Alemania

El kebab en peligro: una huelga en fábrica clave desata alarma en Alemania

Miles de trabajadores, en su mayoría inmigrantes, exigen mejores salarios y condiciones laborales en una planta que abastece a millones de consumidores en todo el país

Un pincho de Kebab
Un pincho de KebabPixabay

La incertidumbre crece en Alemania ante la posibilidad de que uno de sus platos callejeros más emblemáticos, el döner kebab, se vuelva más caro o incluso escaso. El motivo: un conflicto laboral prolongado en una de las principales fábricas proveedoras del país.

Desde hace semanas, empleados de la planta Birtat Meat World SE, situada en Murr, al suroeste del país, han realizado paros intermitentes como forma de presión para obtener mejoras salariales. La fábrica, que lleva más de tres décadas operando, produce toneladas de brochetas de carne marinada que luego se congelan y distribuyen a miles de locales de comida rápida y puestos callejeros en toda Alemania.

La protesta, liderada por el sindicato de Alimentación, Bebidas y Hostelería, exige un aumento salarial mensual de 375 euros. También se denuncia la opacidad en los métodos de pago, con diferencias notables en los sueldos de personas que realizan funciones idénticas. El objetivo del colectivo es lograr un convenio colectivo que garantice condiciones laborales más equitativas.

El impacto potencial del conflicto no es menor. La fábrica abastece a más de 13 millones de consumidores al mes. De continuar el enfrentamiento, los dueños de los establecimientos temen tanto una subida de precios como problemas de suministro. Muchos recuerdan que el kebab, considerado antaño una opción económica, ya no es tan asequible: hace 20 años costaba unos 2,50 euros; hoy, el precio supera los 7 euros en la mayoría de ciudades.

En Berlín, Halil Duman, inmigrante turco de 68 años que lleva más de tres décadas vendiendo döner, lamenta lo difícil que se ha vuelto mantener el negocio. “Los costes se disparan, pero si subimos más los precios, los clientes se van”, afirma mientras corta carne en su local del centro.

La mayoría de los empleados de Birtat son inmigrantes procedentes de Turquía, Rumanía y Bulgaria. Trabajan en condiciones duras, con temperaturas cercanas al punto de congelación para conservar la carne cruda. Durante las protestas, se los ha visto frente a las instalaciones con pancartas, banderas, silbatos y tambores, reclamando dignidad laboral.

A pesar de la presión, la empresa no ha accedido hasta ahora a las peticiones del personal ni ha ofrecido declaraciones a los medios.

La historia del kebab en Alemania se remonta a los años 70, cuando inmigrantes turcos introdujeron esta receta que consiste en carne asada en espadas verticales, servida en pan de pita con verduras y salsas. Aunque su origen es extranjero, el döner se ha convertido en un símbolo de la gastronomía urbana alemana, hasta el punto de que muchos turistas creen erróneamente que es una creación local.

Nele Langfeld, estudiante universitaria de 22 años, expresaba su preocupación al esperar su pedido tras un examen. “Es una de las pocas comidas que llena y sigue siendo asequible. No puedo permitirme que suba más de precio”, decía.

Aunque la amenaza de escasez generalizada aún parece lejana, la alarma social ya está servida. Y en un país donde el döner es casi una institución, el desenlace de esta huelga se sigue con atención... y con hambre.