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El caos reina en la Casa Blanca

Una diplomacia disruptiva y pocos avances en política interior definen el primer año de Trump

El caos reina en la Casa Blanca
El caos reina en la Casa Blancalarazon

Una diplomacia disruptiva y pocos avances en política interior definen el primer año de Trump.

Nos acercamos al primer aniversario de la victoria electoral del presidente Donald Trump y si hubiera que describir con una palabra cómo han sido estos 365 días, ésta sería desastre. La Administración de Trump ha creado un contexto político confuso que no ha hecho grande a Estados Unidos, sino todo lo contrario, y ha dado lugar a un mundo menos seguro. Consejeros y miembros del Gabinete en constante cambio, ningún logro legislativos, órdenes ejecutivas poco claras y controvertidas, tuits de medianoche que establecen inesperadas agendas, políticas cambiantes y una investigación especial sobre la interferencia rusa en la campaña electoral que ya ha conducido a la acusación de tres personas cercanas al presidente, uno de los cuales fue su director de campaña.

La repentina destitución de personas designadas por motivos políticos, tales como Michael Flynn, Sean Spicer, Steve Bannon y Reince Priebus pone en duda quién dirige el barco. En casa, se han logrado pocos avances legislativos, pese a que los republicanos controlan la Cámara de Representantes, el Senado y la Casa Blanca. La promesa de «derogar y reemplazar» de la famosa reforma electoral conocida como Obamacare ha fallado en dos ocasiones. Ahora parecen centrarse en la reforma del código tributario lo cual, a primera vista, parece un desorden total. La reforma fiscal supone un esfuerzo considerable y la Administración no está preparada para asumir una discusión a fondo sobre este asunto.

Otro aspecto clave, el control migratorio demuestra también el fracaso de la Casa Blanca. No se ha construido ningún muro, y los mexicanos siguen negándose a pagarlo. En cambio se ha dado luz verde a un plan rápido y poco elaborado para contratar a muchos más oficiales de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas para cubrir la frontera mexicana, lo cual supone una preocupación ya que este grupo lo conforman oficiales con armas sin la suficiente preparación que solo empeorará las cosas. El veto de Trump a los musulmanes se estancó en los tribunales y las protestas de activistas ante las detenciones en aeropuertos abrieron una auténtica batalla legal.

A todo este caos hay sumarle el caso de Charlottesville, donde los supremacistas blancos y los antisemitas marcharon por las calles para defender la estatua de Robert E Lee, un traidor y partidario de la esclavitud. La mayoría de los presidentes habría aprovechado esta ocasión para lanzar un mensaje de unificación y rechazo al odio. Sin embargo, Trump creo una equivalencia moral entre los supremacistas o los defensores de la igualdad social.

Si en el terreno doméstico la situación es lamentable, la exterior no deja de ser menos preocupante. Todas las labores diplomáticas de Rex Tillerson, el secretario de Estado, quedan en balde cuando un tuit nocturno del presidente, sin previo aviso, ofrece una narración alternativa. En un año, Estados Unidos ha retrocedido en todos los aspectos. Trump ha sacado al país del Acuerdo Climático de París, algo que Europa apoya firmemente, convirtiendo a EE UU, Nicaragua y Siria en el «eje de los contaminadores ambientales». Ha atacado el acuerdo nuclear con Irán y ahora ha llevado a una crisis sin precedentes con Corea del Norte.

El escándalo, la falta de preparación y las políticas mal planteadas definen a una Administración que sólo se encamina a más caos, más polémica y más aislamiento.