Brasil

¿Qué sabía Bolsonaro del asalto en Brasilia?

El ex mandatario brasileño, que se refugió en Orlando en diciembre, fue hospitalizado por dolores abdominales

El ex pesidente brasileño ingresó en el Celebration Hospital de Kissimmee (Florida)
El ex pesidente brasileño ingresó en el Celebration Hospital de Kissimmee (Florida)CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICHAgencia EFE

No es ningún secreto la gran amistad que existe entre Donald Trump y Jair Bolsonaro. Ahora tienen algo más en común, los dos comparten seguidores acérrimos que defienden sin pruebas el robo de las elecciones presidenciales y usan dichos argumentos para atacar a las instituciones que sustentan la democracia en EE UU y Brasil. Ninguno de los exmandatarios ha reconocido públicamente su derrota, pero además se da otra interesante coincidencia. Mientras el domingo reinaba el caos en Brasil, Bolsonaro seguía los acontecimientos desde Orlando (Florida), a pocos kilómetros de Miami, donde ha levantado su sede Donald Trump.

Menos de 24 horas después del asalto de sus seguidores a los tres poderes del Estado brasileño, el exmandatario tuvo que ser ayer ingresado en el hospital AdventHealth Celebration debido a fuertes dolores abdominales. Bolsonaro se ha sometido a cuatro cirugías desde que fue apuñalado en la campaña electoral de 2018.

El exlíder brasileño se aloja en EE UU desde el 30 de diciembre. Una estrategia que usó para evitar pasarle de manera solemne el poder a su sucesor, Lula da Silva. Algunos medios apuntan a que también huyó a Florida para esquivar varias investigaciones que hay en marcha sobre su gestión, incluido un ataque a las máquinas de votación de Brasil y sus posibles conexiones con grupos que divulgan información errónea. También se preguntan sí sabía lo que iba a ocurrir el 8 de enero y quiso poner tierra de por medio. Bolsonaro vive alejado de las cámaras y, sobre todo, de las protestas en su país, de las que se ha desmarcado a través de su cuenta de Twitter: «Las manifestaciones pacíficas, acordes con la ley, forman parte de la democracia. Sin embargo, asaltar e invadir edificios públicos como lo que ha ocurrido hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, están fuera de las normas».

En Florida disfruta de una vida discreta socialmente, pero con ciertos lujos y seguridad (sus guardaespaldas le siguen a todas partes). La imagen que mejor lo representa es una foto que corrió por las redes sociales en la que se ve al exlíder cenando pollo frito en un KFC poco antes de la coronación de su sucesor en Brasil.

Tampoco pasó desapercibido un vídeo en el que deambulaba por un supermercado local sin rumbo fijo ni producto o cesta en mano (su equipo de seguridad se encarga de llevar el carrito con la compra y pagar por ella, mientras él trata de zafarse del teléfono móvil que le graba). Se le ha visto saludar a los fanáticos que a veces se agolpan a las puertas de su vivienda con camisetas y banderas con los colores brasileños.

Algunos se hacen eco de los reclamos de los seguidores de Trump y aseguran que «les han robado las elecciones». Hay gente enfrente de su hogar casi a diario, y a veces Bolsonaro sale a la calle para darse un baño de pequeñas masas, firmar algún autógrafo y fotografiarse con sus seguidores. Eso sí, ni una palabra a los periodistas que esperan horas alguna declaración del expresidente.

Allí pasa los días sin billete de vuelta a su país en una casa alquilada que pertenece a José Aldo, un luchador profesional de artes marciales mixtas. La vivienda se encuentra a pocos kilómetros de Disney World, por lo que muchos la visitan de camino al gran parque temático como una atracción más. Amigos cercanos del exmandatario aseguran a «The New York Times» que permanecerá en Orlando por lo menos un mes, si no más tiempo, mientras valora la situación en su país. Y sobre todo en función de si Lula presenta cargos contra él, porque como ya no es presidente ha perdido su inmunidad judicial (¡cuántos paralelismos con Donald Trump!).

En los últimos días, Bolsonaro se ha dedicado a engordar su legado en las redes sociales, presumiendo de los logros de su partido cuando estaban el poder. «En cuatro años, el Ministerio de Infraestructura del Gobierno de Jair Bolsonaro completa 364 obras y garantiza alrededor de 117.000 millones de reales para infraestructura de transporte», publicaba durante el fin de semana. Poco antes aseguraba que durante su presidencia hubo «récord de Ventas de Bienes Raíces Sindicales (menos gastos, direccionado a inversión donde el pueblo esté interesado y responsabilidad con los recursos del contribuyente)», y que «desde 2019 a 2022, se vendieron más de 250 propiedades, totalizando más de 700 millones».