Guerra en Ucrania

Zelenski confía en Trump para la defensa aérea

La conversación entre ambos ha sido "útil" para el presidente ucraniano

EEUU.- Trump indicará por carta a los países el arancel a pagar desde agosto, que oscilará entre el 10% y el 70%
EEUU.- Trump indicará por carta a los países el arancel a pagar desde agosto, que oscilará entre el 10% y el 70%Europa Press

Donald Trump mantuvo ayer una llamada telefónica con su homólogo ucraniano, Zelenski, apenas 24 horas después de haber hablado también con Vladimir Putin y tras una de las mayores ofensivas con drones lanzada por Rusia. Zelenski fue el primero en revelar información sobre la conversación con Trump asegurando que la misma había sido «muy importante y útil», un mensaje tranquilizador después de que EE UU cancelara un envío de armas a Ucrania que ya estaba previsto ante el miedo por la disminución de arsenal norteamericano.

En una publicación en la plataforma de Telegram, el presidente ucraniano aseguró que ambos mandatarios habían acordado trabajar conjuntamente para garantizar la seguridad del espacio aéreo ucraniano y que estuvieron de acuerdo en celebrar una reunión en el futuro para tratar este tema. «Hoy discutimos la situación: los ataques aéreos rusos y, en general, la situación en el frente. El presidente Trump está muy bien informado», aseguró Zelenski. El líder ucraniano también explicó que él y Trump habían evaluado las posibilidades de cooperación directa: «Estamos listos para proyectos directos y creemos que esto es extremadamente necesario para la seguridad, especialmente en lo que respecta a los drones y las tecnologías relacionadas».

Poco después de la llamada y de que el líder ucraniano compartiera parte de la conversación entre ambos mandatarios a través de las redes sociales, Trump llegaba al club de golf de su propiedad en Sterling, Virginia, y al cierre de esta edición no había hecho declaraciones sobre esta llamada que llega 24 horas después de otra conversación con Vladimir Putin.

En ella, el líder ruso reafirmó que «Rusia continuará persiguiendo sus objetivos», a pesar de los llamados a un alto al fuego de EE UU, unas palabras que no gustaron a Trump, quien aseguró que estaba «muy decepcionado» por la conversación con Putin. «No creo que busque detener este combate», dijo de su homólogo ruso, aunque de momento esta opinión no se haya traducido en acciones. Desde que llegó a la Casa Blanca, Trump no ha impuesto nuevas sanciones a Rusia ni tampoco ha aprobado ninguna ayuda adicional a su aliado ucraniano.

Por otra parte, Ucrania ha iniciado su retirada de la Convención de Ottawa, que prohíbe la adquisición, producción, almacenamiento y uso de minas antipersona, tras la decisión firmada por el presidente Zelenski. Esta medida busca equilibrar el campo de batalla frente a Rusia, que ha desplegado millones de minas durante los años de invasión, mientras que Ucrania no podía hacerlo. En su momento, poseía uno de los mayores arsenales de minas del mundo. Se adhirió a la Convención en 2005, destruyendo al menos tres millones de minas de la era soviética en los años siguientes. El país se sumó así al esfuerzo de unos 160 Estados para eliminar estas armas, responsables de cientos de miles de amputaciones y muertes de civiles. Sin embargo, Rusia, junto con países como EE UU, India, China o Pakistán, nunca firmó el tratado y continuó acumulando minas.

«Ucrania se encontraba en una situación desigual e injusta que restringía su derecho a la autodefensa», explicó el ministerio de Exteriores ucraniano.

Ucrania es uno de los países más contaminados por estos artefactos. El impacto letal de las minas antipersonales rusas sigue siendo grande en regiones como Járkov, liberada por Ucrania en otoño de 2022. Para los residentes, son una amenaza constante. «Puedes pasar por el mismo camino decenas de veces y, aun así, una mina desapercibida puede explotar en cualquier momento», asegura María, una agricultora local. Igor Yefimenko, empresario de Járkov, y su equipo han desarrollado una bota apodada «araña», que eleva el pie sobre una plataforma y absorbe parte del impacto de una explosión. Han prevenido ya docenas de amputaciones, pero estas botas no son prácticas en todos los entornos.

En el frente de guerra, miles de soldados ucranianos han perdido extremidades tras pisar minas antipersona. Aunque los drones han sido cruciales para mantener el frente, las minas podrían reforzar las defensas de Ucrania que ha recibido un número limitado de minas de EE UU y otros países, diseñadas con acumuladores que las desactivan tras un tiempo para reducir el riesgo de que puedan afectar a civiles. Además, el país ha acordado emplearlas lejos de áreas pobladas y está produciendo minas que detonan solo bajo orden directa de zapadores.

No obstante, millones de minas soviéticas siguen almacenadas en todo el mundo. Abandonar la Convención permitirá a Ucrania adquirirlas de modo legal, según analistas militares. Esta decisión podría beneficiar a los países miembros del tratado, que, en lugar de costear la destrucción de sus arsenales, podrían venderlos. Esta decisión de un país que lucha frente a un enemigo más poderoso, resulta lógica. La reticencia de algunos de los principales socios europeos, preocupados por el impacto potencial en los civiles, podría explicar por qué Ucrania no ha abandonado la Convención de Ottawa mucho antes. Sin embargo, Kiev parece convencido de que no tiene otra alternativa.