Cumbre en África
Europa advierte: la paz en Ucrania tardará en llegar
Durante la Cumbre UE-África, los líderes de la UE han recodado desde Angola su compromiso con Zelenski y han analizado el plan de paz trabajado en Ginebra
La cumbre entre la Unión Africana y la Unión Europea celebrada entre el 24 y el 25 de noviembre en Luanda, tenía un lema concreto: la asociación entre África y Europa. Sin embargo, aprovechando el encuentro, los líderes europeos quisieron discutir, al margen de la reunión, el borrador de plan de paz trabajado en Ginebra con Estados Unidos y Kiev. Y provecharon para reiterar que su apoyo a Ucrania sigue siendo el eje central de su política, también cuando hablan desde África.
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, fue quien habló más claro ante la prensa en la capital de Angola: “La Unión Europea sigue comprometida a continuar proveyendo al presidente Zelenski con todo el apoyo que necesite […]. Esto afecta en particular al apoyo financiero a Ucrania”. Esto último, recordando que los líderes de la UE ya acordaron cubrir las necesidades económicas ucranianas durante los próximos dos años.
En la misma rueda de prensa, Costa habló del estado de las negociaciones de paz en Ginebra y describió el momento como positivo, pero incompleto. Algunos ajustes deberán hacerse, en su opinión, y recalcó que debe aceptarse una involucración plena de la UE en aquellos aspectos del borrador de paz que puedan afectar directamente a otros Estados europeos.
Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, se movió en la misma línea. También desde Luanda declaró que “aunque queda trabajo por hacer, ahora existe una base sólida sobre la que podemos avanzar”, subrayando como principio clave que “solo Ucrania, una nación soberana, puede tomar decisiones respecto a su futuro”. Con esas dos frases marcó von der Leyen la posición europea frente a cualquier acuerdo impuesto entre grandes potencias sin considerar la postura de Kiev.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, advirtió de que cualquier acuerdo de paz sobre Ucrania tiene que fortalecer a la propia seguridad polaca, no debilitarla, e insistió en la necesidad de hacer uso de los activos rusos congelados para que “Europa no tenga que pagar las acciones de Rusia”. Claro que al polaco, y a muchos otros que miran con recelo la golosa sombra de Moscú, no les basta con un alto el fuego; el resultado de la guerra debe servir para reforzar la seguridad europea y forzar a que el coste económico recaiga en Moscú. Él y el resto de los líderes europeos insisten: Una agresión a una nación soberana no debe conllevar ninguna recompensa para el agresor. La impunidad es un peligroso precedente.
Sigue este discurso la misma línea adoptada por el G20 en su reunión en Johannesburgo esta semana. La declaración conjunta de los líderes reunidos (con sonoras ausencias por parte de Rusia, China y Estados Unidos) reafirmaba su oposición a cualquier anexión de un territorio soberano por medio de la fuerza, en un punto donde se expusieron nombres propios: República Democrática del Congo, Sudán, Palestina y Ucrania. Cuatro naciones infectadas por la guerra desde hace años.
Al final, entre tantas declaraciones, uvo que ser el canciller alemán quien aportara su nota de realismo. Admitió que “la paz en Ucrania no ocurrirá de un día para otro. El esfuerzo diplomático es una clave. Y esto deja al descubierto los cuatro puntos clave de la postura europea ante un eventual acuerdo de paz fabricado por Washington: que Europa apoya a Ucrania; que la soberanía ucraniana es clave; que la seguridad europea es un aspecto a valorar; y que hace falta mucha diplomacia para cumplir con los cuatro puntos anteriores.