Nigeria

Bola Tinubu es investido como nuevo presidente de Nigeria con una fuerte oposición en su contra

El candidato del APC sucederá a su compañero de partido, Muhammadu Buhari, y deberá hacer frente a la debacle económica del país y a un grave problema de inseguridad

Nigeria.- Bola Tinubu jura el cargo como nuevo presidente de Nigeria
Bola Tinubu jura el cargo como nuevo presidente de Nigeria.Europa Press

Bola Tinubu ha sido hoy investido en Abuya como presidente de Nigeria. El que fuera gobernador de la ciudad de Lagos entre 1997 y 2002 ha sustituido este 29 de mayo a su compañero de partido (APC) y previo mandamás del país durante los últimos ocho años, Muhammadu Buhari. La victoria de Tinubu en las elecciones del pasado 25 de febrero vino de la mano de 8 millones de votos en su favor, con un apoyo que representó a menos del 4% de la población nigeriana debido a la escasa participación en los comicios.

Tinubu ha sido desde hace décadas un hacedor de reyes en Nigeria, un hombre poderoso en la esfera política en torno al cual orbitaban gobernadores y ministros, influyente tanto en las grandes ciudades como en las zonas rurales. Cuando anunció su candidatura para la presidencia, fue tajante a este respecto al asegurar que “ahora es mi momento para ser rey”. El tacto del poder rezuma entre las palabras de quien gobernará Nigeria hasta 2027. Su repertorio de medidas se centrará así en la inversión en transporte público, en atraer la inversión extranjera y promover un gobierno “inclusivo” que aplaque las profundas diferencias comunitarias que hace años desangran el país. Paz y prosperidad, lo que incluiría mejorar las técnicas agrícolas en Nigeria y, llegado el caso, aumentar las exploraciones petrolíferas en la región del Lago Chad.

Muchos de su simpatizantes confían en que Tinubu consiga además erradicar definitivamente el grave problema que genera la inseguridad en Nigeria. Es de sobra conocida su eficacia en la lucha contra el crimen durante su periodo como gobernador de Lagos, donde los asesinatos se desplomaron en pocos años, mientras una línea continuista en la ofensiva de su predecesor contra los yihadistas del norte podría terminar definitivamente (aunque se prevean grandes dificultades) con Boko Haram. Sus vínculos familiares y de amistad con las élites del norte, además de su condición de musulmán y la de su vicepresidente, podrían facilitar además una etapa de diálogo que sustituya en cierta medida los campos adonde la fuerza bruta no alcanza a actuar.

Igualmente, se espera que Tinubu beneficie en gran medida, tal y como prometió durante la campaña electoral, a las empresas extranjeras que deseen generar negocio en Nigeria. Tinubu se ha postulado, frente a otros contendientes que abogaban por la nacionalización de la industria, como el candidato deseado por las potencia extranjeras que desean llenarse los bolsillos con el petróleo que mana del país.

Su predecesor se despidió de los ciudadanos nigerianos con un discurso televisado en la noche del domingo y donde reconocía los errores cometidos en los últimos ocho años, pero opinando también que dejaba el país “mejor que en 2015”. Buhari, militar de profesión, llegó a la presidencia de Nigeria en ese año con la promesa de arrancar de raíz la inseguridad que puebla cada recoveco de su tierra; y pese a haber arrinconado con relativo éxito al yihadismo de Boko Haram en el norte, no pudo evitar que prosigan las oleadas de secuestros, los enfrentamientos fratricidas entre pastores y agricultores o los asesinatos diarios que vuelven resbaladizas las aceras de las principales urbes. Para Tinubu, sólo mostró palabras de apoyo: “No tengo dudas sobre tu pasión por la excelencia, tu confianza en la competencia, tu justicia en las relaciones, tu compromiso con la equidad, tu lealtad al país y tu deseo de que Nigeria sea una nación relevante a una escala global bajo tu mando, bajo la guía de Dios”.

Y se baja el telón sobre Buhari, cuya presidencia ha supuesto un duro varapalo para su estado de salud (hasta el punto en que se rumorea en Nigeria que alguien de su gabinete estuvo envenenándole), se abre el telón para Tinubu.

Una oposición activa

El nuevo presidente parte de una casilla de salida envuelta en una fuerte oposición que critica su proximidad al poder corrupto que ha caracterizado a Nigeria desde su independencia, hasta el punto en que se le acusa de seguir el pensamiento de Emi Lokan, una filosofía nigeriana que nace del ego y que antepone los intereses personales del gobernante al beneficio del pueblo. Como respuesta a esto, Tinubu juró durante su discurso de investidura que “mis intereses personales no interferirán en mi conducta oficial”. A sabiendas de que la participación en los últimos comicios apenas alcanzó el 26% de los votantes registrados, debe reconocer que una mayoría arrasadora de la población no desea su gobierno. Y, como todo político que se precie, procurará tornar esta situación antes de las próximas elecciones.

Su mayor adversario tiene nombre y apellidos: Peter Obi. El candidato del Labour Party no ha querido reconocer su derrota en los comicios de febrero y participa en una campaña de derribo contra Tinubu de una manera tan activa que roza el activismo antes que la oposición, hasta el punto en que no ha querido acudir a la ceremonia de investidura de su rival. El “candidato de la juventud” denunció este mismo domingo haber sufrido en los últimos meses una “campaña de calumnias y difamación” destinados a manchar su imagen para “confundir al público”. Niega de todos modos que una “campaña demoníaca” vaya a alterar la sustancia de su carácter. Su posición como tercera fuerza política en Nigeria le dará las herramientas para dificultar en la medida de lo posible las decisiones de Tinubu, aunque querrá andarse con cuidado si no quiere derribar incluso las medidas que sean beneficiosas para el país.

Nigeria tiene nuevo presidente, que es una continuación casi idéntica del anterior. Se esperan escasos cambios en lo que respecta a la política interna o externa. Aunque los hay que temen (después de los problemas de salud del anterior presidente y considerando la edad de Tinubu, que cumplirá los 72 años el próximo mes de marzo) que Bola Tinubu no aguante en pie hasta el final de su legislatura.