Oriente Medio
Israel invade el sur de Siria en defensa de los drusos
Los choques entre milicias de esta minoría religiosa y fuerzas leales a las nuevas autoridades sirias se cobran un centenar de vidas esta semana en el último estallido de violencia sectaria
Lo había avisado el ministro de Defensa, Israel Katz, a las autoridades islamistas radicales sirias lideradas por Ahmed al Sharaa en la víspera: habría una operación a gran escala si no cesaba la violencia contra los drusos, una minoría etnorreligiosa que en Siria representa el 3% de la población, después de la muerte de un centenar de personas esta semana en uno de los peores brotes sectarios desde la caída del régimen de Asad. Y en la tarde de ayer el Gobierno de Benjamin Netanyahu comenzó a cumplir su advertencia al cruzar la frontera las primeras tropas israelíes con el fin de “evitar la entrada de fuerzas hostiles” en localidades de mayoría drusa del sur de Siria.
“Las Fuerzas de Defensa de Israel continúan monitoreando los acontecimientos preparados para los distintos escenarios”, aseguraban ayer los mandos militares. Horas antes de la incursión de tropas israelíes en el sur de Siria, las FDI habían bombardeado los alrededores del Palacio Presidencial en Damasco en lo que se antojaba el heraldo de lo que se está produciendo en estos momentos. A primera hora de la mañana los medios israelíes daban cuenta de que las tropas israelíes habían evacuado en ambulancia a cinco miembros de la comunidad drusa desde Siria hasta la localidad israelí de Safed.
Por su parte, las autoridades sirias se limitaron a asegurar que la intervención israelí supone “una peligrosa escalada contra las instituciones estatales y su soberanía” y a pedir ayuda a la comunidad internacional. Durante la tarde, Damasco denunció la muerte de cuatro civiles como consecuencia de un bombardeo en Sueida, localidad y región de mayoría drusa situada en el suroeste de Siria.
Todo comenzó en la madrugada del martes en Jaramana, localidad de mayoría drusa y cristiana situada a apenas tres kilómetros al sureste de Damasco. El desencadenante del estallido fue la circulación de una grabación de audio, atribuida a un ciudadano druso, que contenía insultos religiosos, concretamente insultos al profeta Mahoma. Un grupo de hombres armados y miembros de las fuerzas de seguridad sirias irrumpieron en el municipio para enfrentarse con una milicia drusa. Los primeros choques dejaron siete drusos muertos y otros siete miembros de las fuerzas de seguridad.
Era el inicio de un nuevo brote de violencia sectaria en Siria que repite el escenario de comienzos de marzo -entonces con los alauitas como protagonistas- y que sigue escalando. Tras el llamado de miembros de la comunidad a Israel, donde los drusos gozan de plena integración -hasta el punto de ser la única minoría que hace el servicio militar obligatorio- y protección, Tel Aviv ha dado un paso al frente para proteger a una minoría etnorreligiosa leal con el Estado de Israel. Los planes israelíes podrían ir más allá de la propia presencia de tropas en el sur de Siria y tener como objetivo la creación de una zona -donde los drusos son mayoría- independiente de facto de Damasco.
“Lo que ha ocurrido esta semana en Jaramana y Sahnaya [suburbio del sur de Damasco], donde los drusos viven junto a otras minorías, no es nuevo. Los drusos están precupados por los grupos que se han hecho con el poder en Siria. A pesar de las garantías que se les han dado, son meramente retóricas”, asegura a LA RAZÓN el especialista sirio en diálogo islamo-cristiano Fawaz al Shaarani.
“Hace unos días comenzó a circular un audio en el que alguien insultaba al profeta Mahoma y los rumores apuntaban a que el responsable era druso, sin que el Ministerio del Interior lo verificara”, explica Al Shaarani, que es natural de Sueida y druso. “En consecuencia, algunos grupos lograron entrar en Jaramana durante la noche. Grupos armados formados por uigures y chechenos lo consiguieron. Como resultado entre los choques [entre milicias drusas y fuerzas leales al Gobierno de Damasco] se produjeron muertes en ambos lados”, relata a este medio el economista y máster en diálogo islamo-cristiano.
“Algunos miembros de la seguridad general trataron de defender la localidad, mientras que otros dudaron porque la doctrina al respecto del ejército y la seguridad general no está clara. El Estado fue negligente. Estos elementos indisciplinados no pueden gozar de la libertad de actuar”, lamenta Al Shaarani a este medio. “Creo que el ciclo de violencia en Siria se ha abierto y no se cerrará pronto. Las minorías se sienten amenazadas en Siria”, concluye.
A juicio del especialista en diálogo islamo-cristiano, todas las partes, desde el Estado hasta las propias minorías, han de implicarse a fin de detener el ciclo actual de violencia. “Todos debemos implicarnos en el proceso de construcción del Estado, miembros de todas las comunidades y entornos han de poder integrar las fuerzas armadas y la seguridad general. Hace falta una lógica inclusiva, es cierto que soy druso de Susueida pero soy sirio por encima de todo”. Para ello, en opinión de Al Shaarani, “es necesario organizar una conferencia nacional real, no como la que se celebró hace dos meses. Hoy hablamos de los drusos, ayer de los alauíes, y espero que en los próximos días no tengamos que hablar de los kurdos, los turcomanos o los cristianos”.