Avión de combate
Estados Unidos da luz verde a su próximo avión de combate: el objetivo es vencer a China
La carrera por la supremacía aérea frente a China ya tiene finalistas en Estados Unidos: Boeing y Northrop Grumman se disputan el multimillonario contrato para construir el nuevo caza de combate F/A-XX de la Marina
La batalla industrial que se libra en el sector de la defensa estadounidense está a punto de resolverse. El Pentágono ultima la decisión sobre qué contratista se hará cargo del desarrollo y la fabricación del F/A-XX, el esperado caza de sexta generación llamado a redefinir el combate aéreo. La pugna final se ha reducido a un duelo entre dos gigantes del sector, Boeing y Northrop Grumman, después de que un tercer actor principal, Lockheed Martin, quedara sorpresivamente fuera del concurso en las fases previas de la licitación.
De hecho, el camino hasta este punto ha sido especialmente tortuoso. El ambicioso programa estuvo seriamente amenazado por las disputas sobre su financiación en el seno de la administración Trump, un bloqueo institucional que obligó al Congreso de Estados Unidos a intervenir de forma directa para rescatar el proyecto. Los legisladores tuvieron que asignar una partida inicial de 750 millones de dólares y prevén inyectar otros 1.400 millones para el año 2026, asegurando así su viabilidad a corto plazo.
Sin embargo, detrás de esta inversión monumental se esconde un objetivo geoestratégico de primer orden: la necesidad de contrarrestar el poderío militar chino. La misión principal del F/A-XX será la de reemplazar a la ya veterana flota de cazabombarderos F/A-18E/F Super Hornets, un diseño que empieza a mostrar sus límites operativos frente a las nuevas amenazas. Se trata de una pieza clave en el tablero internacional para garantizar la superioridad aérea norteamericana en las próximas décadas, tal y como han publicado en Interesting Engineering. Esta carrera tecnológica es una respuesta directa a la modernización de la fuerza aérea asiática, ya que China cuenta con sus propios aviones de combate para contrarrestar a los de Estados Unidos.
Un salto tecnológico para dominar los cielos
En este sentido, el nuevo caza es mucho más que un simple avión furtivo. Su principal ventaja competitiva residirá en una autonomía de combate notablemente ampliada y, sobre todo, en su capacidad para operar de forma integrada con enjambres de drones de combate no tripulados. Se calcula que tendrá un radio de acción superior a los 2.700 kilómetros, lo que supone un aumento de más del 25 % respecto a los modelos actualmente en servicio en la Marina. Esta capacidad es crucial en el escenario bélico actual, donde la guerra no tripulada es cada vez más decisiva, como demuestra el nuevo dron ruso inmune a la guerra electrónica que opera en Ucrania.
Finalmente, si se cumplen los plazos revisados tras los numerosos contratiempos, se espera que las primeras unidades del F/A-XX entren en servicio en los años 30. Y no operarán en solitario: la Marina estadounidense ya ha confirmado que el nuevo avión volará junto al F-35C de Lockheed Martin, conformando así la punta de lanza de su fuerza aérea embarcada para las complejas misiones del futuro.