Tras el Brexit

La «guerra de las salchichas» enfrenta a Londres y Bruselas

Concluye sin acuerdo la reunión entre Londres y la UE sobre los controles aduaneros en Irlanda del Norte

Las delegaciones europea y británica, este miércoles en Londres
Las delegaciones europea y británica, este miércoles en LondresEddie MulhollandAgencia AP

Las negociaciones del Brexit estuvieron cargadas de tecnicismos y rompecabezas legales. Pero si hay algo que refleja ahora las grandes tensiones que existen entre Londres y Bruselas tras el divorcio es la denominada «batalla de las salchichas». De no resolverse, podría derivar en una auténtica guerra comercial entre Reino Unido y la UE. Hoy no hay motivos para ser optimistas.

La reunión que se celebró este miércoles en la capital británica entre Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea y principal negociador de la UE, y David Frost, negociador británico, para hablar sobre la implementación del Protocolo de Irlanda terminó sin acuerdo alguno. Las negociaciones no se han roto como tal, pero no hay avances respecto a la compleja solución que ambas partes pactaron para evitar una frontera dura entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte. El objetivo siempre fue el de no poner en riesgo el Acuerdo de Paz de 1998.

El Brexit creaba un auténtico reto para la frontera, la única terrestre (aparte de la de Gibraltar), entre Reino Unido y la UE. Ante la negativa de Boris Johnson de permanecer dentro de unión aduanera comunitaria (lo que habría evitado el control de mercancías), se decidió finalmente dejar a Irlanda del Norte con un estatus diferente al del resto de Reino Unido. Pero esta situación está creando grandes tensiones políticas y problemas de abastecimiento.

Las exportaciones de salchichas y otras carnes refrigeradas desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte quedarán prohibidas a finales de junio, cuando termina el período de gracia acordado. Pero Londres amenaza ahora con ignorarlo y la UE advierte de que está dispuesta a tomar acciones legales e imponer aranceles.

Recientemente, Downing Street ya decidió unilateralmente extender el periodo de gracia para los controles que han de aplicarse ahora en los puertos norirlandeses a otros productos. A Bruselas se le está acabando la paciencia.

Al término de una reunión de más de tres horas, Frost reconoció la falta de avances, si bien destacó que estos contactos han sido «sinceros» y continuarán. «El problema que tenemos es que la implementación del protocolo se está haciendo de una manera que causa un trastorno en Irlanda del Norte», señaló el británico, que ya a principios de mes reconoció que el Gobierno había subestimado los problemas que podría ocasionar el protocolo en la provincia.

«No hubo ningún avance, tampoco hubo rupturas, y vamos a seguir conversando. Lo que realmente necesitamos hacer ahora es encontrar muy urgentemente algunas soluciones para apoyar el acuerdo de paz en Irlanda del Norte y permitir que las cosas vuelvan a la normalidad», dijo.

Según informó el Gobierno, las conversaciones tampoco avanzaron en sectores polémicos como la importación en Irlanda del Norte de productos cárnicos, patatas y otras materias primas, así como el viaje de mascotas de Gran Bretaña a la provincia británica. Tampoco se pusieron de acuerdo en las cuotas arancelarias de mercancías como el acero.

Sefcovic advirtió de que Bruselas está «dispuesta a explorar todas las posibilidades dentro del protocolo», pero no a «renegociarlo».