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El Estado Islámico tensa la Navidad con un atentado en Pakistán

Cuatro yihadistas disparan a los guardias que protegían el templo y matan a diez personas

Un hombre y una mujer paquistaníes abandonan conmocionados la iglesia metodista atacada ayer por el Estado Islámico en la ciudad de Quetta
Un hombre y una mujer paquistaníes abandonan conmocionados la iglesia metodista atacada ayer por el Estado Islámico en la ciudad de Quettalarazon

Cuatro yihadistas disparan a los guardias que protegían el templo y matan a diez personas.

El Estado Islámico (EI) prometió llevar a cabo atentados sangrientos en las fechas de Navidad y ya ha cumplido con sus amenazas. Al menos una decena de personas murieron ayer y 40 resultaron heridas, víctimas de un ataque suicida causado por unos terroristas contra una iglesia en la conflictiva provincia de Baluchistán. En plena celebración de la misa de domingo, cuando el templo estaba abarrotado de feligreses, cuatro hombres vestidos con «shalwar kamis», la ropa tradicional paquistaní, comenzaron a disparar a los agentes que protegían la iglesia metodista Bethel en Quetta. Uno de los yihadistas murió en el tiroteo, otro hizo explotar la carga explosiva que portaban y el resto escapó, confirmó en Twitter el ministro del Interior, Sarfaraz Bugti.

Su versión coincide con la del grupo yihadista, que reivindicó el atentado a través de un comunicado difundido en su cuenta de Telegram. El EI aseguró que uno de los terroristas detonó el cinturón de explosivos en medio de un grupo de «cruzados», mientras que el otro murió al enfrentarse a las Fuerzas de Seguridad.

Según el responsable de Interior, alrededor de 250 feligreses suelen acudir a la iglesia los domingos, pero esta vez la asistencia era mayor por tratarse de una fecha cercanas a Navidad y había 400 personas. «Dios no lo permita. Si los terroristas hubieran logrado su objetivo, más de 400 vidas habrían estado amenazadas». El kamikaze accionó un chaleco cargado de al menos «15 kilos de explosivos», detalló un responsable de la defensa civil, Aslam Tareen. Según él, el hombre y su cómplice, «abatido por un disparo entre los ojos», tenían también granadas para causar el mayor daño posible.

La tragedia podría haber sido mayor si los atacantes hubieran penetrado en la iglesia. «Se estaba celebrando la misa cuando oímos disparos muy cerca. Estalló el pánico», contó el padre Simon Bashir, que estaba oficiando la misa en el momento del tiroteo, que se prolongó 30 minutos. «Mujeres y niños empezaron a gritar y se produjo una estampida. La explosión fue tan fuerte que hizo que la iglesia se tambaleara», describió Bashir, que añadió que la detonación causó daños graves en los muros del templo y rompió los cristales de las ventanas.

La puerta principal «saltó por los aires», relató un testigo. «Primero oí unos tiros y enseguida pensé que la iglesia era atacada», contó Kelvin Alexander Masih, un fotógrafo de 44 años que se encontraba con su familia. «Me abalancé para cerrar la puerta principal, gritando a la gente que se tumbara, pero la puerta saltó por los aires: todos los que se encontraban cerca murieron o resultaron heridos», precisó. «Estaba rezando cuando oí disparos. Al levantar la cabeza, el cura había interrumpido la oración. La gente, asustada, intentaba esconderse. Oí una enorme explosión y la puerta estalló», declaró Zenat Emanuel, de unos 50 años.

El Gobierno de Baluchistán declaró el estado de emergencia en los hospitales de Quetta y solicitó que todo el personal médico estuviera disponible y las instalaciones preparadas para recibir a los a heridos. El primer ministro paquistaní, Shahid Khaqan Abbasi, condenó el ataque y ensalzó la rápida respuesta de las Fuerzas de Seguridad. «Toda la nación está unida contra el terrorismo y está comprometida en la lucha contra esta amenaza», afirmó Abbasi, según un comunicado de su oficina. Quetta es una de las localidades más conflictivas de Pakistán, con la presencia de grupos armados separatistas, facciones de talibanes y grupos yihadistas.

Los ataques contra minorías religiosas en Baluchistán son frecuentes. Los cristianos representan alrededor del 1,6% de los 200 millones de paquistaníes, y a diario son víctimas de la discriminación de la mayoría musulmana. La comunidad cristiana vive con miedo a las acusaciones de blasfemia, que a menudo se usan como pretexto para resolver conflictos personales, y son relegados a ejercer las profesiones peor remuneradas. En 2016, uno de los peores ataques ocurridos en Pakistán dejó 75 muertos, muchos de ellos niños, en un parque de Lahore en Pascua. Este ataque fue reivindicado por el grupo Jamaat-ul-Ahrar (JuA), una facción talibán paquistaní. Aunque JuA dijo que estaba dirigida contra cristianos, sólo 10 de los muertos pertenecían a esta minoría religiosa.

En estos últimos años, las autoridades están llevando una campaña para intentar promover la paz y el desarrollo económico, lo que ha reducido considerablemente la violencia en la provincia. En el último año murieron 1.803 personas en ataques terroristas (612 civiles, 293 miembros de las Fuerzas de Seguridad y 898 terroristas), la cifra más baja en una década, según el Portal de Terrorismo del Sur de Asia.