Muchos analistas pensaban que el acuerdo de alto el fuego era una piedra de toque para alcanzar una tregua duradera. ¿Usted también lo creía?

Esperaba que, una vez iniciada la tregua y liberados los rehenes, superaríamos la fase militar de la crisis. Pero ha quedado demostrado que el Gobierno israelí sigue decidido a buscar la destrucción militar de Hamás. La diferencia ahora es que creo que los socios internacionales de Israel tendrán menos tolerancia con el elevado número de víctimas civiles palestinas, y podría aumentar la presión para lograr un alto el fuego. Sin duda, la Administración estadounidense está empezando a aplicar condiciones que limitarían la acción militar israelí teniendo en cuenta el discurso del pasado jueves de Antony Blinken.

¿Es posible que la Autoridad Nacional Palestina asuma la gobernabilidad de la Franja Gaza después de la guerra? ¿Qué otras alternativas existen?

A corto plazo, sería difícil para la Autoridad Palestina hacerse con el control de Gaza. Parecería como si se estuvieran beneficiando de la campaña de Israel, y su credibilidad ya es muy baja. Creo que la AP sólo podría desempeñar un papel después de que las elecciones llevaran al poder a un nuevo presidente y un nuevo legislativo, con un mandato para gobernar. Mahmud Abás y la actual AP no podrían desempeñar ese papel.

Ni Irán, ni Hizbulá en Líbano, ni los hutíes en Yemen ni el resto de «proxies» iraníes en la región se han implicado en el conflicto. La tregua reduce la probabilidad de que lo hagan. ¿Podría cambiar este escenario?

Por el momento no veo una ampliación de la guerra; creo que Irán está tan preocupado como la comunidad internacional por evitar un conflicto más amplio. Pero no podríamos descartarlo.

El salvaje atentado de Hamás del pasado 7 de octubre devolvió la cuestión palestina al centro del debate cuando parecía prácticamente superada para los países árabes, especialmente los del Golfo. ¿Puede haber una normalización completa con Israel sin una solución real para los palestinos.

El conflicto demuestra que no será posible normalizar las relaciones con Israel mientras el conflicto palestino siga sin resolverse.