Siria

Asad ignora la llamada de atención y vuelve a la carga

El Ejército sirio avanza hacia Homs y Hama para aplastar los últimos focos de resistencia, mientras Estados Unidos anuncia nueva sanciones contra empresas químicas de Rusia que colaboran con Siria.

Protestas contra el ataque aliado
Protestas contra el ataque aliadolarazon

El Ejército sirio avanza hacia Homs y Hama para aplastar los últimos focos de resistencia, mientras Estados Unidos anuncia nueva sanciones contra empresas químicas de Rusia que colaboran con Siria.

Las acciones emprendidas por EE UU, Francia y Reino Unido contra Siria no han sido lo suficientemente «contundentes» como para que el régimen de Bachar al Asad se sienta amenazado. Al contrario de lo que se buscaba, el ataque occidental contra tres instalaciones militares sirias, que no causó daños relevantes, parece haber dado más fuelle al régimen para continuar con las operaciones militares. Poniéndose en el peor de los escenarios, un Asad sintiéndose «intocable» conduciría a nuevas ofensivas más peligrosas y letales contra los pocos reductos que todavía conserva la oposición e incluso puede volver a usar agentes químicos en los ataques.

Sin perder el ritmo del compás de la guerra, tras proclamar la victoria definitiva en Guta Oriental, a las afueras de Damasco, las fuerzas del régimen avanzaron ayer hacia Homs y Hama, en el centro del país, con el objetivo de liberar los últimos focos de resistencia. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, la operación gubernamental se desarrolla en áreas junto a la carretera que une la localidad de Homs, capital de la provincia homónima, con la población de Al Salamiya, en Hama. Otro de los objetivos prioritarios de Asad será el campo palestino de Yarmuk, el último reducto opositor al sur de Damasco que todavía controla el Estado Islámico.

Liberar por completo la capital es primordial para el régimen pero, sin duda, el gran premio para el régimen será la reconquista de Deraa, al sur de Siria, todavía en manos de facciones rebeldes y uno de los lugares donde estallaron las revueltas contra Asad. Esa provincia, situada cerca de Jordania y de los Altos del Golán, anexionados por Israel, está en manos de distintos grupos rebeldes que controlan el 70% de esa región.

Asad siguió con sus reuniones en el Palacio Presidencial de Damasco, donde ayer recibió a una delegación parlamentaria rusa. «La agresión tripartita con cohetes contra Siria estuvo acompañada de una campaña de falacias y mentiras en el Consejo de Seguridad por parte de los mismos países agresores contra Siria y Rusia», esgrimió el mandatario sirio ante sus invitados. Los diputados rusos también apoyaron la visión de Asad y señalaron al respecto que el ataque de EE UU es «una violación clara de las convenciones internacionales y se produce en un momento en que los sirios tratan de restaurar la estabilidad y continuar el proceso de reconstrucción de lo destruido por el terrorismo». Un miembro de la delegación rusa, Dimitri Sablin, señaló que durante la reunión Asad alabó los sistemas de defensa antiaérea rusos (aunque al parecer datan de la época soviética), que «derribaron más de 70 misiles» disparados conjuntamente por EE UU, Reino Unido y Francia.

La fanfarronería del mandatario sirio contradice las afirmaciones del Gobierno francés, que calificó el bombardeo de «un éxito» y destacó que las defensas antiaéreas de Siria fueron «muy débiles o incluso menos de eso».

Mientras, Damasco y sus aliados ruso e iraní se enzarzan en una ofensiva diplomática con Washington, París y Londres, las evidencias del posible uso de armas químicas en Duma, lo que motivó los bombardeos occidentales, se van desvaneciendo con el paso de los días. Teniendo en cuenta que el ataque fue hace una semana y que desde entonces en la localidad han sido desplegados miembros de la Policía rusa y ahora agentes sirios y todos los testigos enviados al norte de Siria, el trabajo de investigación del equipo de la Organización para la prohibición de la armas químicas se verá seriamente entorpecido. Los expertos de la OPAQ llegaron este sábado a Damasco y ayer deberían haberse desplazado al ex feudo rebelde para iniciar sus tareas de investigación. «Dejaremos al equipo que haga su trabajo de forma profesional, objetiva, imparcial y lejos de cualquier presión», señaló el viceministro sirio de Exteriores, Ayman Susan. «Los resultados de la investigación revelarán las alegaciones mentirosas», dijo.

Mientras, desde Estados Unidos continuaron proclamando el éxito de la misión contra las instalaciones químicas de Asad. Es más, la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, aseguró durante una entrevista concedida a la CBS que hoy se anunciarán sanciones adicionales contra empresas rusas que estén relacionadas con el arsenal químico del Gobierno sirio. El anuncio, que será realizado por el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, estará focalizado en compañías rusas que trabajen con equipos relacionados con el desarrollo y el uso de armas químicas por parte del Ejército sirio, según la embajadora. Además, Haley afirmó que por parte de Estados Unidos no hay ninguna intención de iniciar ningún diálogo cara a cara con el dictador Asad. Es más, la embajadora apuntó que su país no abandonará su presencia en Siria hasta que cumpla sus objetivos, sin especificar su contenido.

Su declaración contrasta con el plan que el presidente Trump ha encargado al Pentágono para abandonar «lo antes posible» Siria. Sin embargo, el mandatario saborea los éxitos de su política exterior (al menos a nivel estético) y abandonarla en este momento jugaría en contra de su ya de por sí maltrecha popularidad. De hecho, con el ataque a Siria, Trump ha conseguido que el «Rusiagate» y los problemas con la actriz porno pasen, de momento, a un segundo plano.