Crimen machista
Scotland Yard se enfrenta a su peor crisis por el caso de Sarah Everard
La detención de un agente del cuerpo por el secuestro y asesinato de la joven ejecutiva se suma a las imágenes del uso de la fuerza durante la vigilia de este fin de semana
El caso de Sarah Everard no sólo ha conmocionado al Reino Unido, sino que ha dejado la reputación de Scotland Yard, una de las principales instituciones, tremendamente dañada. Después de que uno de los propios agentes fuera detenido la semana pasada como principal sospechoso por el secuestro y asesinato de la ejecutiva de 33 años, la imágenes ahora de unos policías empleando la fuerza contra algunas de las participantes de una vigilia en honor a la joven han creado una grave crisis que, en última instancia, podría forzar la dimisión de Cressida Dick, quien en 2017 hizo historia al convertirse en la primer mujer al frente de la Policía Metropolitana.
De momento, Dick cuenta con el respaldo del Gobierno. En cualquier caso, se ha abierto una doble investigación, interna del departamento y judicial, para esclarecer qué ocurrió exactamente el pasado sábado durante la concentración organizada en el parque del Clapham, al sur de Londres, donde Sarah fue grabada por última vez con vida el pasado 3 de marzo por las cámaras de seguridad del metro mientras volvía sola a su casa.
Bajo el lema, “Reclamar estas calles”, los organizadores habían pedido permiso a la Scotland Yard para celebrar un concentración. Pero les fue denegado por las restricciones sociales que aún existen por la pandemia. Los manifestantes acudieron incluso hasta el Tribunal Superior de Londres, pero no recibieron respuesta clara y ante el temor de una multa de 10.000 libras decidieron desconvocar la cita.
Con todo, eso no impidió que la gente empezara a acudir por su cuenta al parque para depositar flores y encender velas. Entre ellas, la mismísima Kate, duquesa de Cambridge, mujer del príncipe William, heredero al trono.
Durante casi un año, las ambigüedades y omisiones dentro de las restricciones del coronavirus han dejado tanto a la Policía como a los ciudadanos buscando respuestas sobre lo que es posible y no hacer. Las reuniones están prohibidas en Inglaterra pero, al mismo tiempo, las reglas reconocen que hay “excusas razonables” para salir a calle. En cualquier caso, la normativa no especifica si una vigilia por la muerte de una mujer, supuestamente, a manos de un agente es una de esas “excusas”.
En un principio, la Policía apostó por mostrar flexibilidad y prudencia ante un asunto tan delicado y con tanta repercusión en la sociedad. Sin embargo, entrada la tarde, la tensión entre manifestantes y agentes fue aumentando, lo que terminó en enfrentamientos con cuatro detenidos. Las imágenes de los agentes utilizando la fuerza para esposar en el suelo a algunas mujeres protagonizaron todos los rotativos.
¿Doble vara de medir?
El pasado verano, durante las protestas del movimiento Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan), la Policía decidió no intervenir. Es más, algunos agentes llegaron incluso a arrodillarse como gesto solidario. En otras ocasiones, se han limitado a esperar que la concentración se dispersara por sí sola. ¿Por qué no actuaron de la misma manera en la vigilia de Sarah? Esta es una de las cuestiones que deben esclarecer las pesquisas que se han abierto ahora.
Johnson presidió ayer una reunión de la Unidad de Crimen y Justicia de su Gobierno, a la que asistió Dick, la ministra de Interior, Priti Patel, y el titular de Justicia, Robert Buckland, entre otros miembros del Ejecutivo, para evaluar medidas que incrementen la seguridad de las mujeres.
El primer ministro afirmó que la Policía tiene un “trabajo muy difícil”. “Tenemos que reconocer que la tragedia y el crimen horrible que hemos visto con el caso de Sarah Everard ha desatado una oleada de sentimientos en la gente, en las mujeres principalmente, que están preocupadas por su seguridad por la noche”, sostuvo. “Los fundamental es que las mujeres sientan que cuando ponen una denuncia, cuando acuden a la policía con una acusación de violencia o acoso, sean tomadas en serio”, añadió.
Nueva legislación contra la violencia sexual
El suceso coincide precisamente con el inicio de la tramitación en Westminster de una legislación que endurecerá las sentencias asociadas a violaciones y otros delitos sexuales, y dificultará el acortamiento de penas para los condenados por ese tipo de crímenes.
El proyecto “Ley de Policía, Criminalidad, Sentencias y Tribunales” ha sido criticado, sin embargo, por incrementar la capacidad de la Policía para evitar y disolver manifestaciones. El texto, al que se opone la oposición laborista, facilita que se limiten las protestas que puedan provocar “intimidación”, “abuso” o “alarma” en otros ciudadanos, y amplía el perímetro de seguridad alrededor del palacio de Westminster, sede del Parlamento británico.
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