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Defensa

Se acabó la autodefensa: el arma con la que Japón se rearma para hacer frente a las amenazas del futuro

Ante la creciente tensión con Pekín y Pyongyang, Japón ha enviado su primer buque de guerra a Estados Unidos para armarlo con misiles Tomahawk y adquirir así una nueva capacidad de respuesta militar de largo alcance

La fragata Méndez Núñez une vínculos con la Armada japonesa durante su regreso a España ESTADO MAYOR DE LA DEFENSA

El complejo tablero geopolítico del Indo-Pacífico ha empujado a Japón a dar un paso de gigante en su estrategia militar. La creciente presión de vecinos como China y Corea del Norte ha llevado al Gobierno de Tokio a buscar una capacidad de contraataque real, un elemento disuasorio que hasta ahora no formaba parte de su tradicional doctrina de autodefensa. Se trata de un cambio profundo en su política de seguridad, forzado por un entorno cada vez más inestable. Este entorno se ve marcado por la modernización acelerada de las fuerzas vecinas, en un escenario donde China podría liderar la carrera por obtener aviones de sexta generación, alterando el equilibrio militar en la región.

Por ello, la herramienta elegida para materializar esta nueva capacidad es el misil de crucero Tomahawk. El ejecutivo nipón ha cerrado un acuerdo con Estados Unidos para adquirir un arsenal de 400 de estos proyectiles, que se dividirá a partes iguales entre la versión Block IV, ya probada en combate, y la más moderna, la Block V. Esta compra dota a sus fuerzas armadas de la capacidad de alcanzar objetivos a larga distancia con una precisión milimétrica.

De hecho, la operación, aprobada en noviembre de 2023, supone una inversión de 2.350 millones de dólares, según detalla el portal especializado The War Zone. El calendario es ajustado: se espera que los primeros misiles lleguen a Japón antes de que finalice marzo de 2026, con la previsión de que las primeras pruebas de fuego real se lleven a cabo durante el verano de ese mismo año.

La flota de destructores Aegis, la punta de lanza del cambio

En este sentido, el primer paso visible de esta ambiciosa transformación ya se ha producido. El destructor Chokai zarpó el pasado 27 de septiembre rumbo a la base naval de San Diego, en California. Allí permanecerá durante un largo periodo, hasta mediados de septiembre de 2026, para someterse a las modificaciones técnicas necesarias y para que su tripulación reciba el adiestramiento preciso en el manejo del nuevo sistema de armas.

Asimismo, el viaje del Chokai es solo la avanzadilla de un plan mucho más amplio. El objetivo final es equipar a toda la flota de destructores clase Aegis, compuesta por ocho buques que constituyen la espina dorsal de su armada. La modernización de estos barcos representa un salto cualitativo fundamental para las Fuerzas de Autodefensa de Japón.

No obstante, el propio Gobierno japonés ha insistido en que esta compra es una solución de carácter transitorio. El objetivo a largo plazo de Tokio es desarrollar y desplegar su propio armamento de largo alcance, un proyecto que ya está en marcha. Con esta adquisición, Japón se une a un selecto club de operadores del Tomahawk, del que hasta ahora solo formaban parte Estados Unidos, el Reino Unido, Australia y los Países Bajos.