
Defensa
Kiev confirma la peor pesadilla de Putin: el misil que hundió al 'Moskva' se reinventa para alcanzar el corazón de Rusia
Ucrania golpea el corazón de la industria militar rusa con sus misiles Neptune, los mismos que hundieron el Moskva, mientras la Casa Blanca autoriza el uso de armamento estadounidense en suelo ruso y acelera su propia producción

Las alarmas han saltado en el Pentágono. La guerra en Ucrania y la creciente tensión en el Pacífico han dejado las reservas de armamento de Estados Unidos en una situación delicada, lo que ha llevado al Departamento de Defensa a exigir un esfuerzo sin precedentes a sus principales proveedores. La orden es clara: duplicar, y en algunos casos hasta cuadruplicar, la capacidad de producción de misiles para reponer los arsenales y prepararse ante un eventual conflicto con China. Esta preocupación se fundamenta en la modernización de su arsenal, donde destaca el desarrollo de un nuevo misil conocido como el 'asesino de portaaviones' que pone en jaque la supremacía naval estadounidense.
De hecho, para que esta aceleración industrial no se quede en papel mojado, la administración estadounidense ha creado un organismo específico, el «Consejo de Aceleración de Municiones». Su única misión es agilizar y supervisar la fabricación de doce sistemas de armas clave para la defensa nacional, garantizando que las cadenas de suministro respondan con la celeridad que exige el panorama geopolítico actual.
Por otro lado, este frenesí productivo en Estados Unidos corre en paralelo a un giro de guion en su política de apoyo a Kiev. El presidente Donald Trump ha autorizado recientemente a Ucrania a que emplee armamento de origen norteamericano contra objetivos dentro de Rusia, una decisión que hasta hace poco se consideraba tabú, según informa el medio The War Zone. Esta luz verde, aunque se concede de forma selectiva para evitar una escalada, abre un nuevo capítulo en el conflicto.
La respuesta de Kiev: misiles de fabricación propia contra la industria rusa
En este contexto, Ucrania no ha tardado en demostrar que su capacidad ofensiva va más allá de la ayuda externa. Un ataque ejecutado con cuatro misiles de crucero R-360 Neptune ha alcanzado la planta Elektrodetal, una fábrica de componentes electrónicos en la región rusa de Bryansk, a unos 240 kilómetros de la frontera. El objetivo es vital para la producción de misiles y drones que Moscú utiliza en el frente. Estos ataques buscan mermar la capacidad industrial del Kremlin, que ha intensificado sus operaciones en las fábricas de drones y municiones guiadas para sostener su ofensiva. Paralelamente a sus misiles, Ucrania sigue innovando en el dominio naval, donde sus barcos robot no tripulados han evolucionado para lanzar drones, diversificando sus métodos de ataque contra la flota rusa.
No en vano, este sistema de fabricación ucraniana ya fue el protagonista del hundimiento del crucero Moskva en 2022, lo que supuso un duro golpe moral para la Flota del Mar Negro. Ahora, las autoridades de Kiev han confirmado que trabajan en una versión mejorada, apodada «Long Neptune», con la que pretenden alcanzar un radio de acción de 1.000 kilómetros, multiplicando así la amenaza sobre la retaguardia estratégica del Kremlin.
✕
Accede a tu cuenta para comentar