
Oriente Medio
Alemania, la última muleta que le queda a Trump en su apoyo incondicional a Netanyahu
Atenazado por su pasado, Berlín se mantiene firme en su respaldo político a Israel aunque tiene cada vez más presión interna

La cascada imparable de países que en las últimas semanas han reconocido al Estado de Palestina, un gesto diplomático con pocos efectos reales sobre la población de Gaza pero con indudable carga simbólica, ha arrastado a casi todas las potecias mundiales, que han ido poniendo distancia con el gobierno de Benajamin Netanyahu y sus políticas en Gaza.
La última muestra de que Israel está perdiendo apoyos en el exterior se ha hecho patente esta semana en la 80 sesión de la Asamblea General de la ONU con el plante de un buen número de delegaciones, entre ellas la de España, al discurso del primer ministro israelí. Para algunos, como el presidente de Colombia, Gustavo Petro, las consecuencias de su oposición son aún mayores con la retirada de la visa de entrada a EEUU por parte del Gobierno de Trump.
Pero en ese goteo de países que se distancian de Israel hay al menos dos notorias ausencias. Una es la esperada de Estados Unidos, cuyo presidente sigue siendo el mejor aliado con el que cuenta el gobierno Netanyahu. La otra ausencia, muy sonada, es la de Alemania, la última potencia europea que se mantiene firme en su apoyo sin fisuras a Israel una vez que Francia y Reino Unido han dado el paso de reconocer el estado palestino.
El Gobierno alemán se mantiene firme en su apoyo político a Israel pese a la agudización de la ofensiva en Gaza, aunque de forma más discreta e intentando evitar la atención pública, ante el aumento de la presión en las calles y cuando también los socios socialdemócratas de la coalición liderada por los democristianos de Friedrich Merz han empezado a pedir que Alemania se sume a las sanciones.
Según recuerda la agencia Efe, la ministra de Economía, la conservadora Katherina Reiche, se comprometió esta semana a profundizar la cooperación económica con Israel en una reunión en Berlín con su homólogo israelí, Nir Barkat, que, en contraste con la práctica habitual, no fue anunciada a la prensa.
El comunicado, en el que ambos ministros enfatizaron la naturaleza "única y profunda" de las relaciones económicas entre sus países, que mueven más de 8.000 millones de euros anuales, solo fue enviado a los medios a posteriori, a última hora del viernes.
Reiche no aludió en la nota a la temática de las sanciones, pero en su cuenta de X el propio Barkat relacionó la visita con el "combate" contra estas medidas y la puso en el contexto del debate a nivel europeo sobre la suspensión del acuerdo comercial con Israel.
El encuentro entre Reiche y Barkat pasó tan desapercibido que éste sábado ningún medio alemán, ni siquiera la principal agencia de noticias, se hacía eco de la noticia. Tampoco ningún partido con representación parlamentaria había comentado las declaraciones.
Crece la presión
Entretanto, dentro del Partido Socialdemócrata (SPD), el socio menor de la coalición encabezada por el bloque cristianodemócrata de CDU-CSU, se multiplican las voces a favor de ejercer más presión sobre Israel.
En una tribuna publicada hace dos días en 'T-Online', el portavoz de temas exteriores Adis Ahmetovic y la vicepresidenta del grupo parlamentario socialdemócrata, Siemtje Möller, pidieron que Alemania apoye las sanciones europeas a Israel propuestas por la Comisión Europea (CE), según informa Efe.
Mientras tanto, una manifestación en solidaridad con la población de Gaza convocada para este sábado en Berlín por activistas, oenegés y por la comunidad palestina, con el apoyo también del partido La Izquierda, aspira según los organizadores a ser la mayor hasta la fecha en la capital alemana y a reunir hasta 50.000 personas.
No hacen falta más medidas
Sin embargo, es poco probable que la postura del Gobierno alemán sobre las sanciones a Israel experimente cambios a corto plazo.
El ministro de Exteriores, el conservador Johann Wadephul, afirmó este miércoles en una entrevista que en su opinión "se han tomado hasta ahora medidas efectivas y no hacen falta otras adicionales" en relación a Israel.
En una semana en que varios países, entre ellos Francia y Gran Bretaña, han reconocido oficialmente a un Estado palestino, el Gobierno alemán insiste en que este paso sólo tiene sentido, a su juicio, al final de un proceso negociado para la creación de dos Estados, es decir, con el visto bueno de Israel, y no de manera unilateral.
Razón de Estado
En agosto, el Gobierno alemán dio el que es hasta ahora su paso más radical en términos de presión a Israel, al anunciar que no se autorizarían nuevas exportaciones de armamento que pudiera ser empleado en Gaza, una decisión sin precedentes pero de carácter eminentemente simbólico.
La decisión, que al parecer fue adoptada por Merz sin informar a sus socios democristianos bávaros, causó una tempestad dentro del bloque conservador, donde muchos lo interpretaron como una traición a Israel, en el momento en el que este aliado más necesita defenderse de las amenazas que lo acechan, según su interpretación.
La doctrina de la seguridad de Israel como "razón de Estado", descrita por primera vez por la excanciller conservadora Angela Merkel y que trata cualquier cuestionamiento de las fronteras israelíes como un acto de ansisemitismo, está tan arraigada en la política alemana que incluso el partido La Izquierda se halla inmerso en disputas intestinas sobre qué nivel de apoyo a la causa palestina es aceptable.
En este contexto, a pesar de que según un sondeo de opinión citado este mes por el semanario 'Der Spiegel' una mayoría de los alemanes estaría a favor de imponer sanciones económicas, Merz tendría que enfrentarse a su propio partido para imponer una medida de este tipo, un coste político inasumible en un momento en el que la ultraderechista Alternativa para Alemania les ha superado en las encuestas.
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