Política exterior

América primero vs globalización

El presidente norteamericano defiende el nacionalismo económico en la apertura de la cumbre de la APEC y deja a su homólogo chino el papel de guardián del libre comercio.

El presidente norteamericano, Donald Trump, recuperó su retórica más fiera contra los supuestos daños de la globalización en Estados Unidos
El presidente norteamericano, Donald Trump, recuperó su retórica más fiera contra los supuestos daños de la globalización en Estados Unidoslarazon

El presidente norteamericano defiende el nacionalismo económico en la apertura de la cumbre de la APEC y deja a su homólogo chino el papel de guardián del libre comercio.

El Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que comenzó ayer en Vietnam, hizo sacar al presidente de EE UU, Donald Trump, su lado más fiero. En un giro a su inesperado tono conciliador de los últimos días, el magnate arremetió con el habitual vigor que le caracteriza contra aquellos países que, a su parecer, habían abusado comercialmente de Washington en los últimos años. Mientras abogó por tratados bilaterales beneficiosos para su país y sus socios, el presidente chino, Xi Jinping, pidió más tratados multilaterales que trajeran ganancias para todos y se erigió, una vez más, en defensor de la globalización.

Frente a 21 naciones de la región del Pacífico –que suponen alrededor del 60% del PIB mundial–, Trump no dudó en promover su política comercial de «América primero» y advirtió de que no toleraría más «abusos comerciales» contra su país. «Lo que ya no haremos es realizar acuerdos importantes que nos aten las manos y renuncien a nuestra soberanía», afirmó de manera severa. En el auditorio, los otros 11 países firmantes del ambicioso acuerdo de libre comercio abanderado por Obama y conocido como TPP, escuchaban desconfiados al mandatario que abandonó al inicio de su legislatura un pacto al que ataron sus economías. La letanía de quejas de Trump no se olvidó de la Organización Mundial del Comercio (OMC), institución a la que criticó por su trato «injusto» hacia EE UU y consentir a sus miembros saltarse las normas como con la «manipulación de la divisa», un argumento que suele utilizar para reprobar la política económica china. Así, Trump insistió en que apostaría por acuerdos comerciales bilaterales basados en el respeto y beneficio mutuo de socios que «sigan fielmente las reglas» y se atengan a un comercio «justo y recíproco».

Después de advertir de que EE UU luchará contra el robo de la propiedad intelectual y la transferencia forzosa de tecnología a empresas extranjeras –dos de sus críticas encubiertas hacia China–, le tocó el turno a Xi que, con un discurso similar al que diera en Davos a principios de año, le tomó el relevo como adalid en el camino de la globalización y los acuerdos multilaterales. «La apertura trae consigo el progreso, mientras que la auto exclusión nos deja atrás», afirmó el líder chino tras ser vitoreado al subir al escenario. Su determinación venía respaldada por el anuncio hecho ayer por Pekín con el que China pretender abrir su sector financiero a la inversión extranjera. Levantar las restricciones a la participación exterior en los bancos locales, incrementar el límite máximo del capital en manos de accionistas extranjeros y tomar una posición de control en los proyectos conjuntos son algunas de las medidas que en cinco años Pekín pretende implementar.

Xi aprovechó la ocasión para promover el tratado de libre comercio que pretende rivalizar con el TPP, conocido como Alianza Económica Integradora Regional (RCEP); y su iniciativa de infraestructuras Belt and Road, con la que busca consolidar a China en el exterior a lo largo de rutas comerciales entre Asia y Europa. Fuera del terreno económico, Xi trató de estrechar lazos con Vietnam, país con el que mantiene disputas territoriales en el Mar de China y que, temeroso de la mayor influencia de Pekín en la región, había favorecido los intereses de EE UU con anterioridad.

Los diferentes puntos de vista de los dos líderes de las economías más grandes del planeta protagonizaron la primera jornada de una cumbre en la que, por el contrario, sí mostraron un objetivo común: incrementar su influencia para ser líderes de la región de Asia Pacífico, a la que Trump se refirió como «indo Pacífico» en un intento por incluir a India, economía aliada de Washington en estos momentos.

Tras la jornada de ayer, hoy se espera que se fragüen importantes acuerdos entre los que se desplazaron a la ciudad costera de Da Nang, que ayer recibió a líderes de la talla del japonés Shinzo Abe, el filipino Rodrigo Duterte y el ruso Vladimir Putin, con quien Trump avanzó, antes de comenzar la gira asiática de doce días que el domingo le llevará a Filipinas, se podría reunir, un encuentro clave que todavía está en el aire. La Casa Blanca negó ayer que vaya a haber una reunión oficial.De momento, ayer se quedó en un apretón de manos en el transcurso de la foto de familia de la Cumbre APEC en Vietnam. Eso sí, nadie descartaba 100% que la cita no se produjera en los márgenes de la cumbre que finaliza hoy.