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¿Hubo un fallo en el sistema de alerta?

Todas las pistas sobre la investigación están abiertas. Una primera alerta se registró a las 18:20, sin que al llegar hubiera nada sospechoso. En la segunda, veinte minutos después, el fuego estaba desatado.

El rosetón de la torre sur muestra los efectos de las llamas, el humo y las altas temperaturas
El rosetón de la torre sur muestra los efectos de las llamas, el humo y las altas temperaturaslarazon

Todas las pistas sobre la investigación están abiertas. Una primera alerta se registró a las 18:20, sin que al llegar hubiera nada sospechoso. En la segunda, veinte minutos después, el fuego estaba desatado.

Las campanas de las catedrales de toda Francia, de Estrasburgo a Burdeos, de Versalles a Rouen, repicaron ayer a las 18:50 durante diez minutos. Es el homenaje de todas las diócesis del país a Notre Dame, a la hora exacta en la que se desató el fuego que ha destrozado la belleza de la catedral de París. Con el objetivo de devolverle pronto su rostro, Emmanuel Macron presidió una reunión de lanzamiento de las operaciones de reconstrucción. Dicen que «diez españoles, diez opiniones», pero el dicho aplicado a los franceses podría multiplicarse por diez. Tras el horror y la desolación, todos, expertos o ignorantes, tienen algo que decir. Para poner un poco de orden y lanzar rápidamente los trabajos de reconstrucción, el presidente de la República dedicó el consejo de ministros al asunto. Tras finalizar, el primer ministro, Edouard Philippe, anunció el nombramiento de «Monsieur reconstrucción» de la catedral, el general del ejército jubilado Jean-Louis Georgelin, apasionado por la historia. Impulsará un concurso internacional de arquitectura para reconstruir la flecha de Viollet-le-Duc, que determinará si se hace de forma «idéntica» o si es necesaria una nueva.

Philippe aseguró que «cada euro donado servirá para la reconstrucción y no para otra cosa». También anunció la presentación, la semana que viene, de un proyecto de ley que dará «un marco legal» a los donativos que se entreguen para la reconstrucción del monumento, y que permitirá a los particulares obtener una reducción fiscal del 75%, por todo donativo inferior a mil euros, y del 66% para las cantidades superiores. En cuanto a las empresas, estas «disfrutarán de las reducciones de impuestos llamadas de mecenazgo, en las condiciones actuales».

Esta diferencia se hace eco de la fuerte polémica que ha surgido ante los anuncios, a cada cual más espectacular, de las grandes empresas y familias para contribuir a la financiación de la renovación: los 100 millones de euros de François-Henri Pinault o los 200 millones de la familia Bettencourt-Meyers y Bernard Ar-nault. Donde unos ven mecenazgo, otros, en cambio, señalan la oportunidad de optimización fiscal, porque desde 2003 las empresas pueden deducir un 60% de sus gastos en favor del mecenazgo con el consiguiente impacto sobre las finanzas públicas, todo ello acompañado de una gran operación de comunicación. Cierto o no, la familia Pinault ha dado un paso atrás precisando que su donativo no será objeto en ningún caso de ninguna deducción fiscal «no es cuestión de que los contribuyentes franceses asuman la carga», indica François-Henri Pinault.

Cortocircuito, colilla...

En cuanto a la investigación sobre el origen del siniestro, todas las pistas están abiertas: un cortocircuito, una colilla, el efecto de una soldadura..., aunque «ninguna apunta que sea un acto voluntario» como ha dicho el fiscal, Rémy Heitz. De las 30 personas interrogadas, los agentes de seguridad han indicado a la policía que a las 18:20 recibieron una primera alerta informática procedente de un detector de humo, pero cuando llegaron al lugar indicado, no había nada sospechoso. Veinte minutos después, hubo una segunda alerta que indicaba otro lugar, y al llegar allí descubrieron una enorme llama, pero ya era demasiado tarde.

La empresa encargada de la instalación del andamio que se levantaba en torno a la flecha de Viollet-le-Duc para las obras de restauración excluye «toda responsabilidad» en el incendio. Un portavoz asegura que los doce empleados que estaban presentes en la obra el lunes han confirmado a la policía que «no había ningún punto caliente en el andamiaje» y, además, «no realizaron ningún trabajo de soldadura» ese día. No habían comenzado «ningún trabajo bajo el armazón», donde parece que comenzó el fuego. Y subrayan que una hora antes de que aparecieran las primeras llamas, los obreros cortaron toda fuente de electricidad, el disyuntor de la obra, cerraron con llave y la dejaron en la sacristía. «Es lo que se hizo, y está debidamente anotado en los cuadernos», afirmó el portavoz.

También es tiempo de ceremonias, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que encarna el pesar de los parisinos por los daños, ha organizado hoy un acto para rendir homenaje a todos aquellos, especialmente el cuerpo de bomberos, «que han contribuido a salvar la catedral de Notre-Dame». Todavía hay medio centenar trabajando en la fase de peritaje. El ayudante-jefe Philippe Demay describió las nueve horas de trabajo ininterrumpido para salvar la catedral, y el sentimiento que les embargó al ver que no iba a ser fácil controlar el fuego. «Está claro que si no hubiéramos sido tan rápidos, las dos torres habrían caído». El edificio está en pie porque se han salvado los campanarios, pero los aguilones «se mantienen gracias a ellos mismos y están sometidos en cualquier momento al viento». Una situación que deberá tenerse en cuenta debido a la climatología.