Levantamiento

China se aferra a su política de “covid cero” y culpa a los gobiernos locales de los cierres “excesivos”

La Policía china registra los domicilios y los móviles de quienes participaron en las protestas mientras anuncia unas vacaciones anticipadas de los estudiantes para prevenir nuevas concentraciones

Universitarios de Hong Kong celebran este martes 29 de noviembre una vigilia con los folios en blanco por las víctimas de la política de "covid cero" en China
Universitarios de Hong Kong celebran este martes 29 de noviembre una vigilia con los folios en blanco por las víctimas de la política de "covid cero" en ChinaJEROME FAVREAgencia EFE

China reforzó este martes la presencia policial en sus principales ciudades, endureció la censura en Internet y tomó medidas para enviar a los estudiantes universitarios de vuelta a casa, mientras las autoridades tratan a toda costa de evitar más protestas de multitudes exasperadas por las severas restricciones antivirus. Si bien el gobierno de Xi ha suavizado algunos controles después de las manifestaciones, en al menos ocho ciudades de China continental, no ha mostrado signo alguno de retroceso en su estrategia de “cero virus”, que ha confinado a millones de personas en sus casas durante meses.

Tras el levantamiento de este fin de semana contra la estricta política gubernamental, la Comisión nacional de salud china se ha comprometido a rectificar las medidas de control sanitarias para reducir su impacto en la vida de las personas, al tiempo que ha desviado la culpa de la frustración pública a sus funcionarios locales, en la primera rueda de prensa ofrecida desde que una multitud alzó su voz al unísono en pro de la libertad y en contra del partido comunista y su líder.

Cheng Youquan, director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, justificó al gobierno por el hecho de que “algunos problemas” denunciados recientemente por el público “no se deben a las medidas adoptadas por las autoridades centrales, sino a su aplicación por parte de funcionarios locales que han adoptado en ocasiones un “enfoque unilateral”. Señaló que ciertos controles se han aplicado de forma “excesiva”, sin tener en cuenta las demandas de la población.

Por su parte, el rotativo estatal “Global Times” informó de que varias ciudades estaban “optimizando” su respuesta “para tomar medidas más específicas y basadas en la ciencia para frenar los actuales brotes”, reflejando los consejos sobre las respuestas frente al virus anunciados a principios de este mes por Xi.

“Las autoridades han subrayado que optimizar y ajustar las medidas no implica aflojar la prevención y el control, ni es un levantamiento de las restricciones o quedarse quieto en la lucha contra el virus”, indicó el periódico.

Registros a los participantes de las protestas

Entra tanto, las fuerzas del orden han estado registrando a las personas que participaron en las protestas para después citarlas en las comisarías, mientras que a aquellos que fueron vistos en puntos conflictivos clave durante las últimas 24 horas, se les exigió que mostraran sus teléfonos móviles en busca de mensajes comprometedores. No obstante, no se ha confirmado el número de personas detenidas formalmente por su participación.

Para reprimir y controlar a su pueblo, las autoridades chinas han creado un sistema de vigilancia nacional de miles de millones de dólares, que ahora se está poniendo a prueba para barrer a miles de manifestantes.

Es sabido que China no tolera la disidencia política. Los disidentes van a la cárcel, a menudo durante bastante tiempo. Por ello, un fortísimo despliegue policial a pie de calle ha estado revisando terminales, para comprobar contenidos sospechosos, el uso de redes privadas virtuales (VPN) o la aplicación Telegram, aparentemente utilizada para coordinarse. En el país, el uso de VPN es ilegal y Twitter, Facebook, Google y Telegram están bloqueados.

Desde el lunes, las redes sociales chinas se han ido limpiando por la censura, incluso de referencias indirectas a lo ocurrido en ciudades como Pekín, Shanghái, Urumqi, Guangzhou, Wuhan y Hangzhou.

Vacaciones anticipadas en las universidades

Por otra parte, la Universidad Tsinghua de Pekín y otras escuelas de la capital y de la provincia meridional de Guangdong, cuyos estudiantes también mostraron su descontento, decidieron enviar a su alumnado de vuelta a sus casas para “así protegerlos de un posible contagio”. Sin embargo, es evidente que, al dispersarse en zonas lejanas, también se reduce la posibilidad de que se produzcan más trifulcas. Los dirigentes chinos son especialmente cautelosos con las universidades, que han sido focos de activismo, incluidas las protestas de Tiananmen.

Desencadenadas en parte por un incendio mortal en Urumqi, estas revueltas constituyen la mayor muestra de desafío público contra el recién reelegido secretario general del Partido Comunista por tercera vez, Xi Jinping. Ha quedado patente que su emblemática campaña contra el virus no avanza como esperaba: el país se ha visto inmerso en una batalla difícil de librar tras casi un año de intentos de contener la variante ómicron, utilizando su viejo manual de encierros masivos y pruebas obligatorias para luchar contra un enemigo invisible que es incapaz de erradicar.

Se supone que esta estrategia bien aplicada debería servir para contener el virus y, al mismo tiempo, mantener el ritmo de las actividades económicas y garantizar el desarrollo. Pero la dura realidad es que el problema está ahora fuera de control, la economía en ruinas y los ciudadanos han perdido la paciencia para mostrar, sin temor a la represión, un desafío público contra el partido y su todopoderoso presidente.

Aun así, las autoridades sanitarias han repetido de nuevo el mantra de “compromiso inquebrantable con la política de cero covid”, incluso a pesar de haber introducido cierta flexibilización de las normas recientemente. “Las medidas de control de la covid-19 deben levantarse de forma oportuna en cuanto las condiciones lo permitan, para así minimizar las molestias causadas por las restricciones en la vida cotidiana de la gente”, declaró el martes Mi Feng, portavoz del NHC.

Vacunación de ancianos

El organismo nacional de control de la salud (NHC, por sus siglas en inglés) anunció su intención de acelerar y reforzar la vacunación de las personas de edad avanzada, lo que se considera clave para aliviar las impopulares restricciones. En este sentido, la comisión sanitaria señaló que se dirigirán más vacunas a las personas mayores de 80 años y se reducirá el intervalo de tres meses entre la vacunación básica y los refuerzos para este grupo de edad.

Más del 90% de los 1.400 millones de chinos han sido inmunizados totalmente, pero la cifra disminuye con respecto al envejecimiento. El porcentaje de personas de 60 años o más que habían recibido dos dosis era del 86,4% hasta el 11 de noviembre; los receptores de una dosis de refuerzo representaban el 68,2% de la población anciana.