
Francia
Bayrou activa el decretazo para aprobar los presupuestos y afrontará una moción de censura
La sensación es que esta vez el gobierno no va a caer porque los socialistas y el partido de Le Pen perciben el hartazgo de la sociedad ante la inestabilidad
Los días de tormenta política vuelven a Francia. Como si se tratase de un déjà vu, la secuencia política con la que arranca la semana recuerda demasiado al efímero gobierno del conservador Barnier, finiquitado tras una moción de censura en diciembre pasado tras intentar aprobar por decreto los presupuestos. Ahora es turno para la primera gran prueba de fuego para su sucesor en el puesto, el centrista François Bayrou.
El actual primer ministro ha activado el decretazo este lunes en la Asamblea Nacional para aprobar los presupuestos de 2025 lo que ha desencadenado, como en el caso de su antecesor, una presentación de moción de censura en su contra por parte de la izquierda radical que será debatida mañana miércoles.
Hasta aquí el paralelismo de ambas situaciones es sobresaliente pero puede que su desenlace sea totalmente distinto. En eso confía el gobierno después de semanas de negociación -y de concesiones- al partido socialista. En la tarde de este lunes y tras una reunión de su Ejecutiva, el PS anunciaba vía comunicado que no votará a favor de la moción. El Ejecutivo, pese a ello, no puede cantar aún victoria ya que falta que la disciplina de voto se aplique el miércoles.
Y terremotos menos esperados ya han sacudido Francia en el último año. Aún con todo, la sensación es que el gobierno no va a caer. Ya no sólo por las negociaciones con los socialistas, tampoco parece muy decidida Marine Le Pen a apoyar esta vez la moción consciente del hartazgo que existe en buena parte de la opinión pública ante esta situación de inestabilidad.
Ahora mismo, el castigo de hacer caer al gobierno sería superior a la ganancia, según estiman desde el Reagrupamiento Nacional. La posición final de la extrema derecha respecto a la moción podría darse a conocer sólo momentos antes de la votación aseguran fuentes del partido. Para tumbar al gobierno la moción deberá obtener un mínimo de 289 votos, de los cuales unos 126 de los insumisos, ecologistas y comunistas estarían en principio asegurados, pero la cifra para su aprobación parece lejana.
El anuncio del decretazo para aprobar los presupuestos ya había sido justificado por Bayrou durante el fin de semana en una entrevista. "Hay que pasar el texto sin demora por la aprobación. Un país como el nuestro no puede quedarse sin presupuestos. La única manera es involucrar a la responsabilidad del gobierno. Eso se hará este lunes", dijo Bayrou.
Los socialistas han justificado la responsabilidad de no votar la moción dejando claras a la vez sus serias diferencias co el gobierno pero su decisión ha desencadenado una nueva tormenta en el seno de la coalición del Nuevo Frente Popular que ya venía dinamitada por las negociaciones que los socialistas mantenían con el Ejecutivo. Mélenchon ha sentenciado que la coalición se queda ahora de facto “reducida de un partido” y que a partir de ahora habrá que ver “quién se queda dentro y cómo funcionar”.
Palabras que muchos interpretan como una amenaza velada a ecologistas y comunistas quienes también fueron partidarios en un primer momento de establecer contactos con el gobierno. Después de las elecciones legislativas del pasado junio, la Asamblea Nacional de Francia quedó sin mayorías claras, acentuando la dificultad para dirigir una Francia que parece ingobernable en tres grandes bloques.
Aunque en lo esencial el presupuesto de Bayrou es muy similar al de Barnier, que se convirtió en el primer ministro más breve de la historia reciente de Francia, el centrista ha dado algunas concesiones a los socialistas. Entre ellas figura un mayor gasto sanitario, la supresión de la medida que recortaba 4.000 puestos en la educación o ciertas medidas medioambientales.
Además, el primer ministro admitió reabrir el debate sobre la reforma de las pensiones, que está ahora siendo renegociada por sindicatos y patronal, lo que le permite reivindicar avances frente a su electorado.
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