Terrorismo

El Estado Islámico redobla los mensajes de odio para activar a sus "lobos solitarios"

Les hace creer que no existe otra alternativa que la muerte de los "incrédulos y apóstatas"

Una de las imágenes que acompañas a los mensajes
Una de las imágenes que acompañas a los mensajesredes

Los mensajes de odio que el Estado Islámico (Daesh, Isis) difunde a través de sus redes sociales sólo tienen un objetivo. Dinamizar a los musulmanes que los leen y los interiorizan para emprender acciones de tipo "lobo solitarios" contra los occidentales. Ayer mismo, a través de una de sus “fundaciones”, Al Azaem, hacían un llamamiento a la guerra total para implantar su particular visión del Islam.

La idea-fuerza que se transmite es que no hay otro camino que la guerra contra los infieles, siempre con la espada en la mano. Los “cibersoldados” la repiten una y otra vez invocando falsamente el Corán. Occidente, hasta que no se produce un atentado cercano (da igual el genocidio a que son sometidos los cristianos en África) sigue viviendo en el mejor de los mundos. Lo cierto es que ignorar el peligro no exime de su existencia.

Valgan como ejemplo dos de los últimos mensajes difundidos por la citada “fundación”:

-- Habrá una guerra contra los infieles y los irreligiosos hasta que el fin del politeísmo, la incredulidad, la apostasía y el ateísmo hayan sido erradicados de la faz de la tierra, y esta guerra continuará hasta entonces. sean por Allah el Exaltado; este es el objetivo principal, cualquiera que se pare frente a este objetivo debe saber que está ayudando y apoyando a las fuerzas de Satanás.

-- La guerra contra los infieles y la guerra total contra los infieles para poner fin a todas las formas de incredulidad y politeísmo es necesaria. Con la ayuda de Alá, su guerra militar debe ser derrotada por el ejército, y su guerra intelectual debe ser derrotada. derrotado por invitación y anuncio. Es obligatorio. sostener la espada en una mano y el Corán en la otra para erradicar la incredulidad y establecer la religión.

Interpretar estos mensajes como mera palabrería o publicidad repetitiva es un error, porque son muchos los que los interiorizan como la verdad absoluta y el destino de sus vidas.