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Islandia prueba con éxito la semana laboral de cuatro días

Los 2.800 funcionarios que se sometieron al experimento no solo redujeron el estrés y mejoraron la conciliación, sino que aumentaron su productividad

Los sindicatos islandeses quieren extrapolar el experimento al sector privado
Los sindicatos islandeses quieren extrapolar el experimento al sector privadoJeff Hitchcock

Antes de que la pandemia de coronavirus pusiera patas arriba el mundo laboral tal y como lo conocíamos imponiendo el teletrabajo, Islandia puso en marcha un experimento entre 2014 y 2019 para reducir la semana laboral a cuatro días sin por ello sufrir una reducción salarial.

La isla de Atlántico Norte, con 320.000 habitantes, ha sido pionera en un debate que no deja de atraer la atención en todo el mundo. En Nueva Zelanda, la multinacional holandesa Unilever ha introducido esta semana laboral reducida, mientras que en España el partido de Íñigo Errejón, Más País, es un firme partidario de ponerlo en marcha.

En el caso islandés, participó en el experimento laboral más 2.500 trabajadores, lo que supone el 1% de la población activa islandesa, procedentes del Ayuntamiento de la capital, así como del Gobierno nacional de la primera ministra, la ecologista Katrín Jakobsdóttir.

Muchos de ellos pasaron de una semana de 40 horas a una de 35 o 36 horas, aseguran investigadores del grupo de expertos de Reino Unido Autonomy y la Asociación para la Democracia Sostenible (Alda) en Islandia. Los trabajadores estaban empleados en oficinas, ludotecas, hospitales y servicios sociales.

Como resultado, los trabajadores no solo han reducido su estrés y mejorado la conciliación entre su vida laboral y familiar, sino que la productividad no se ha resentido e incluso ha mejorado. De ahí que ante el éxito conseguido, las centrales sindicales islandesas negociaran con las empresas privadas para emular estas revolucionarias condiciones laborales.

En el momento de la publicación del informe, los grupos dijeron que el 86% de la población activa de Islandia dispone ahora de contratos que los han trasladado a jornadas laborales más cortas o les dan derecho a hacerlo en el futuro.

En opinión de Will Stronge, director de investigación de Autonomy, “este estudio muestra que la prueba más grande del mundo de una semana laboral más corta en el sector público fue, en todos los aspectos, un éxito abrumador. Demuestra que el sector público está listo para ser pionero en semanas laborales más cortas, y se pueden aprender lecciones para otros Gobiernos”, opina Stronge.

Por su parte, Gudmundur D. Haraldsson, investigador de Alda, sostiene que “el viaje de una semana laboral más corta en Islandia nos dice que no solo es posible trabajar menos en los tiempos modernos, sino que el cambio progresivo también es posible”.

Por su reducido tamaño, Islandia es desde hace tiempo un buen laboratorio de avanzadas políticas públicas. Es el único país donde se ha juzgado a sus dirigentes por la crisis financiera de 2008 y donde sus ciudadanos se han negado a pagar las deudas de los bancos. El primer Gobierno en tener una lesbiana a su frente (Johanna Sigurdardottir) en 2009 y ahora una ecologista. Islandia ha demostrado repetidamente en su historia ser una nación pionera y a la vanguardia de los cambios.

El 1 de enero de 2018 lo volvió a demostrarlo para acabar por ley con la brecha salarial. A partir de ese día, todas las empresas públicas y privadas con al menos 25 trabajadores que no garantizaran que hombres y mujeres cobren el mismo salario por realizar idéntico trabajo serían multadas.