Reino Unido

La Policía británica impone multas a 83 personas por el “Partygate”

Los agentes han concluido la investigación sobre las fiestas en Downing Street tras examinar 510 fotos y 345 documentos. Johnson, de momento, se libra

Un policía en la puerta del número 10 de Downing Street, residencia del primer ministro británico
Un policía en la puerta del número 10 de Downing Street, residencia del primer ministro británicoDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Boris Johnson ha conseguido cerrar, con relativo éxito, el primer episodio del escándalo del Partygate. Scotland Yard terminó ayer la investigación llevada a cabo sobre las fiestas celebradas en Downing Street y otras oficinas ministeriales en pleno confinamiento y determinó que ni el primer ministro ni su mujer, Carrie, afrontarán más multas. Ambos fueron ya sancionados el pasado mes de abril por su participación en la “fiesta” sorpresa que la “primera dama” organizó al líder tory por su cumpleaños en junio de 2020 en la sala de gabinete previa a una reunión de ministros.Johnson se convirtió así en el primer jefe de Gobierno en ser multado por Scotland Yard por violar la ley.

La Policía Metropolitana reveló ayer que su pesquisa, que empezó el pasado mes febrero, se ha saldado con un total de 126 multas y que 28 personas habían recibido más de una sanción. Del total de sancionados, 53 son hombres y 73 mujeres, pero al cierre de esta edición no habían trascendido nombres.

Pese a que el escándalo del Partygate estuvo a punto de costarle el liderazgo al inquilino del Número 10 a principios de este año, los ánimos en las filas tories ahora se han calmado. El cierre de la pesquisa policial pasó ayer casi desapercibido en la agenda de Westminster. Johnson puede respirar aliviado. Pero la tregua dada por los rebeldes tan solo es temporal porque a la polémica de las fiestas en pleno confinamiento le queda aún largo recorrido y cada obstáculo puede acabar arrinconando al primer ministro.

Para la próxima semana, se espera la publicación del informe completo que realizó sobre la materia la alta funcionaria Sue Gray, quien ya adelantó a principios de este año que “hubo fallos de liderazgo y juicio”. Y Johnson va a tener que dar explicaciones a la Cámara de los Comunes.

Una vez se haya publicado el informe de Gray comenzará además otra investigación en Westminster llevada a cabo por la Comisión de Privilegios para esclarecer si hubo desacato, es decir, si el premier mintió deliberadamente al Parlamento cuando afirmó en repetidas ocasiones que no se habían incumplido las normas durante el confinamiento. En caso de que se demuestre que no dijo la verdad, podría suponer motivo de dimisión. El líder tory insiste en que no fue consciente de que había violado las reglas que él mismo había impuesto.

En definitiva, Johnson está de momento a salvo. Pero su puesto no está del todo garantizado. De hecho, hay varias voces dentro de su propio partido que piden su dimisión. El diputado “tory” Steve Baker es uno de los que ha dicho públicamente que “hace tiempo que se tendría que haber marchado”.

Uno de los factores claves que le mantiene aún en el poder es que los suyos no tienen un reemplazo. El ministro del Tesoro, Rishi Sunak, que durante tiempo fue visto como el gran favorito se ha quedado ahora sin ninguna posibilidad. Y no solo por el hecho de que también ha sido multado por el Partygate, sino porque su popularidad ha caído en picado tras la subida de impuestos y un escándalo respecto al estatus fiscal de su mujer.

Ben Wallace, el titular de Defensa, es el nuevo favorito entre algunos parlamentarios conservadores, gracias a su manejo de la crisis de Ucrania. Se le atribuye haber persuadido al primer ministro para que enviara armamento defensivo antes de la invasión de Rusia, contra la oposición de su propio departamento y de Whitehall en general. Pero le falta carisma y no es visto como candidato. La otra favorita es Liz Truss, responsable de Exteriores. Pero dentro de las filas despiertan tantas filias como fobias. No son pocos los que dicen “cualquiera menos Truss”.