Alemania
El último verano de la canciller Angela Merkel
La conservadora germana hace balance en la famosa conferencia de verano sobre sus 16 años al frente del gobierno de Alemania
Todos los veranos desde 2006, antes de irse de vacaciones, la canciller alemana Angela Merkel se somete a las preguntas de los periodistas en Berlín y hace un balance del año legislativo. Hoy, nueve semanas y media antes de que se celebren las elecciones, dicha conferencia se convertía en la reflexión de sus 16 años como canciller de la República Federal y se prolongó durante una hora y media. Si Merkel se va de vacaciones y puede desconectar, se verá en los próximos días, ya que la catástrofe de las inundaciones en las Renanias podría agravarse este fin de semana y la pandemia vuelve a hacer estragos con una incidencia que sube de forma contenida pero constante.
Precisamente las lluvias torrenciales y en especial el cambio climático ocuparon buena parte de la charla, ya que la canciller fue preguntada si considera haber hecho suficiente en ese sentido durante su mandato. Merkel defendió las medidas de su gobierno, entre las que se encuentran la salida escalonada de las energías fósiles mediante el plan llamado “Energiewende”, al tiempo que reconoció, como había subrayado los días antes, que no era suficiente. “He invertido mucha energía como política en este tema”, aseguró.
“Tengo bastante conocimientos científicos para saber que tiene que ir todo más rápido”, admitió la que es también doctora en física. Asimismo ante la pregunta de las inversiones que realiza Alemania en el extranjero y que no están en concordancia con el Acuerdo de París sobre la reducción de las emisiones de gases invernadero aseguró que es “crítica” al respecto. La canciller recordó también que en el mundo hay aún una gran resistencia ante la lucha contra el cambio climático. El acuerdo sobre el gasoducto Nordstream 2 fue objeto de preguntas y Merkel asguró que se podria sancionar a Rusia (de nuevo) si el traslado de gas a través de Ucrania se viera en entredicho. También al respecto de la digitalización del país hizo Merkel autocrítica y aseguró que países como Letonia están más avanzados en ese sentido.
El otro gran tema de la mañana ha sido la pandemia y la vacunación en el país. “Cada vacuna cuenta”, repitió Merkel, una frase que no es nueva en sus labios, así como que “una mayor tasa de vacunación nos permitirá que si en la cuarta ola de la pandemia aumenta la incidencia que el sistema sanitario no se vea colapsado”. Sobre los escépticos de la pandemia, se mantuvo firme y dijo que “los hechos son los hechos y no porque me gusten más o menos dejan de ser menos ciertos”. La evolución de la pandemia con el aumento del número de infecciones diarias la calificó Merkel de “altamente preocupante” y recordó que las medidas de distanciamiento serán necesarias, en especial para todos aquellos que no han podido ser inmunizados.
Uno de los temas por el que más se la recordará será por no haber cerrado las fronteras en 2015, y ello a pesar de que su partido después endureciera la ley de asilo. Ante la pregunta de los retos para Alemania y la Unión Europea al respecto, Merkel aseguró que “hay que respetar Convención sobre el Estatuto de los Refugiados y ofrecer asilo y refugio a quien lo necesite”. Uno de los temas por resolver para Merkel es crear una política europea de asilo conjunta.
Merkel ha sido la primera presidenta de Alemania y a la pregunta de si ella ve una diferencia en la forma en cómo éstas llevan a cabo los asuntos políticos con respecto a sus colegas, afirmó: “Creo que las mujeres tienen una cierta ansia a ser eficientes pero también en esa cuestión hay excepciones”. Preguntada por su origen en la República Democrática Alemana y cómo de presente es hoy para ella, Merkel expresó su deseo de que su sucesor se preocupe del este de Alemania. Las personas de los nuevos estados tienen heridas de la Reunificación, aseguró la canciller, así como que sus biografías no son reconocidas, y “habría que ocuparse de ello, para poder comprender Alemania en conjunto”.
¿Jubilación?
En relación a la polarización de la sociedad y a la igualdad de las mujeres, Merkel reconoció que se lo había imaginado más fácil. Solo en el caso de las mujeres en posiciones de poder se habría cambiado algo durante su mandato. Dejó claro asimismo que ella se va pero bajo su punto de vista “nuestras sociedades abiertas están bajo una gran presión” porque determinadas personas en la sociedad se sienten discriminadas, en relación a la polarización política que se vive en Alemania y la amenaza de la extrema derecha.
En la gran despedida de una política que se ha esforzado en parecer llana y accesible, con sus salidas a la compra en el supermercado de la esquina, o manteniendo su vivienda en un bloque de pisos, la pregunta de qué hará cuando se jubile, no podía ser otra: “ya encontraré qué hacer con mi tiempo”.
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