EE UU
Los votantes castigan a “los enemigos de Trump”
El veterano conservador Tom Rice, que votó a favor del impeachment al ex presidente, pierde sus opciones al Congreso
Las elecciones primarias de demócratas y republicanos son un buen medidor de la temperatura política ambiental del país y la mejor antesala a las decisivas elecciones legislativas del próximo 8 de noviembre, donde las dos formaciones se juegan la mayoría de ambas Cámaras del Congreso estadounidense y, con ella, el control del poder legislativo de Estados Unidos.
Hasta ahora, durante las últimas semanas de batallas estatales por acortar la distancia de los candidatos a los codiciados asientos del Capitolio, ha habido una de cal y otra de arena. Fuertes candidatos que se posicionaban junto al todavía líder republicano y ex presidente Donald Trump perdían peso ante sus votantes, mientras a otros que trataban de desvincularse del magnate también les quitaban apoyo.
Sin una fórmula exacta de éxito, lo cierto es que las grandes mentiras de Trump todavía se las creen muchos electores en gran parte del país. O se las quieren creer. Al veterano congresista republicano Tom Rice (64 años) le ha costado su propia carrera política haberse posicionado contra el ex presidente Donald Trump tras el histórico asalto al Capitolio del 6 de enero. Después de cinco mandatos consecutivos representando el séptimo distrito de Carolina del Sur en el Congreso de Estados Unidos, Rice no podrá volver a ocupar su asiento en la sede del legislativo durante el próximo término.
Su rival Russell Fry (37 años), político estatal que contó con el respaldo de Trump durante su campaña electoral, ganaba la contienda electoral interna del Partido Republicano la noche del martes con una destacada ventaja de 25 puntos de diferencia respecto a su contrincante.
Rice fue un fiel partidario de Donald Trump durante sus cuatro años de mandato hasta que, siendo ya un presidente saliente, se produjo el violento ataque de la turba de seguidores del republicano. El veterano congresista, aunque conservador, decidió entonces posicionarse junto a los liberales y otros 9 republicanos más en la puesta en marcha del proceso de impeachmentpara buscar la destitución del presidente y evitar que pudiera volver a presentarse a unas elecciones.
El segundo juicio político contra Trump no salió adelante por falta de apoyo pero, para muchos en sus propias filas, la simbólica decisión del congresista republicano fue un suicidio político. Tom Rice prefirió, sin embargo, poner en riesgo su carrera política en lugar de la integridad de las instituciones estadounidenses.
Dicho y hecho. La carrera política de Rice queda ahora en pausa después de haber perdido las primarias, convirtiéndose en el rasero más fiable de la influencia de Trump en la política estadounidense. En estas mismas primarias pero en otro distrito de Carolina del Sur, la congresista Nancy Mace, que criticó a Trump pero no apoyó su acusación por el asalto, venció a su contrincante a pesar de haber sido respaldado por el magnate. En Nevada, los leales a Trump también prevalecieron en las primarias, incluyendo el candidato a senador Adam Laxalt y los aspirantes a gobernador, Joe Lombardo, y a secretario de Estado, Jim Marchant.
Todavía hoy, 17 meses después de su forzada salida de la Casa Blanca, el magnate libra una guerra personal contra todos aquellos republicanos que le criticaran o no hubieran sido, bajo su consideración, leales con él. A Rice lo consideraba “un cobarde que abandonó a sus electores al ceder ante Nancy Pelosi y la izquierda radical”, y reclamó que debería ser destituido del cargo.
De manera paralela, también en febrero de este año, Trump decidió librar su propia venganza contra Rice apoyando fervientemente a su contrincante estatal, Russell Fry, que utilizó a su vez el voto de su oponente contra Trump en el juicio político para situarlo en el centro de la campaña electoral a lo largo y ancho de Carolina del Sur. Y le funcionó la estrategia.
La derrota de Rice se convierte en una nueva batalla para Trump y los que, en su nombre, intentan ganar poder desde las filas republicanas. El veterano congresista derrotado representa ya la mitad de los 10 republicanos que votaron en el impeachment contra el ex presidente y que no podrán volver a optar a la contienda electoral contra sus rivales demócratas para ocupar sus escaños en las próximas elecciones. Cifra que, además, todavía está a tiempo de aumentar de aquí a las Midterms.
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