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El independentismo catalán reabre el debate soberanista en Bélgica

El primer ministro Charles Michel, de origen valón, ha pedido a los miembros de su Gobierno no hacer declaraciones sobre Cataluña

Charles Michel en una imagen de archivo.
Charles Michel en una imagen de archivo.larazon

El desafío independentista catalán no sólo se ha convertido en el principal problema al que se ha enfrentado España en los últimos 40 años, sino que ha extendido sus brazos al resto de Europa y especialmente a Bélgica, lugar al que se “autoexiliado” el expresidente catalán Carles Puigdemont y varios exconsejeros de su Govern.

El Ejecutivo belga, del que forma parte el partido N-VA, formación de ultraderecha y partidaria de la independencia de Flandes y que fue la más votada en las últimas elecciones, se encuentra sumido en una profunda crisis por este motivo. Así, según informan varios medios belgas, el primero ministro Charles Michel, de origen valón (la región francófona belga) que pertenece al minoritario Movimiento Reformador (9,64% de los votos), habría pedido a sus ministros no hacer comentarios sur Cataluña. El objetivo, según el diario “Le soir”, es no echar más leña al fuego. Mientras tanto, el N-VA se debate entre su carácter independentista y su presencia en el Gobierno.

Tanto el líder de este partido, Bart De Wever, como Sander Llones, han asegurado que “Carles Puigdemont es un hombre respetuoso y pacífico y me sorprende ver a ciertos políticos hablar de él como si fuese un terrorista, cuando lo único que ha hecho es organizar un referéndum para dar la palabra a su pueblo. Nada más, algo que es totalmente democrático”.

En la Constitución belga, el rey tiene la obligación de jurar “observar la Constitución y las leyes del pueblo belga, mantener la independencia nacional y la integridad del territorio”.

Esta integridad está constantemente en entredicho sobre todo por los independentistas flamencos. Así, en unas declaraciones recientes de la ministra flamenca de Asuntos Sociales aseguraba que, aunque 2020 es un poco pronto, “espero que Bélgica deje de existir en 2025”.

Posteriormente, el N-VA ha abogado por un Estado confederal, lo que provocó el pasado año otra crisis de Gobierno.