Avión de combate
El avión de combate F-35 ayudará a reducir la potencia del enemigo y no de la forma que piensas
Un señuelo inflable del caza F-35, desarrollado en Corea del Sur, imita las características de los aviones furtivos para engañar a los misiles enemigos. Este sistema busca provocar el gasto de munición de alto coste y su demanda crece globalmente
El escenario bélico contemporáneo se ve cada vez más condicionado por el coste y el engaño. Misiles y drones avanzados, cuyo precio puede ascender a millones de euros, encuentran en artilugios aparentemente sencillos un contrapeso notable. Los ejércitos están rescatando tácticas ancestrales y dotándolas de tecnología punta, empleando señuelos para desorientar al enemigo y proteger armamento real.
Asimismo, estas maquetas inflables, que simulan tanques, cazas o lanzacohetes, están acaparando atención a nivel mundial. Su capacidad para burlar los sensores adversarios, confundir a los atacantes y disuadir una agresión, las convierte en herramientas estratégicas. Ante conflictos como el de Ucrania y tensiones en Asia, la demanda de señuelos experimenta un ascenso notable.
Un ejemplo de esta evolución es el vídeo de un señuelo inflable con la forma del caza F-35A, con más de 2,3 millones de visualizaciones. Desarrollado por Sea Wolf Marine, fabricante de chalecos salvavidas en Gimhae, este producto subraya el rol creciente de Corea del Sur en este particular mercado. El sistema, compacto y transportable, puede desplegarse en pocos minutos.
La avanzada tecnología de camuflaje en el campo de batalla
El señuelo F-35A se despliega de una caja compacta, inflándose hasta convertirse en una réplica a tamaño real del caza en minutos. Construido en formato de remolque, su transporte es sencillo y tan solo dos personas pueden montarlo en unos diez minutos. Desde Interesting Engineering informan que esta estructura engaña miradas de satélites o aeronaves, incentivando al oponente a malgastar valiosa munición de guerra.
Además, Sea Wolf ha desarrollado maquetas de la artillería autopropulsada K9 de Corea y del tanque K1A2. Los ingenieros trabajan también en réplicas de otros sistemas de combate extranjeros, como el HIMARS estadounidense y el F-35. La versión del tanque K1A2 pesa unos 172 kilogramos, mientras que el señuelo del K9 alcanza los 163 kilogramos, siendo ambos montables por dos operarios.
Por otro lado, los señuelos del F-35 y del HIMARS incorporan prestaciones más avanzadas. Pueden ser controlados a distancia como vehículos operativos reales, y sus tubos lanzamisiles reproducen movimientos con gran realismo. Sea Wolf ha diseñado sus productos para ir más allá de la mera silueta, ya que emiten ondas electromagnéticas y calor. Esto les permite aparecer en radares y sensores infrarrojos, dificultando su distinción del armamento genuino. Los analistas de mercado prevén un ascenso en la demanda; Strategic Market Research calcula que el sector global de señuelos inflables crecerá de 1.100 millones de dólares en 2023 a 1.900 millones para 2030. A medida que los conflictos persisten, sistemas como el F-35 inflable de Sea Wolf desempeñarán un papel más importante.