Guerra en Europa
Ucrania asesta el mayor golpe estratégico en territorio ruso desde el inicio de la guerra
Los servicios secretos ucranianos provocan varias explosiones que paralizan la principal vía ferroviaria que une Rusia y China y que se utiliza para el traslado de soldados al frente de batalla
La llegada del invierno supone un duro reto para los más de un millón de soldados rusos y ucranianos desplegados en el campo de batalla en el este del país ocupado por las fuerzas del Kremlin. Las duras temperaturas, de entre 10 y 20 grados bajo cero, hacen de la batalla un reto diario para todos. Ambos bandos saben cómo combatir en estas circunstancias. Además de la ropa necesaria y de más combustible, tanto en Kiyv como en Moscú son conscientes de que son necesarios gestos simbólicos que ayuden a mantener la moral de los soldados intacta.
Consciente de esta situación, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, la logrado asestar un duro golpe a Vladimir Putin. Nunca había llegado tan lejos. Ucrania ha logrado paralizar la principal vía de comunicación entre Rusia y China, situada a 5.000 kilómetros del frente de batalla.
El servicio de inteligencia Ucraniano es el responsable de las cuatro explosiones que sacudieron el estratégico túnel de unos 15 kilómetros de longitud. De momento, se desconoce si las explosiones fueron provocadas por artefactos colocados en un vehículo o en el mismo túnel, pero lograron hacer explotar un tren de mercancías de 41 vagones, que transportaba tres camiones cisterna llenos de combustible de aviación, y paralizar esa importante vía de comunicación utilizada por Putin para el suministro de armas para el conflicto.
A pesar de la importancia de la explosión, los medios de comunicación rusos se limitaron a informar sobre un incendio en el túnel Severomuyskiy, pero sin dar más detalles de lo ocurrido.
Según publica el diario británico "The Sun", fuentes ucranianas afirmaron que las explosiones habían "paralizado" la línea principal rusa Baikal-Amur, una vía de comunicación que recorre los más de 3.300 kilómetros que unen el centro de Rusia con la costa este del Mar de Japón.
En estos dos años de guerra, el presidente ruso ha mantenido varias reuniones con el presidente chino Xi Jinping para que le ayude en el conflicto y le suministre armas para acabar con la invasión de Ucrania, algo a lo que China se ha negado hasta ahora de "manera oficial".
El ataque a esta infraestructura estratégica ha logrado paralizar no sólo los intercambios comerciales con China sino que ha interrumpido el reclutamiento de soldados, muchos de los cuales llegan a Ucrania a través de esa vía ferroviaria.
De forma paralela a estas explosiones, se produjo un ciberataque que permitió que el presidente Zelensky emitiera un mensaje televisado en toda la Crimea ocupada, en el que prometió expulsar a las fuerzas rusas y recuperar Crimea como parte de su territorio. Mientras se transmitía la imagen del líder ucraniano, se podía leer un rótulo en la pantalla que decía "Putin es un idiota". La emisión fue rápidamente interceptada y abortada por las autoridades rusas.
El ataque contra el túnel ferroviario se une al ejecutado en otros puntos estratégicos como fábricas, ferrocarriles y aeródromos también ubicados en territorio ruso. Según se ha sabido en las últimas horas, Rusia ha anunciado que un ciudadano con doble nacionalidad ruso-italiana ha sido detenido por colocar bombas en vías de ferrocarril el pasado 11 de noviembre como parte de una campaña de sabotaje de la inteligencia militar ucraniana.
Tras su arresto, el hombre, nacido en 1988 y residente en Riazán, confesó haber colocado bombas caseras que descarrilaron un tren de carga en el centro de Rusia. Precisamente esa vía, es una de las utilizadas por el ejército para trasladar armamento al frente de batalla.
Según el Comité de Investigación ruso, el detenido había confesado que en febrero de 2023 fue reclutado por un empleado de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania para poner en marcha el sabotaje.
Otra de las infraestructuras atacadas desde Kiyv ha sido la carretera de Kerch y el puente ferroviario que une la Rusia continental con la Crimea ocupada.
Además, hace apenas una semana, la cantante, bailarina y coreógrafa rusa Polina Menshikh, de 40 años, murió durante un concierto ante las tropas rusas después de que el ejército ucraniano bombardeara el teatro en el que se celebrara una fiesta militar.
Rusia, por su parte, sigue buscando la manera de acabar con la resistencia ucraniana. Además de los seis intentos de asesinatos que Zelensky confesó que había logrado escapar, los servicios de espionaje ruso ha tratado también de acabar con otras figuras cercanas al líder ucraniano. Esta semana se ha sabido que Mariana Budanova, esposa del jefe de la Dirección General de Inteligencia de Ucrania, Kyrylo Budanov, pudo haber sido envenenada con arsénico y mercurio, aunque el ataque no logró su objetivo porque sobrevivió y se recupera en un hospital.
NO es el primer caso de envenenamiento de las fuerzas de seguridad rusas, que han utilizado este método en numerosas ocasiones contra sus enemigos desde hace décadas. En 2018, utilizaron un agente neurotóxico en Inglaterra para envenenar a Sergei Skripal, un exmilitar ruso y doble agente de las agencias de inteligencia británicas. Pero ya en la década de 1950, el KGB utilizó talio –un metal pesado empleado en venenos para ratas e insecticidas– para envenenar a uno de sus propios agentes que desertó a Estados Unidos.
El extraño mensaje de Putin a la población
Una de las principales consecuencias de la guerra en Ucrania ha sido el descenso vertiginoso de la tasa de natalidad. El gran número de pérdidas en el frente de batalla y la ausencia de los hombres por la guerra ha llevado el número de nacimientos a datos históricamente bajos.
Por ello, Vladimir Putin lanzó un mensaje a la población pidiendo un esfuerzo también a las mujeres para que tuvieran "ocho hijos o más". "Las familias numerosas deben convertirse en la norma", ordenó el mandatario ruso, cuyo estado de salud ha vuelta a estar en entredicho estas últimas semanas.
“Gracias a Dios, nuestro pueblo tiene la tradición de ser una familia multigeneracional fuerte, que cría a cuatro, cinco y más hijos. Recordemos que en las familias rusas muchas de nuestras abuelas y bisabuelas tenían siete, ocho o incluso más hijos. Conservemos y revivamos estas maravillosas tradiciones. Tener muchos hijos, una familia numerosa, debería convertirse en una norma, una forma de vida para todos los pueblos de Rusia", añadió.
✕
Accede a tu cuenta para comentar