Acuerdo nuclear con Irán

El presidente iraní acusa a la Casa Blanca de “retraso mental”

Cruce de acusaciones entre Trump y las autoridades iraníes. El presidente de EE UU amenaza con “aniquilar a Irán” después de las declaraciones de Rohani

El presidente iraní, Hasan Rohani, ha hecho unas duras declaraciones contra la política de Trump/AP
El presidente iraní, Hasan Rohani, ha hecho unas duras declaraciones contra la política de Trump/APlarazon

Cruce de acusaciones entre Donald Trump y las autoridades iraníes. Escalada diálectica entre Washington y Teherán

En Teherán no dan crédito a los tímidos mensajes conciliadores de Trump, que afirmó haber detenido en el último minuto una represalia militar a gran escala contra Irán como respuesta al derribo de un dron estadounidense por misiles iraníes. En palabras del presidente iraní Hassan Rouhani, las renovadas sanciones económicas impuestas por Washington, que incluyen al ministro de Exteriores Javad Zarif, prueban que la Casa Blanca “está mintiendo” sobre los presuntos ofrecimientos de encarar una negociación para facilitar la distensión.

“¿Mientras llamas a las negociaciones, buscas sanciones contra el ministro de Exteriores? Parece que la Casa Blanca está afectada por un retraso mental”, declaró en un directo televisivo el presidente iraní. Las palabras de Rouhani fueron una réplica casi inmediata al asesor de Seguridad Nacional norteamericano, John Bolton, considerado un halcón, que en un encuentro a tres bandas sin precedentes en Jerusalén con sus homólogos de Israel y Rusia, dijo que su país “mantiene abierta la puerta de las negociaciones, pero el silencio de Irán es abrumador”.

Por su parte, Trump elevó el tono después de las acusaciones de Rouhani. “La muy ignorante e insultante declaración de Irán hecha pública hoy solo muestra que no entienden la realidad. Cualquier ataque por parte de Irán contra cualquier estadounidense será respondido con una fuerza grande y abrumadora. En algunas áreas, abrumadora significa erradicación”, afirmó Trump en Twitter.

En el choque armamentístico y dialéctico que ha puesto a Oriente Medio al filo de una confrontación bélica, se repite el patrón que se vivió el 13 de junio tras la explosión de dos buques petroleros japoneses en el estratégico estrecho de Ormuz, cuando Washington culpó a Teherán, pero el régimen de los ayatolás rechazó categóricamente la acusación. Ahora, Irán desmiente de nuevo que EE UU, que no mantiene un talante conciliador, ya que las sanciones suponen “un cierre permanente” a la vía diplomática.

La economía iraní, al borde del abismo, sufrirá un mayor contratiempo con las nuevas sanciones impuestas por la Casa Blanca, que también incluirán al líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei. “El Gobierno de Trump está destruyendo todos los mecanismos internacionales establecidos para mantener la paz global y la seguridad”, señaló un portavoz del ministerio de Exteriores iraní.

Desde Teherán, conciben las amenazas norteamericanas como parte de una nueva coalición en la región, que engloba a Israel y Arabia Saudí –principales aliados de Washington en Oriente Medio- que “rechaza la diplomacia y está sediente de guerra”.

Tras el derribo del dron por misiles iraníes, Trump dijo que evitó la respuesta militar porque iba a suponer un alto coste humano –más de 150 víctimas según afirmó-, claramente desproporcionado a la pérdida de un artefacto no tripulado. No obstante, confirmó que autorizó ciberataques contra sistemas de misiles iraníes, una información nuevamente desmentida desde Teherán.

El incremento de la tensión entre EE UU e Irán se produce un año después de que Trump decidiera retirar a su país unilateralmente del pacto nuclear firmado por las grandes potencias con el país persa, donde éste aceptaba reducir sus capacidades nucleares a cambio de un levantamiento de las sanciones económicas, que suponen un lastre para la economía interna y el comercio exterior del país. Las relaciones diplomáticas entre ambos países están completamente rotas desde la crisis de la embajada de EE UU en Teherán, en que diplomáticos fueron tomados rehenes tras el estallido de la revolución islámica de 1979.

Mientras el consejo de seguridad de la ONU pedía este lunes retomar el diálogo y rebajar las tensiones en el golfo pérsico, Irán siguió mostrando su rechazo frontal debido a la imposición de las sanciones económicas. El organismo internacional calificó los ataques a los petroleros como “una amenaza a los canales proveedores de energía y a la paz y estabilidad mundial”.

La preocupación se agrava tras los comentarios de diversos expertos, que coinciden en señalar que las capacidades de defensa aéreas de Teherán pueden poner en jaque a la superioridad de la aviación del Ejército estadounidense. Según parece, el dron derribado estaba volando a unos 18 kilómetros de altura cuando fue derribado por un misil tierra-aire de la Guardia Revolucionaria iraní.

“El derribo del artefacto demuestra que Irán está desvelando una capacidad y mandando un claro mensaje a Washington”, señaló la analista Becca Wasser a la agencia AFP. “Demuestra no solo que han desarrollado las capacidades militares, sino que tienen las habilidades para manejar estos sistemas”, añadió.

Por ello, “esto supondría un cambio significativo, porque si han logrado producir domésticamente esta capacidad, Irán lo puede proveer a grupos afines en la región (como Hizbulá en Líbano o los rebeldes Houtis en Yemen) para amenazar a EE UU y sus aliados militares”, agregó Wasser.

Mientras tanto, Teherán recibió ayer un espaldarazo por parte de Rusia, que desde su rol decisivo en el devenir de la guerra civil de Siria se ha erigido en una suerte de interlocutor no oficial entre Occidente e Irán. Nikolai Patrushev, asesor de seguridad nacional ruso, rechazó sin tapujos las acusaciones norteamericanas de que Teherán supone “la principal amenaza para la seguridad de la región”. Y respecto al derribo del dron, confirmó el argumento iraní de que fue disparado porque entró en el espacio aéreo del país persa, pesa a que Washington mantiene que estaba volando en zona internacional.