El pleno del Comité de las Regiones de la UE en Bruselas vivió este jueves un momento inesperado. Mientras la presidenta de Navarra, María Chivite, defendía "una arquitectura institucional descentralizada que dé protagonismo a lo local y regional en las políticas europeas", el representante maltés Jesmond Aquilina, protagonizaba un sonado despiste: una cabezada que rápidamente se viralizó en redes sociales.

Aquilina, presidente del Consejo Regional Sur de Malta, atribuyó su lapsus al calor en la sala: "El aire acondicionado no funcionaba. Fue una siesta de cinco segundos; luego tomé un café. Es algo normal que podría pasarle a cualquiera".

El ministro maltés del Interior, Byron Camilleri, salió en su defensa: "Es fácil burlarse, pero no valora el trabajo eficaz de Aquilina en los últimos años". Mientras, el vídeo del incidente sigue acumulando reacciones, contrastando la seriedad del debate europeo con este insólito momento de distensión.

Más allá de la anécdota

Este episodio, atribuido inicialmente al "mal funcionamiento del aire acondicionado", desnuda una realidad más profunda: las condiciones en las que se toman decisiones cruciales para 450 millones de europeos.

La trayectoria de Aquilina, concejal desde 1994, refleja su compromiso con la gestión pública. Su breve momento de sueño nos recuerda la humanidad que existe incluso en los espacios más formales.