Conflicto árabe-israelí

El fuego múltiple contra Israel y el repunte terrorista acercan la escalada regional

En apenas cinco días, la zona ha vivido los lanzamientos de cerca de un centenar de cohetes disparados contra territorio israelí desde el sur del Líbano y Gaza, así como contra los Altos del Golán desde Siria

El sistema antimisiles Cúpula de Hierro de Israel intercepta cohetes lanzados desde la Franja de Gaza hacia Israel
El sistema antimisiles Cúpula de Hierro de Israel intercepta cohetes lanzados desde la Franja de Gaza hacia IsraelAMIR COHENREUTERS

Alta tensión regional en el inicio de una semana –en medio de la Pascua judía y el Ramadán- que comienza como acabó la última. En apenas cinco días, desde el 6 de abril, la zona ha vivido los lanzamientos de cerca de un centenar de cohetes disparados contra territorio israelí desde el sur del Líbano y Gaza, así como contra los Altos del Golán desde Siria, la respuesta armada israelí contra objetivos situados en los citados territorios, atentados terroristas en Cisjordania y Tel Aviv –con un balance ya de cuatro víctimas mortales además del asaltante abatido– y la muerte este lunes de un adolescente palestino en una redada protagonizada por soldados israelíes junto a Jericó.

El desencadenante de la espiral del fin de semana pasado había sido la doble irrupción, la semana pasada, de las fuerzas de seguridad israelíes en la mezquita Al Aqsa de Jerusalén. Y todo ello en la estela de varias jornadas de protestas masivas contra la propuesta de reforma del sistema judicial impulsada por el primer ministro Netanyahu, que admitía el fin de semana la gravedad del momento para su país. La tormenta perfecta para que la región pueda verse arrastrada a un conflicto a gran escala en próximas fechas.

Después de los bombardeos israelíes el domingo contra objetivos militares de las Fuerzas Armadas sirias –en respuesta a los lanzamientos de varios cohetes a los Altos del Golán en la víspera–, en la mañana de este lunes un palestino de 15 años murió tras recibir varios disparos de las fuerzas israelíes durante los enfrentamientos registrados en un campo de refugiados situado junto a Jericó.

Fuentes militares israelíes confirmaron la operación en Aqabat Jaber para “detener a un sospechoso de terrorismo” que será procesado y el estallido de “disturbios violentos en varios lugares”. Horas antes un soldado y un oficial israelí resultaron levemente heridos durante una operación en Naplusa. Entretanto en la mañana de ayer trascendía la noticia del fallecimiento de la madre de las dos jóvenes británico-israelíes muertas a tiros en una emboscada sufrida en una carretera situada cerca del asentamiento de Hamra, en el noreste de Cisjordania, en la mañana del viernes. La progenitora de las dos hermanas fallecidas perecía tres días después en un hospital de la zona víctima de las heridas de bala sufridas a manos de un pistolero palestino según las primeras investigaciones.

En menos de una semana Israel ha sufrido los ataques simultáneos de Hamás desde el sur del Líbano –la de este jueves fue la mayor ofensiva desde ese país desde 2006– y la Franja de Gaza y de milicias –las investigaciones apuntan a las Brigadas Al Quds, brazo armado de Yihad Islámica– radicadas en suelo sirio. Una ofensiva coordinada –a la que Tel Aviv ha respondido de manera contenida– que no puede vincularse a la casualidad: Israel vive un momento de alta tensión doméstica; entretanto, su archienemigo, la teocracia de los mulás en Irán, se siente espoleada por el acuerdo alcanzado con Arabia Saudí gracias a los auspicios chinos, y la dictadura de Bachar el Asad sigue avanzando hacia su plena rehabilitación. Un escenario que compromete seriamente la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí, que hace pocos meses parecía muy próxima, y confirma la pérdida de influencia estadounidense en la región.

Ninguna organización se ha responsabilizado de los ataques, pero Hamás los ha celebrado. Hizbulá, aliada del régimen de Damasco y Teherán, ha evitado quebrar hasta ahora su silencio, aunque nada se mueve en el sur del Líbano sin el consentimiento de la organización liderada por Hassan Nasrallah.

La espiral de la última semana confirma un arranque de año particularmente sangriento. Son los meses más violentos del conflicto desde 2000: han muerto 96 palestinos y árabes-israelíes en incidentes violentos con Israel y también 18 personas del lado israelí (cifras que se elevan a 250 palestinos muertos entre combatientes y civiles y más de 40 israelíes si se toma el último año). Una situación que retrotrae a la Segunda Intifada y coincide con la llegada del actual Gobierno israelí, el más nacionalista y religioso de su reciente historia.