Desde Polonia

Biden promete defender «cada pulgada de la OTAN»

Garantías a los países del Este. El presidente de EE UU intenta tranquilizar a los aliados ante el temor a una nueva expansión rusa

El presidente de EE UU, Joe Biden, terminó ayer su última gira europea, que tenía como principal objetivo demostrar el apoyo de Washington a Ucrania, en vísperas del primer aniversario del comienzo de la contienda este 24 de febrero.

Tras haber visitado por sorpresa Kyiv el lunes y después haberse desplazado a Polonia el martes, el presidente de EE UU se reunió este miércoles en Varsovia con el denominado Grupo de Bucarest, formato que agrupa a los nueve países de la OTAN más cercanos a Moscú y que decidieron empezar a citarse en encuentros periódicos precisamente después de que Vladimir Putin invadiera la Península de Crimea (Ucrania) en 2014.

Biden ha querido dejar claro a aquellos países cuyo aliento de Putin está peligrosamente cerca que «está absolutamente claro» que EE UU «defenderá literalmente cada pulgada de la OTAN» y que los nueve países congregados –Bulgaria, Eslovaquia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa y Rumanía– son la «línea de frente de la defensa colectiva de la OTAN». A nadie se le escapa que una posible victoria de Moscú en Ucrania podría envalentonar a Putin para extender sus tentáculos a los países que pertenecían a la antigua órbita soviética. Para el Kremlin, la adhesión de estos países a la OTAN siempre ha sido una traición por parte de Occidente que aprovechó la debilidad rusa tras el final de la Guerra Fría y la caída del comunismo.

El «think tank» estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra ha alertado de que la Alianza Atlántica debe prepararse ante la posibilidad de que Moscú acabe controlando Bielorrusia, lo que estrecharía aún más la presión sobre el flanco oriental de la Alianza.

De momento, no han trascendido demasiados detalles del encuentro a puerta cerrada. Antes de que Biden llegase a Polonia, su primer ministro, Mateusz Morawiecki aseguró en una entrevista con la cadena CBS sus intenciones de pedir a Washington que incrementase la presencia de sus tropas en el país. En la actualidad, unos 11.000 soldados estadounidenses están destinados de manera rotatoria y Varsovia pretende que EE UU cuente con bases permanentes de la OTAN en el país. Se desconoce si Biden atenderá estas peticiones, ya que abandonó Polonia para poner rumbo a Washington en el Air Force One sin realizar nuevas declaraciones ante los medios.

Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien también ha participado en la reunión, ha dejado claro que «no podemos permitir que Rusia siga socavando la seguridad europea. Debemos romper la espiral de agresión rusa». Para el político noruego, los aliados deben garantizar que la historia «no se repite de nuevo» y ha recordado las operaciones militares emprendidas por Rusia en el pasado como la de Georgia en 2008 o la invasión de Crimea y el Donbás en 2014. Precisamente, en vísperas del primer aniversario de la invasión a Ucrania, muchas cancillerías se preguntan ahora si la respuesta de EE UU y la UE no fue demasiado débil en esos momentos y esa tibieza acabó convenciendo a Putin de acabar invadiendo Ucrania.

La visita de Biden no solo pretendía sacar músculo y dar ánimos antes de la efeméride sino que este aniversario se produce en un momento especialmente delicado. Tras las derrotas del Ejército ruso durante el otoño y después de que los socios europeos estén capeando la dependencia del gas ruso mejor de lo esperado, Putin necesita cuanto antes nuevas victorias y no parece que haya nada dispuesto a detenerle.

Por eso, el Kremlin está preparando nuevas ofensivas en primavera y sabe que el tiempo corre en contra de los aliados de la OTAN. Nadie estaba preparado para una contienda tan larga y un conflicto convencional que necesita de grandes cantidades de municiones y artillería. La industria europea y estadounidense se encuentra sobrepasada por las circunstancias, los pedidos se acumulan y las empresas armamentísticas no están dispuestas a hacer grandes inversiones a largo plazo si los países europeos no les garantizan contratos duraderos. Se espera que la Comisión Europea presente un nuevo plan para aumentar la producción antes del encuentro de los ministros de Defensa en Estocolmo los próximos 7 y 8 de marzo y el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, ha hecho un llamamiento a las cancillerías europeas para que primen el envío de artillería a Kyiv a costa de vaciar sus propios arsenales, si es necesario.

A esto se añade que la huida de Putin hacia delante también incluye desmantelar los acuerdos internacionales de proliferación de armas. Ayer, el Parlamento ruso refrendó la decisión anunciada este martes por parte de Putin por el que Rusia decide abandonar el cumplimiento por el control de armas nucleares, el conocido como tratado Nuevo Start firmado con Estados Unidos en 2010. Rusia asegura que no piensa probar armas nucleares, pero que debe estar preparada si Washington lo hace primero. A preguntas de los reporteros, Biden aseguró que esta decisión ha sido una «mala idea».

La OTAN ya pidió este martes a Moscú que reconsiderase su decisión y alertó de que este paso dado por Rusia supone desmantelar los acuerdos vigentes en las últimas décadas para el control de armas, lo que hace que el mundo sea ahora un lugar “más peligroso”.