Eslovaquia

El primer ministro y un empresario, a segunda vuelta de las presidenciales en Eslovaquia

El primer ministro socialdemócrata Robert Fico y el millonario Andrej Kiska disputarán la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Eslovaquia, al no lograr el 50 % de los apoyos en la votación celebrada hoy para elegir al nuevo jefe del Estado.

El primer ministro socialdemócrata Robert Fico y el millonario Andrej Kiska disputarán la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Eslovaquia, al no lograr el 50 % de los apoyos en la votación celebrada hoy para elegir al nuevo jefe del Estado.

Con el 95 % del escrutinio, el vencedor de los comicios ha sido Fico al lograr el 28 % de los votos, pero obtuvo un resultado muy por debajo del que le otorgaban las encuestas, con hasta el 37 % de los apoyos.

En la segunda vuelta el próximo día 29 deberá enfrentarse con Andrej Kiska, un empresario y ahora filántropo que obtuvo el 24 % de las papeletas, y con quién se disputará el puesto como sucesor del actual presidente, Ivan Gasparovic.

La participación se ha situado en el 42,8%, la más baja de todas las presidenciales celebradas desde que en 1999 se introdujera la elección directa por parte de la ciudadanía.

"El resultado está abierto, y existe un 50 % de probabilidades para cada uno", declaró a los periodistas eslovacos el politólogo Grigorij Meseznikov, presidente del Instituto de análisis político IVO, en Bratislava.

Fico, de 49 años, es un político curtido que comenzó su andadura en el Partido Comunista, luego fundó el socialdemócrata SMER, y ha optado por la carrera presidencial esgrimiendo "estar preparado"para asumir un reto, con el que redondearía su trayectoria política.

Se encuentra a mitad de su segunda legislatura, y uno de sus principales hitos fue integrar a Eslovaquia en la Eurozona, uno de los proyectos políticos que mejor acogida tuvo entre la ciudadanía, que figura entre las más europeístas de la UE.

Sin embargo, y a pesar de su gran popularidad, la llegada de Fico al Palacio de Grassal de Bratislava, sede de la Presidencia, pondría en manos de los socialdemócratas Parlamento, Gobierno y jefatura del Estado, una situación sin precedentes desde la llegada de la democracia.

Algo que puede alterar Andrej Kiska, de 51 años, que se ha preciado en ser un candidato independiente, sin ninguna afiliación política, y que ahora dirige una importante ONG contra el cáncer después de haberse dedicado durante años a los negocios.

Kiska dice haber sufrido los males tragos de emprender en Eslovaquia, un país que en 2013 ocupó el puesto 61 -de 177- en el listado de percepción de la corrupción que elabora Transparencia Internacional, a la cola en este aspecto en la Unión Europea.

Otro de los argumentos de la campaña de Kiska ha sido eliminar la burocracia administrativa y mejorar las condiciones de funcionamiento de las pequeñas y medianas empresas, que son -según argumentó- la espina dorsal de la economía del país, azotado por un desempleo del 14,1% al cierre del 2013.

"Es una gran ocasión de cambiar Eslovaquia", resumió hoy sus intenciones Kiska.

El presidente tiene el poder de nombrar al primer ministro, al comandante jefe y generales de las Fuerzas Armadas, ratificar figuras del aparato judicial y firmar tratados internacionales, pero sus atribuciones son limitadas y tiene un papel más bien institucional.

Esta es la cuarta vez que el país elige a su jefe de Estado directamente de manera directa, siendo los anteriores presidentes Rudolf Schuster e Ivan Gasparovic.