Arabia Saudí
Biden concede inmunidad legal al príncipe heredero saudí por el asesinato de Khashoggi
EE UU concluye que Mohamed Bin Salman es inimputable por su condición de primer ministro
En un giro drástico de postura, la Administración de Joe Biden dictaminó este viernes que el príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salman (MBS), gozará de inmunidad judicial ante una querella presentada en su contra por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
El reportero, crítico con la Casa Saúd, fue aniquilado en Estambul tras acudir al consulado de su país para renovar el pasaporte junto a su mujer. Khashoggi accedió a la sede diplomática, donde una banda de agentes saudíes le asesinó y descuartizó. Según la inteligencia norteamericana, la misión fue ordenada por el propio MBS. En una escena surrealista, uno de los perpetradores se vistió con la ropa del periodista para fingir ante las cámaras de seguridad que salió por su propio pie del consulado.
Antes de asumir el cargo, Biden prometió que el príncipe heredero saudí pagaría por su papel en la ejecución, que provocó un escándalo internacional. Hatice Cengiz, prometida de Khashoggi e impulsora de la querella judicial junto a la ONG Democracia para el Mundo Árabe (DAWN) Ahora (fundada por su difunto novio), expresó que «Jamal ha vuelto a morir».
La inmunidad promovida por la Casa Blanca no es vinculante, y será un juez el que finalmente decidirá si otorgarle la inmunidad. Esto no evitó la indignación de activistas pro derechos humanos, así como entre sectores del Partido Demócrata. El «regalo» de Biden llega en tiempos en que la casa real saudí incrementó la represión contra voces críticas, tanto a nivel doméstico como en el exterior. Un saudí que estudiaba en Estados Unidos recibió una pena de 30 años de cárcel en agosto. El delito: expresar su indignación durante una conversación telefónica, en que le anunciaron la detención de otro familiar.
Para el Departamento de Estado, la petición de proteger a MBS ante la Justicia estadounidense es «puramente una determinación legal», y consideró que «no aporta posicionamiento en la querella», y reiteró «la inequívoca condena del atroz asesinato de Jamal Khashoggi». Para tratar de compensar el anuncio, el comunicado oficial recordó las restricciones de visados y otras penas que impuso EE UU contra oficiales saudíes de menor rango tras el asesinato.
El periodista, colaborador del «Washington Post», condenó la crueldad con que MBS silenciaba a quienes consideraba rivales o críticos en su entorno. Tras ser descuartizado, jamás se encontraron sus restos mortales. «Desde el inicio, esta Administración expresó su grave preocupación por la responsabilidad de agentes saudíes en el asesinato de Jamal Khashoggi», concluyó el Departamento de Estado, centrando toda la culpa en los ejecutores del macabro plan.
Biden, que en julio mostró sintonía con MBS durante una visita oficial al reino árabe, trata de convencer a Arabia Saudí para revertir los recortes que impuso sobre la producción de petróleo. Más petróleo para reducir la dependencia energética de Moscú, en un intento de debilitar a Vladimir Putin.
«Es irónico que Biden asegure que MBS pueda eludir su responsabilidad, cuando el mismo presidente prometió al pueblo norteamericano que haría lo imposible por inculparle», recordó Leah Whitson, directora de DAWN. Tras conocerse el informe de la inteligencia de EE UU que apuntaba la culpabilidad del príncipe heredero, Biden argumentó que en EE UU no hay precedentes respecto a la inculpación de líderes de países aliados. Históricamente, Washington ha protegido militarmente a Arabia Saudí, a cambio de mantener a flote el mercado de crudo global. «Es una rendición ante las tácticas de presión saudíes», concluyó Whitson. ONG pro derechos humanos temen que el precedente fijado por Biden dará alas a otros líderes autoritarios para cometer abusos impunemente.
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