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Malestar en el Ejército

Militares franceses en activo alertan de nuevo de “una guerra civil”

En la segunda tribuna de prensa en tres semanas, instan a Macron y a la clase política actuar para garantizar la “supervivencia” del país

Emmanul Macron conversa con los altos mandos del Ejército francés durante la conmemoración del final de la II Guerra Mundial el 8 de mayo CHRISTIAN HARTMANN / POOLEFE

La intromisión de voces militares en la política francesa vuelve a crear polémica. Si hace un par de semanas era un grupo de militares retirados quienes publicaban una tribuna ante el “desmoronamiento” de Francia en una revista de extrema derecha, ahora ha sido un grupo de militares en activo, al menos presuntamente, quienes han vuelto a desatar la controversia tras dirigir un texto desde el anonimato a ministros, parlamentarios y al propio Macron en el que critican las “concesiones” que Francia está haciendo al islamismo.

”Afganistán, Mali, República Centroafricana o en otros lugares, algunos de nosotros hemos experimentado fuego enemigo. Algunos han dejado compañeros allí. Ofrecieron su piel para destruir el islamismo al que se está haciendo concesiones en nuestro suelo”, dicen en el escrito los autores, presuntos militares en activo que guardan anonimato e intentan justificarlo.

Según narran, han “ingresado recientemente a la carrera” y especifican que no pueden “legalmente” expresarse “con la cara descubierta”. “Somos lo que los periódicos han llamado ‘la generación del fuego’. Hombres y mujeres, soldados en activo, de todos los ejércitos y de todos los rangos, de todas las sensibilidades, amamos a nuestro país. Estos son nuestros únicos reclamos a la fama. Y si no podemos, por ley, expresarnos con el rostro descubierto, igual de imposible nos es callar”, escriben.  A diferencia de la publicación anterior, esta carta está abierta a nuevas firmas y pocas horas después de su difusión ya había recibido 36.000 en internet.

Los autores del texto afirman haber participado en la “operación Centinela” que ha vigilado las calles francesas durante las alarmas terroristas. ”Hemos visto con nuestros propios ojos las barriadas abandonadas, las avenencias con la delincuencia. Hemos sufrido los intentos de instrumentalización de varias comunidades religiosas para las que Francia no significa nada, nada más que un objeto de sarcasmo, desprecio e incluso odio”, llegando a afirmar que “el odio a Francia y su historia se convierten en norma”.

Pese a respaldar muchas de las tesis de la extrema derecha, se definen así mismos como “apolíticos” y se atreven a vaticinar su postura ante una eventual “guerra civil” en el país: “Si una guerra civil estalla, el ejército mantendrá el orden porque se lo pedirán. Nadie quiere una situación tan terrible (...) pero la guerra civil se está incubando en Francia y ustedes lo saben perfectamente”. 

La carta se publica en un ambiente político febril en Francia, a un año de las elecciones presidenciales de 2022, en las que los sondeos prevén que la principal contrincante de Macron será Marine Le Pen, que incluso podría capitalizar el descontento de la gestión de la crisis sanitaria. Tras la primera tribuna, Le Pen no dudó en invitar abiertamente a los generales a sumarse a su proyecto político, insistiendo en que “comparte su aflicción y su observación” de la situación actual.

Mientras, ecologistas y la extrema izquierda de La Francia Insumisa enviaron el texto a la Fiscalía basándose en que era un movimiento insurreccional. Pero el fiscal general, Rémy Heitz, rechazó la demanda al no ver en el texto “infracción penal alguna”.

Si bien el Gobierno de Macron tardó días en responder a la tribuna de los generales hace un par de semanas, situación que hizo acrecentar la polémica, esta vez la reacción de miembros del Ejecutivo galo ha sido inmediata.  El ministro del Interior, Gérald Darmanin, entrevistado en BFMTV, se ha mostrado tajante: “¿Eso es el valor, actuar anónimamente?” Y el de Economía, Bruno Le Maire, ha afirmado en la cadena pública ‘France Info’: “Es lo contrario de lo que se espera de los militares y lo que más me sorprende es que daña a nuestras Fuerzas Armadas”.

Por su parte, el Ministerio de Defensa expresaba sus dudas respecto al número real de militares que puede estar detrás de esta segunda carta, especialmente por el anonimato y las formas de la misiva. Incluso, el Estado mayor de la Defensa ha llegado a dudar al cierre de esta edición sobre la “credibilidad” de los presuntos autores del texto, aunque también ha querido recordar la obligada “neutralidad” que exige su presunta condición. 

Entre los 1.500 firmantes de la primera tribuna, Defensa encontró 18 militares en activo que están expuestos ahora a sanciones disciplinarias.  La revista donde se publicó, “Valeurs Actuelles”,  dice haber recibido el apoyo de más de de 100.000 personas a la publicación.

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