Presidenciales
DeSantis se rinde y deja a Haley sola frente a Trump
La principal rival del magnate pone en duda su capacidad para gobernar tras los lapsus mentales en un mitin. El gobernador
de Florida da su apoyo al expresidente de EE UU
A menos de 48 horas de que se celebren las primarias de New Hampshire, el candidato republicano Ron DeSantis se ha retirado de las primarias de su partido. El gobernador de Florida, que quedó segundo en los caucus de Iowa, no tenía muchas posibilidades este martes y el domingo a través de un video que colgó en la red social X anunció al mundo el fin de su sueño presidencial. "Si bien esta campaña ha terminado, la misión continúa". En la misma retransmisión, el gobernador de Florida confirmó su respaldo al que hasta ahora ha sido su mayor rival político, Donald Trump.
"Aunque he tenido desacuerdos con¨ el exmandatario, ¨sobre la pandemia del coronavirus y su nombramiento de Anthony Fauci, Trump es superior al actual titular Joe Biden. Eso está claro¨. Las reacciones no se hicieron esperar y una de las primeras en darse por enterada fue la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, ¨acabamos de enterarnos de que Ron DeSantis se retiró de la carrera¨, dijo la candidata al llegar el domingo a Seabrook, en N.H., para un evento de campaña, "ahora es entre un chico y una mujer", aseguró refiriéndose a las primarias republicanas.
Las encuestas solo le daban a DeSantis el 6% de los votos en las primarias de mañana, y en Carolina del Sur sus resultados no eran mucho más prometedores, con un apoyo del 9%. Así que el floridano decidió el domingo poner fin a una campaña presidencial que comenzó siendo realmente prometedora y poco a poco se ha ido desinflando por los ataques y burlas constantes de Trump, que han ido degradando su imagen de fuerte guerrero hasta convertirlo en un candidato inseguro con poca fuerza.
El candidato recién retirado, de 45 años, era para muchos la gran opción a Trump, el rival más viable después de la arrasadora victoria de DeSantis como gobernador en el estado del sol. Pero no ha sabido hacerse con el electorado independiente, que ven en Trump un candidato histriónico en las formas y es un votante muy importante para poder vencer al exmandatario, al que ahora pasará a apoyar.
Quizá este cambio de estrategia sea el anuncio de una alianza de los dos políticos, con DeSantis convirtiéndose en el compañero de ticket del exmandatario, pero todavía es pronto para elucubrar sobre ello. La decisión ha llegado tras varias y largas conversaciones con sus donantes que ya no veían razones para seguir apoyando al candidato después de los flojos resultados en Iowa. ¨El dinero no estaba allí para continuar¨, dijo uno de los donantes a la cadena estadounidense CNN. Su marcha deja el tablero electoral con sólo dos participantes: Nikki Haley y Donald Trump, con el segundo arrasando en todas las encuestas y afianzando su victoria en las primarias iniciales del país.
A sus 77 años, Trump siempre ha presumido de estar en perfecta forma física y mental. De hecho, no son pocas las veces que el exmandatario se ha burlado del presidente Joe Biden (81 años) por sus lapsus mentales en público. Pero este fin de semana ha sido el propio Trump quien parece haberse desorientado. Durante un mitin de campaña en New Hampshire, el republicano se refirió erróneamente a su rival en las primarias, Nikki Haley, en vez a la expresidenta de la Cámara de representantes, Nancy Pelosi, acusándola de no haber impedido el asalto al Capitolio en enero de 2021. Sobre «Nikki Haley», decía a sus acérrimos seguidores, «¿sabes que destruyeron toda la información, toda la evidencia, la borraron toda? Todo como muchas otras cosas de las Nikki Haley estaba a cargo como responsable de la seguridad. Le ofrecimos 10.000 personas, soldados, Guardia nacional, lo que quisieran, lo rechazaron. No quieren hablar de eso. Son personas muy deshonestas». Haley (52 años) fue la embajadora de Estados Unidos ante la ONU durante la presidencia de Trump.
La también exgobernadora de Carolina del Sur y actual candidata republicana ha aprovechado enseguida la coyuntura y en una entrevista con la cadena estadounidense Fox News intentaba cuestionar la capacidad mental de Trump para hacer un buen trabajo si regresa a la Casa Blanca. Haley intentó sembrar dudas entre su electorado asegurando que quizá el expresidente ya no esté tan fuerte como en las últimas elecciones del 2016 y no está tan claro que sea capaz de aguantar la presión que supone una presidencia de cuatro años. «Necesitamos gente en la cima de su juego», dijo la candidata republicana. «No estoy diciendo que esta sea una situación como la de Joe Biden, pero sí digo, ¿realmente vamos a tener a dos personas de ochenta años postulándose para presidente?». Este ha sido uno de los reclamos importantes de su campaña a lo largo del fin de semana, hacer hincapié en la diferencia de edad con Trump, que tiene 25 años más que ella. Además, sigue exigiendo que se realicen pruebas de competencia mental a cualquier político que tenga más de 75 años.
No es el primer desliz que tiene Trump, pero hasta ahora ha sabido justificarlos y salir airoso. Como cuando dijo que a veces intercambiaba los nombres a Biden y su antecesor demócrata Barack Obama, porque asegura que lo hace «sarcásticamente», «como una indicación de que, en realidad, otros pueden estar teniendo una influencia muy grande en la gestión de nuestro país», insinuando que Obama es quien guía al mandatario estadounidense en sus decisiones. Esta vez ha sido un miembro del equipo de campaña de Trump quien a través de la red social X trataba de justificar a su jefe: «Nancy… Nikki… Es una distinción sin diferencia». El caso es que muchos estadounidenses quizá no piensen igual. Según una de las últimas encuestas sobre la edad de los candidatos presidenciales realizada por NBC News, cerca del 74% de los preguntados confesó estar preocupados por que Biden, a sus 81 años «no tuviera salud física y mental necesaria para ser presidente un segundo mandato», y alrededor del 47% reportó preocupaciones similares en cuanto a la edad de Trump.
Lo que está claro es que para el magnate esta va a ser una dura carrera electoral, cargada de citas judiciales que van a requerir que Trump pase mucho tiempo surcando los cielos para llegar a todos los procesos sin dejar de hacer campaña en los Estados decisivos. De hecho, este mismo lunes está previsto que testifique de manera voluntaria en el juico por difamación a la escritora E. Jean Carroll en una corte federal del bajo Manhattan. Su demandante le pide al jurado de 9 miembros una indemnización de diez millones dólares por los daños y perjuicios que le han supuesto los ataques verbales de Trump. Se espera que en cuanto acabe su cita judicial en Nueva York, ponga rumbo a New Hampshire, donde mañana se celebran las primarias del Estado. Es la segunda gran prueba de fuego de los candidatos republicanos y posiblemente otra oportunidad para que Trump se afiance como gran favorito entre el electorado.
De momento, las encuestas vuelven a apuntarlo como el gran ganador (53% de apoyo), pero esta vez le sigue muy de cerca Haley (36%), con 17 puntos porcentuales de diferencia. Por eso, la candidata está apostando fuerte por este Estado, con eventos y encuentros constantes con los votantes. Desde que arrancó 2023, Haley y su equipo han gastado alrededor de 28,6 millones de dólares en publicidad en New Hampshire. Ganar allí le daría un importante empuje para las primarias del resto del país.
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