los aranceles y cuotas a los intercambios de bienes comerciales a ambos lados del Canal de la Mancha según las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero pretenden evitar el colapso en el transporte aéreo y por carretera, la seguridad aérea y el acceso a los caladeros británicos para los pescadores comunitarios. Un Brexit a las bravas lo menos caótico posible para asegurar que la conectividad por tierra, mar y aire se rige por unas pautas mínimas. Todas estas iniciativas están condicionadas a que Reino Unido actúe de manera recíproca.

Bruselas propone conceder una prórroga de seis meses para que los aviones británicos puedan seguir operando en territorio europeo. Además esto supondrá mantener el reconocimiento mutuo de los certificados de seguridad para que los aparatos de uno y otro lado del Canal de la Mancha puedan seguir surcando los cielos y no se queden en tierra.

Un acuerdo muy parecido propone Bruselas para el transporte de carretera tanto de pasajeros como de mercancías también durante un periodo de seis meses y siempre que Londres actúe de la misma manera.

Para evitar pérdidas en el sector de la pesca, Bruselas propone una autorización temporal de un año para que los pescadores europeos puedan seguir faenando en las aguas británicas con el objetivo, según el Ejecutivo comunitario de proporcionar “seguridad jurídica” al sector y la “conservación de los ‘stoks’ de peces”. Ahora la Eurocámara y las capitales europeas deben trabajar a contrarreloj con el objetivo de aprobar estos reglamentos para que puedan ponerse en práctica.

Aunque Bruselas no minusvalora el impacto económico de un Brexit sin anestesia a partir del 1 de enero, hay que tener en cuenta que los derechos de los ciudadanos británicos que residen en Reino Unido y viceversa ya fueron salvaguardados en el acuerdo de divorcio firmado en octubre de 2019.

Lo mismo sucede con el Protocolo sobre Irlanda que forma parte del mismo pacto y que pretende evitar una frontera dura en el Ulster que ponga en peligro los acuerdo de Viernes Santo tras décadas del terrorismo del IRA. A pesar de que Johnson había amenazado con vulnerar este pacto, esta semana ha acabado retractándose. Un signo de buena voluntad que, sin embargo, no ha conseguido allanar un pacto para la relación post brexit.

Siguen abiertos los tres puntos en liza: pesca, gobernanza y competencia justa y nadie sabe muy bien cómo se puede desbrozar el camino tras meses dando vueltas sobre lo mismo.

Von der Leyen tuvo hoy la oportunidad de informar a los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete sobre su cena con Johnson durante la cumbre que se celebra en la capital comunitaria. A pesar de la falta de avances y de que las negociaciones atraviesan un punto crítico, no tuvo lugar ningún debate sobre el tema. Cuando se acercan las horas decisivas del Deal o No Deal ( Acuerdo o no acuerdo), los Veintisiete hacen un llamamiento a la unidad. No hay posturas divergentes y nadie se está poniendo nervioso. El mandato del negociador europeo, Michel Barnier, es claro y hay que dejarle trabajar sin presiones hasta este domingo.

Mientras, los Veintisiete deben afrontar otros retos como la lucha contra el cambio climático o la relación con vecinos tan complicados como Turquía. El Brexit no puede acaparar y secuestrar el resto de la agenda. Esos son los argumentos que se esgrimen una y otra vez en la capital comunitaria.

A pesar de esta flema europea, continúan los rumores sobre qué puede pasar en las dos próximas semanas. Con pacto o sin pacto. Si lo que ahora parece un milagro se produce, el Parlamento Europeo baraja la celebración de una sesión extraordinaria el próximo 28 de diciembre para dar su luz verde al pacto que también deberá ser refrendado por las capitales, aunque no esté sobre la mesa la celebración de una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno.

Todavía siguen las dudas sobre si el acuerdo cubrirá competencias nacionales y no únicamente europeas, lo que exigirá la ratificación de los Parlamentos nacionales e incluso algunos regionales. En ese caso, también existe la posibilidad de la entrada en vigor provisional de tan solo un parte, hasta que se complete el resto de proceso.