América Latina

La política del ibuprofeno de España no funciona con Venezuela

Pese a la posición de acercamiento del Gobierno de Pedro Sánchez, Maduro exige un mayor compromiso desde la Moncloa

El dictador Nicolas Maduro en Caracas
El dictador Nicolas Maduro en CaracasMiraflores Press HANDOUTAgencia EFE

La política de apaciguamiento del Gobierno de Pedro Sánchez hacia Venezuela se ha topado una vez más con los desplantes de Nicolás Maduro, quien ha tomado casi por rutina semanal las descalificaciones al presidente del Ejecutivo español o algún otro miembro del Ejecutivo. En este caso la ráfaga desde Caracas ha ido dirigida a la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, a cuentas de su visita a la frontera de Venezuela con Colombia, en la localidad de Cúcuta este sábado.

El dirigente venezolano se mostró molesto con la presencia de Laya a Colombia: “¿Qué hace la canciller de España en la frontera de Colombia con Venezuela en vez de irse al Mediterráneo a buscar a los refugiados y a la gente que huye de África? ¿Por qué la canciller de España viene a meterse en los asuntos de Venezuela?”.

Desde finales de 2020, el entorno de Maduro se ha mostrado beligerante hacia el gobierno de coalición español. En algunos sectores no entienden cómo la presencia en el Ejecutivo de Unidas Podemos, tradicional aliado del chavismo, «no se nota en términos de relaciones internacionales con Venezuela», tal y como han contado fuentes de la cancillería venezolana a LA RAZÓN.

“El que quiera buenos tratos tiene que dar respeto y buen trato a Venezuela”, dijo Maduro este sábado. Caracas exige más a Sánchez, a quien el dirigente venezolano recriminó en noviembre su posición con respecto a este país: “Siempre te equivocas con Venezuela”, dijo después de que el líder español se reuniera con el opositor venezolano Leopoldo López en Madrid. Resulta especialmente molesto en el Palacio de Miraflores (sede del poder ejecutivo) el activismo de López desde su base en Madrid, a donde llegó en octubre pasado después de abandonar la residencia del embajador español en Caracas, donde permanecía como huésped tras escapar de un arresto domiciliario. Fuentes opositoras explicaron a LA RAZÓN que “en Caracas molesta mucho la libertad de movimiento y de expresión que tiene Leopoldo López en Madrid”.

Desde Madrid la situación de incomodidad con la escalada de agresividad venezolana es creciente. Lamentan que el trabajo que hizo España en Bruselas para rebajar el estatus de Juan Guaidó no haya sido valorado debidamente por las autoridades venezolanas. Guaidó está reconocido por más de 50 países como presidente interino, incluido España, cuyo Gobierno socialista se alineó con la administración de Donald Trump en 2019 para restar legitimidad a la figura de Maduro como presidente.

Maduro pretende normalizar las relaciones con España y lograr un pleno reconocimiento que aún no se ha conseguido, pese a que Guaidó ha sido rebajado a una posición de interlocutor y pese al trabajo de acercamiento del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero con el entorno chavista. La postura de Zapatero choca frontalmente con la que mantiene el ex presidente Felipe González, quien aseguró la pasada semana que Guaidó es el “único representadolegitimado democráticamente” como presidente de Venezuela.

La estrategia del ibuprofeno, defendida por el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell para calmar la tensión en Cataluña, no haber funcionado hasta ahora con Venezuela.