Israel
Decenas de miles de personas llegan al Parlamento de Israel para intentar detener ‘in extremis’ la reforma judicial
Una marea humana llega a pie a Jerusalén desde Tel Aviv en plena ola de calor tras recibir el apoyo de miles de reservistas del Ejército israelí
Una marea humana llegada a pie desde Tel Aviv alcanzó en la tarde de este sábado, después de cuatro días de travesía por una de las principales carreteras del país, los aledaños del edificio de la Knesset en Jerusalén para tratar de detener, in extremis, la reforma judicial impulsada por el primer ministro Benjamin Netanyahu antes de su definitiva votación parlamentaria.
La protesta, que culmina siete meses de manifestaciones, tuvo este sábado tintes casi épicos teniendo en cuenta las altísimas temperaturas registradas en el país. El objetivo ahora es instalarse indefinidamente en el jerosolimitano parque Sacher para seguir protestando contra la reforma.
El más importante quizás de los apoyos recibidos por el movimiento de protesta es el que representan los miles de reservistas del Ejército que se niegan a prestar servicio si no se frena la reforma del sistema judicial promovida por el Gobierno –el más conservador y religioso de la historia israelí–, que aspira a limitar el poder del Tribunal Supremo a la hora de revocar decisiones del Legislativo y del Ejecutivo.
A través de una carta dirigida al jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, y al jefe de la Fuerza Aérea, Tomer Bar, un total de 1.142 reservistas comunicaron este sábado que no acudirían a los entrenamientos, con lo cual se suman a los más de 4.000 reservistas de diferentes cuerpos y unidades del Ejército –también de élite– que ha expresado públicamente idéntica intención en las últimas semanas, informó ayer EFE.
«La legislación que afecte el carácter judío o democrático del Estado de Israel debe llevarse a cabo mediante negociaciones y un amplio acuerdo público», afirman los reservistas en la citada misiva dirigida al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa. El contenido de la carta ha recibido los apoyos de los antiguos jefes de Estado Mayor Ehud Barak –también ex primer ministro–, Moshe Yaalon y Dan Halutz, según confirmaba ayer el diario «Haaretz».
También han secundado las protestas contra la reforma de Netanyahu reservistas del Shin Bet y del Mossad, los servicios de la inteligencia interior y exterior del país. El propio exjefe del Shin Bet, Nadav Argamann, apoyó públicamente a los reservistas el 19 de julio.
Aunque Netanyahu se mantiene firme en su decisión, como quedó de manifiesto en la alocución televisiva que dirigió el jueves a los ciudadanos –en la que aseguró que «no tolerará» que los reservistas se nieguen a cumplir con sus obligaciones–, la cada vez más tensa situación que se vive en el país, cada vez más fracturado y crispado, comienza a provocar movimientos en el seno del Gobierno de coalición presidido por Netanyahu.
Ayer la oficina del ministro de Defensa, Yoav Gallant, admitía estar tratando de convencer al propio primer ministro para retrasar la votación final en el Parlamento de la ley que anula la revisión judicial por razonabilidad de las decisiones gubernamentales, prevista para lunes o martes de la semana que viene. Uno de los pilares de la reforma, la ley permite al Tribunal Supremo revocar las decisiones gubernamentales en función de si son razonables o no. Fue aprobada en primera lectura por la Knesset el 11 de julio.
«El ministro está tomando medidas para alcanzar un amplio consenso y garantizar la seguridad del Estado de Israel, dejando a las Fuerzas de Defensa al margen del discurso político», confirmó la oficina del ministro de Defensa en la noche del viernes. No obstante, Gallant, que pertenece al mismo partido de Netanyahu, el Likud, fue clave en marzo para que el Gobierno detuviera la tramitación de la reforma como consecuencia de las protestas.
Por otra parte, la ley para cambiar la composición del comité de selección de jueces quedó en suspenso –sólo faltaría una votación para su aprobación– cuando el «premier» israelí congeló la reforma en marzo después de semanas de intensas protestas para intentar buscar un consenso con la oposición. Gallant fue cesado al día siguiente de advertir por televisión del peligro que corría, a su juicio, la seguridad del país antes de que el primer ministro cediera y revocara su sustitución para no encrespar aún más los ánimos.
El movimiento civil opuesto a la reforma, que reúne a sectores como el de los profesionales de la alta tecnología, el personal universitario o reservistas, ha superado los siete meses seguidos de acciones en las calles de las ciudades e infraestructuras públicas del país. Nunca antes Israel registró unas protestas tan amplias y prolongadas en el tiempo.
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