Héroe

Taras, el ucraniano que intentó hundir el yate de un magnate ruso en Mallorca, decide unirse a la guerra contra Rusia

El marinero de 55 años saboteó la embarcación en un lujoso puerto deportivo

Su “acto de rebeldía” dio la vuelta al mundo. Él aseguró que Alexander Mikheev, quien sería dueño de la embarcación Lady Anastasia, era cómplice del régimen del presidente ruso Putin
Su “acto de rebeldía” dio la vuelta al mundo. Él aseguró que Alexander Mikheev, quien sería dueño de la embarcación Lady Anastasia, era cómplice del régimen del presidente ruso PutinRedes Sociales

El pasado sábado, Taras Ostapchuk, un marinero ucraniano de 55 años, intentó hundir un superyate supuestamente perteneciente a un magnate armamentístico ruso, ha decidido abandonar España y dirigirse a la capital de Ucrania, Kiev, para la lucha contra las fuerzas invasoras de Rusia.

Según AP, Ostapchuk dijo que esperaba unirse a los soldados ucranianos o a las milicias civiles que intentan contener el avance de las tropas rusas hacia la capital y otras partes del país. “Debemos detener esta guerra”, dijo a la agencia estadounidense.

Su “acto de rebeldía” dio la vuelta al mundo. Él aseguró que Alexander Mikheev, quien sería dueño de la embarcación Lady Anastasia, era cómplice del régimen del presidente ruso, Vladimir Putin, y fabricaba bombas para el ejército ruso. La Guardia Civil le detuvo, pero horas después fue liberado en la isla, fue hasta Barcelona y cogió un vuelo hasta Varsovia. “Todos los ciudadanos ucranianos debemos ser defensores de nuestra patria porque está siendo objeto de una agresión rusa”.

El yate fue salvado antes de hundirse. Mikheev, de 61 años, es el director general de Rosoboronexport, la rama de exportación de armas del conglomerado de defensa estatal ruso Rostec. Según la breve biografía que figura en el sitio web de la empresa, Mikheev fue anteriormente jefe del contratista de defensa JSC Russian Helicopters. El Lady Anastasia, su yate, fue construido por Sensation Yachts en Nueva Zelanda en su astillero de Auckland. El diseño exterior se renovó por última vez en 2010 y el interior se completó en 2001. La embarcación tiene un valor de siete millones de euros.

Ostapchuk dijo que estaba al tanto de las actividades de su empleador durante gran parte de la década y que se encargaba del mantenimiento del yate. En ningún momento, dice, se arrepiente de lo que hizo cuando fue interrogado por las autoridades o por el juez local. “Considera al propietario del yate como un criminal porque gana dinero vendiendo armas que, según él, matan a los ucranianos”, escribió el juez resumiendo el interrogatorio según la copia vista por AP.

Los periódicos informan en su edición digital de que la Guardia Civil detuvo al marinero a mediodía de este sábado por los daños causados en un yate del alto directivo de una corporación que fabrica equipamiento militar. El marinero se planteó “vengarse”, y actuó para “evitar contaminar o causar daños a otros”, cerrando las válvulas de combustible del yate y alertando a los demás miembros de la tripulación, todos ellos ucranianos. No obstante, fue una pelea entre Ostapchuk y sus compañeros lo que llevó a la Guardia Civil a ser avisada.

La Guardia Civil dijo que no pudo confirmar la propiedad del yate. “Estas embarcaciones de lujo suelen estar registradas en paraísos fiscales bajo empresas pantalla que no son necesariamente sus propietarios finales”.

El Ministerio de Sanidad de Ucrania ha actualizado este lunes el balance de víctimas civiles como consecuencia de la invasión rusa y, aunque mantiene en 352 la cifra provisional de fallecidos, ha situado ya la de heridos por encima de los 2.000. El recuento especifica también cuántos menores de edad han sido ya víctimas del conflicto y por ahora cifra en 16 los fallecidos y en 45 los heridos, según la agencia de noticias UNIAN. El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, que lleva su propio recuento, sólo tenía confirmados hasta este lunes 102 civiles muertos y otros 300 heridos.

Mientras tanto, los países occidentales intentan aislar a Rusia del mundo por medio de sanciones, como congelar los activos de los oligarcas rusos, entre ellos del líder del régimen, prohibir a los aviones rusos entrar en su espacio aéreo o no permitir a los deportistas rusos (y bielorrusos) y clubes de esos países jugar competiciones internacionales.