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Assange agranda la herida entre May y los laboristas

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En medio de las negociaciones para llegar a un acuerdo sobre el Brexit, Corbyn exige al Gobierno británico que impida la extradición a EE UU

Sin atención médica, sin apenas ver el sol e incluso sin acceso a internet, su principal fuente de acceso al mundo. Julian Assange asegura que sus casi siete años de encierro en la Embajada de Ecuador en Londres no han sido fáciles. Aunque su futuro no se presenta mucho mejor, puesto que ahora se enfrenta a hasta doce meses de cárcel en Reino Unido y hasta cinco años en EE UU o incluso más, porque algunos consideran que podrían ser décadas.

El hacker, que saltó a la fama en 2010 después de revelar a través de Wikileaks cientos de miles de documentos secretos que hicieron temblar los despachos presidenciales a ambos lados del Atlántico, fue detenido el jueves. Ahora, su posible extradición a EE UU ha dividido, aún más, a la clase política británica.

En medio de la crisis institucional sin precedentes que existe en Westminster por el Brexit, el caso del australiano ha creado un nuevo punto de tensión entre el Gobierno y la oposición. La «premier» Theresa May asegura que «nadie está por encima de la ley» y ha garantizado que el activista no será extraditado a ningún país «en el que pueda sufrir torturas o pena de muerte». Sin embargo, todo apunta a que Assange podría acabar cruzando el Atlántico, aunque el líder laborista Jeremy Corbyn asegura que el Ejecutivo debería «oponerse a la extradición porque reveló las atrocidades en Irak y Afganistán». Por su parte, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha pedido a las autoridades británicas que garanticen que el fundador de Wikileaks recibirá un juicio justo.

Horas después de su arresto, Assange fue llevado hasta la Corte de Magistrados de Westminster, que le declaró culpable de violar los términos de su libertad condicional, al no haberse presentado en junio de 2012 ante la Justicia para responder por los supuestos delitos sexuales de los que se le acusaba en Suecia. Estocolmo cerró en 2017 el caso, pero los tribunales británicos mantenían abierto el proceso por no haber comparecido cuando se le requería. A la espera de la primera sentencia, tendrá que volver a comparecer además el próximo 2 de mayo, en relación al proceso de extradición a Estados Unidos, en un calendario que podría durar años, según todos los expertos. Hasta entonces, el australiano permanecerá en la prisión de Belmarsh, que llegó a ser conocida en su día como «la Bahía británica de Guantánamo». Situada al sureste de Londres, ha tenido a presos de alto perfil como Abu Qatada, considerado el «Osama Bin Laden europeo». Los alrededores no serán ajenos para Assange. Ya estuvo nueve días en 2010 en otra cárcel de la capital, Wandsworth, en relación a la solicitud de extradición sueca.

Durante su libertad condicional, por miedo precisamente a ser extraditado a Estados Unidos, buscó asilo en la Embajada de Ecuador en Londres, donde se encerró en junio de 2012. Su destino tomó otro rumbo en 2017 cuando Lenín Moreno se convirtió en nuevo presidente de Ecuador. A pesar de estar apadrinado por Rafael Correa, el nuevo mandatario se distanció de su antecesor y nunca estuvo especialmente cómodo con la situación del «inquilino», al que llegó a denominar una «piedra en el zapato».

Por su parte, Wikileaks acusa a «actores poderosos», incluida la CIA, de orquestar una «sofisticada operación» para «deshumanizarle». En cualquier caso, el hacker no ha permanecido quieto durante este tiempo. En varias ocasiones, el Gobierno de Quito reprochó a su huésped que se involucrara en los asuntos de terceros países, como las últimas elecciones estadounidenses o la crisis política en Cataluña, donde se posicionó a favor de los independentistas durante el referéndum ilegal.

Hillary Clinton: «Debe responder por lo que hizo»

El fundador de Wikileaks, Julian Assange, debe «responder por lo que ha hecho», afirmó ayer Hillary Clinton tras la detención del pirata informático. La candidata demócrata de 2016, la gran perjudicada en esa campaña electoral por la difusión de sus correos electrónicos a cargo de Assange, arremetió contra éste mientras asistía a un evento con su esposo, el ex presidente Bill Clinton.

EE UU acusa a Assange de conspirar con el ex analista de inteligencia del Ejército, Chelsea Manning, para entrar en un ordenador clasificado del Gobierno en el Pentágono. Pero la publicación en Wikileaks de correos demócratas robados por oficiales de inteligencia rusos durante las elecciones de 2016 perjudicó gravemente la campaña presidencial de Hillary, lo que agradeció Trump públicamente.