Holodomor

España condena la "Gran Hambruna" provocada por Stalin en Ucrania que causó 5 millones de muertos

Las directrices del Kremlin acabaron con la vida de campesinos, políticos e intelectuales entre 1931 y 1934

Josef Stalin fue uno de los líderes políticos que más se preocupó por extraer información de amigos y enemigos a través de sus servicios de inteligencia
Josef Stalin fue uno de los líderes políticos que más se preocupó por extraer información de amigos y enemigos a través de sus servicios de inteligenciaLa RazónInternet

España, Andorra, Chile, Costa Rica, Guatemala, Uruguay y otros 49 países han condenado en la ONU, con motivo del 90 aniversario de los hechos, la Gran Hambruna provocada por el dictador comunista Iósif Stalin en Ucrania entre 1932 y 1933.

"La Declaración iniciada por Ucrania en la ONU para conmemorar el 90 aniversario del Holodomor de 1932 y 1933 ha sido firmada por 55 Estados miembros y por la delegación de la Unión Europea", ha escrito en su cuenta de la red social X, Dmitró Kuleba, en su cuenta de la red social X.

La declaración condena las políticas de colectivización de la tierra y de confiscación de los alimentos que en la primera mitad de la década de 1930 mataron de hambre en Ucrania a millones de campesinos, y se comprometen a promover la memoria sobre Holodomor, el término con el que se designa en Ucrania una matanza que muchos califican de genocidio.

Ucrania ha intensificado en los últimos años su trabajo diplomático para dar a conocer al mundo el Holodomor y mantener viva la memoria de las víctimas.

La atroz hambruna que castigó la Unión Soviética entre 1931 y 1934 causó cinco millones de víctimas, de las cuales el 80 % eran ucranianas. Según cuenta Anne Applebaum en «Hambruna Roja», en «Holodomor», Ucrania, se produce el exterminio del 12,6 por ciento de la población (3,9 millones de muertos de 31 millones) que llegó a un 20% en regiones como Kiev. Y debe incluirse en el cómputo la falta de unos 600.000 nacimientos. «Holodomor» deriva de las palabras ucranianas «hólo» (hambre) y «mor» (exterminio) porque, como demuestra la autora, no se trató de un error político, ni de una sequía inmisericorde, ni de una mortífera plaga, sino de la política de Stalin para liquidar el nacionalismo ucraniano.

Las directrices del Kremlin no solo diezmaron Ucrania privándola de alimentos, sino que su policía política exterminó a la intelectualidad: periodistas, escritores, profesores –historiadores y filólogos, sobre todo–, sacerdotes, artistas y, por supuesto, a los políticos y burócratas relacionados con la breve república ucraniana de 1917/18.