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Bruselas

Boicot europeo a la inauguración

La Razón
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Israel no podrá proyectar hoy una imagen de apoyo sin fisuras de la comunidad internacional a sus esfuerzos por convertir Jerusalén definitivamente en su capital con todas las consecuencias. El efecto simbólico del traslado de la embajada de Estados Unidos a la Ciudad Santa por antonomasia será contrarrestado por el boicot de decenas de países –muchos de ellos importantes aliados tradicionales de Israel– a la inauguración. En el mismo día en el que los judíos de Palestina declararon la independencia de Israel, el 14 de mayo de 1948, el presidente Truman reconoció al nuevo Estado. La decisión del actual mandatario, Donald Trump, de reconocer Jerusalén como la capital de Israel no ha contado con el mismo consenso: las cancillerías europeas han considerado tradicionalmente que el reconocimiento de Jerusalén como capital prejuzgaría las negociaciones entre israelíes y palestinos a la hora de encontrar una resolución al conflicto.

Ruptura del consenso

Al igual que la decisión de Trump de salirse del pacto nuclear con Irán, los principales socios europeos consideran que el traslado de la embajada rompe el consenso internacional. Prueba de ello es que de los 86 embajadores y encargados de negocios de legaciones invitados a la fiesta de ayer solo 40 confirmaron su asistencia estando entre los que no asistirán tampoco mañana España, Reino Unido, Francia e Italia. Tal es el nivel de descontento en Europa que, según informó ayer el Canal 10 israelí, solo gracias a una intervención de última hora de Rumanía, Hungría y República Checa se evitó un pronunciamiento oficial de Bruselas criticando la decisión del presidente estadounidense de trasladar su embajada.

La respuesta oficial de la UE fue hecha pública en la cuenta de su legación en Tel Aviv, en la que se reafirmó la voluntad de Bruselas de que se cumpla la resolución 478 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, aprobada en 1980, en la que se recomendaba sacar las embajadas de Jerusalén en señal de protesta por la anexión unilateral del sector este de la ciudad por parte de Israel.

Poco más de 50 funcionarios cambiarán de puesto de trabajo debido al traslado de la embajada, algo que prueba que, más allá de la instalación de una nueva placa a la entrada, se trata de un gesto simbólico. El problema viene cuando se considera cómo será interpretado ese gesto por los palestinos porque, ¿qué motivación les va a quedar para sentarse a negociar cuando el principal mediador concede a una de las partes uno de los principales puntos en disputa?