India
Modi inaugura el polémico templo hindú de Ayodhya en vísperas de unas elecciones clave
El megaproyecto ha costado 217 millones de dólares y ocupa tres hectáreas y aspira a convertirse en el Vaticano hindú
El primer ministro indio, Narendra Modi, inauguró el lunes un controvertido templo dedicado al dios hindú Ram, en un disputado lugar sagrado que se ha convertido en símbolo de las tensiones religiosas en la mayor democracia del mundo, el emplazamiento de una mezquita en la localidad septentrional de Ayodhya. Este acto emblemático, según los analistas, marca el inicio de la campaña del gobernante Partido Bharatiya Janata para las elecciones de este año, y pretende el apoyo y la movilización de seguidores para asegurarse un nuevo mandato en el poder.
En un escenario que parecía sacado de una epopeya sagrada, Modi se alzó como la figura central, proclamando el día como el "Amanecer de una nueva era". Alrededor de 7.500 personas, incluyendo destacados empresarios, políticos reconocidos y estrellas del cine, presenciaron este trascendental ritual. Mientras la emoción y el bullicio se apoderaban del ambiente, aquellos que no pudieron acceder al santuario se congregaron en torno a una pantalla gigante que les permitió disfrutar plenamente del espectáculo.
Vestido con una túnica kurta tradicional, Modi dirigió la consagración mientras los sacerdotes hindúes entonaban cánticos y se descubrió una estatua de 1,2 metros del Señor Rama en el interior del templo. Entretanto, helicópteros de la Fuerza Aérea India rociaron el área con pétalos de flores, mientras el líder colocaba un loto ante el ídolo de piedra negra, adornado con ornamentos de oro.
A juicio de algunos analistas, la ceremonia podría constituir el arranque de la campaña electoral en favor de Modi, reconocido nacionalista hindú y uno de los líderes más influyentes del país, que ha tratado de transformarlo de una democracia laica en un Estado marcadamente hindú en sus casi diez años de mandato. Al parecer, la pompa del gobierno revela que la línea divisoria entre religión y Estado está cada vez más difuminada bajo el mandato presidencial de Modi.
Versión hindú del Vaticano
El Ram Mandir honra al Señor Rama, la deidad más venerada del hinduismo, y está convirtiendo la ciudad de Ayodhya en el estado de Uttar Pradesh, al norte de la India, en un centro turístico de gran envergadura, que las autoridades esperan que sea una versión del Vaticano. Esta urbe está experimentando una completa transformación para poder recibir a aproximadamente 200.000 visitantes diarios. Las carreteras se han ensanchado y se ha creado el Camino del Ram, una vía de 13 km con cuatro carriles que conduce a los peregrinos hasta la imponente estructura de tres pisos hecha de piedra rosada.
Asimismo, Modi inauguró el mes pasado un nuevo aeropuerto con capacidad para recibir a 6 millones de pasajeros al año, que exhibe elementos arquitectónicos del santuario en su fachada. Incluso se están construyendo grandes hoteles, mientras que residentes locales están convirtiendo sus hogares en pensiones para ofrecer hospedaje a los peregrinos.
El suntuoso templo, cuyo coste se calcula en 217 millones de dólares y que ocupa una superficie de casi 3 hectáreas, se alza sobre los escombros de la mezquita Babri, del siglo XVI, devastada en 1992 por turbas hindúes que la creían edificada sobre las ruinas del templo que marcaba el lugar de nacimiento del Señor Ram.
El derribo de la mezquita desencadenó sangrientos disturbios en todo el país, con un saldo de al menos 2.000 muertos, en su mayoría musulmanes. Esta disputa concluyó en 2019 cuando, a través de una polémica resolución, el Tribunal Supremo de India calificó la destrucción de la mezquita de "violación atroz" de la ley, pero concedió el emplazamiento a los hindúes, mientras que a los musulmanes les otorgó otra parcela.
Urnas en primavera
La inauguración del monumento, que está lejos de estar terminado, coincide con los preparativos de Modi y su partido nacionalista hindú, el Bharatiya Janata Party, para presentarse a un tercer mandato consecutivo en las elecciones de esta primavera. Desde hace décadas, el BJP defiende la necesidad de erigir dicho complejo como forma de celebrar la identidad hindú tras siglos de dominio mogol y británico. La apertura ayudaría al presidente a ganarse el favor de los electores en un país de 1.400 millones de habitantes de mayoría hindú desde su independencia en 1947.
Desde que Modi asumió el cargo en 2014, la libertad de prensa en India ha disminuido y ha aumentado la violencia comunal contra musulmanes, cristianos y otras minorías religiosas. Además, en 2019 fue criticado por revocar la autonomía limitada de Cachemira, la única región de mayoría musulmana de India.
Al mismo tiempo, India ha ascendido en relevancia mundial, fortaleciendo sus lazos con Estados Unidos y sus aliados en su intento de hacer contrapeso a China, al tiempo que promueve su papel como líder del Sur Global.
La relación del país con Washington no está exenta de tensiones. En noviembre, la fiscalía estadounidense acusó a un funcionario indio anónimo de conspirar para asesinar a un líder separatista sij residente en Nueva York, pero las autoridades indias lo han negado categóricamente.
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