Temor

Las grandes potencias militares apuestan por sistemas de armas de pulso electromagnético

Este armamento futurista, el más temido del planeta a día de hoy, dejaría todo lo eléctrico sin funcionar

Los efectos destructivos de las armas de pulso electromagnético son conocidos desde mediados del siglo XX
Los efectos destructivos de las armas de pulso electromagnético son conocidos desde mediados del siglo XXlarazon

Ya no basta con drones militares avanzados, con tener la mayor fuerza naval del mundo y armas capaces de cruzar de un continente a otro. Las ambiciones de China, Estados Unidos y Rusia van más allá desde que estas grandes potencias trabajan en importantes proyectos basados en el pulso electromagnético (EMP), el cual empieza posicionarse como el armamento del futuro.

Por ahora, el planeta no verá estas armas en acción porque se encuentran en fase experimental, según un informe de South China Morning Post. Aún así, los científicos que la proponen dicen que este programa militar “jugará un papel fundamental” en los sistemas de armas de la próxima generación, pues el enemigo quedará sin posibilidad de comunicarse, derrotado y sin bajas de ambas partes.

Y es que los efectos de las armas de pulso electromagnético, que serán altamente destructivos -casi sin dejar víctimas mortales-, son conocidos desde mediados del siglo XX, pero hasta ahora no se han podido concretar en un arma tangible que permita a una potencia militar alcanzar la supremacía en este sector.

El hallazgo de este proyecto tuvo lugar durante las pruebas de las bombas atómicas. Tanto Estados Unidos como la Unión Soviética se dieron cuenta de que cuando hacían estas pruebas en la atmósfera, se generaba una emisión de energía electromagnética muy breve pero de muy alta intensidad. La consecuencia es que todo componente electrónico que estaba en un amplio radio de kilómetros quedaba achicharrado, totalmente quemado e inservible.

Sin embargo, el estudio de las armas de pulso electromagnético quedó paralizado en 1963 tras la firma en Moscú del Tratado sobre la Prohibición de los Ensayos nucleares en la atmósfera, el espacio ultraterrestre y debajo del agua por un centenar de países. Y es que si la prueba nuclear se realiza en tierra, la explosión y la onda expansiva lo destrozarían todo, no dejando ver las consecuencias del posterior pulso electromagnético.

Tanto Washington como Moscú han buscado desde entonces no sólo una manera de provocar ese pulso electromagnético sin necesidad de explosionar primero una bomba nuclear, sino también en qué medida se puede realizar una pequeña explosión nuclear que apenas cause destrozos, pero que genere un pulso electromagnético que tenga efectos destructivos en la suficiente extensión de terreno como para sea útil a nivel militar.

Adiós a todo lo eléctrico

Los progresos en la investigación del EMP fueron muy lentos durante mucho tiempo, pero el amplio desarrollo tecnológico que la sociedad han dado en las tres últimas décadas y la dependencia que hay de la tecnología ha dado lugar a un crecimiento del potencial destructivo de los pulsos electromagnéticos.

Y es que se podría enviar a una ciudad o un territorio al siglo XIX en pocos segundos y sin causar apenas muertos –sólo fallecerían aquellas personas con marcapasos o que tienen implantado algún dispositivo electrónico en el cuerpo–. Todo lo eléctrico dejaría de funcionar, como sería el caso de Internet, telecomunicaciones, vehículos, maquinaria de fábricas, fuentes de energía, sistemas hospitalarios o bancarios.

Uno de los primeros países en haber construido un primer misil hipersónico -con el nombre en clave de ZF-DF o WU-14- sería China, alcanzando una velocidad de entre 5 y 10 veces la velocidad del sonido (6.000-12.000 Km/h) y pudiendo ser inalcanzable para las defensas antimisiles occidentales.

El principal objetivo de este programa militar sería incorporar un misil que con su impacto genere un pulso electromagnético con un alcance de al menos dos kilómetros, aunque Pekín reconoce que esta parte se encuentra todavía “en desarrollo”. Del mismo modo, China trabaja en otro sistema EMP defensivo, capaz de ser utilizado en el campo de batalla para inutilizar tanques, vehículo, comunicaciones o gafas de visión nocturna.

En cuanto a Washington, fue una de las grandes potencias que más ha progresado en el estudio de las armas EMP este siglo en el proyecto denominado ‘CHAMP’, y lo cierto es que ha logrado desarrollar una tecnología mucho más avanzada, con un misil capaz de generar un pulso utilizando ondas microondas, que serían las encargadas de “quemar” los elementos tecnológicos que se encuentren en su radio de acción.

Estados Unidos ha reconocido que ha llevado a cabo pruebas con ellos en los últimos años en escenarios bélicos como Afganistán o Irak, aunque ha especificado que estos experimentos, diseñados para ser lanzados desde cazabombarderos B-52, no significa que se puedan considerar como probados en combate.

Moscú, el tercero en discordia

Al igual que China y Estados Unidos, Rusia también se encuentra en la carrera de desarrollo del EMP. De hecho, el Kremlin no niega que este tipo de armas estén destinadas a ser una parte importante de su poder militar en el futuro junto al arsenal nuclear y a los sistemas antiaéreos.

El proyecto principal de Moscú también se basa en la construcción de misiles balísticos y de crucero con pulso electromagnético, pero aún se desconoce cómo va su desarrollo. Lo que sí hay es más datos sobre un segundo arma, un camión con capacidad para lanzar pulsos que acaben con la tecnología del rival en el campo de batalla sin neutralizar la suya propia.